San Josemaría 09 de octubre de 2021
@sJosemaria
Si no
tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?
(Camino, 105)
Me has
escrito, y te entiendo: "Hago todos los días mi "ratito" de
oración: ¡si no fuera por eso!" (Camino, 106)
¿Santo, sin oración?... -No creo en esa santidad. (Camino, 107)
Te
diré, plagiando la frase de un autor extranjero, que tu vida de apóstol vale lo
que vale tu oración. (Camino, 108)
Deseo
que tu comportamiento sea como el de Pedro y el de Juan: que lleves a tu oración,
para hablar con Jesús, las necesidades de tus amigos, de tus colegas..., y que
luego, con tu ejemplo, puedas decirles: «respice in nos!» –¡miradme! (Forja,
36)
Cuenta
el Evangelista San Lucas que Jesús estaba orando...: ¡cómo sería la oración de
Jesús!
Contempla
despacio esta realidad: los discípulos tratan a Jesucristo y, en esas
conversaciones, el Señor les enseña –también con las obras– cómo han de orar, y
el gran portento de la misericordia divina: que somos hijos de Dios, y que
podemos dirigirnos a Él, como un hijo habla a su Padre. (Forja, 71)
Al
emprender cada jornada para trabajar junto a Cristo, y atender a tantas almas
que le buscan, convéncete de que no hay más que un camino: acudir al Señor.
–¡Solamente
en la oración, y con la oración, aprendemos a servir a los demás! (Forja,
72)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/santo-sin-oracion/
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