Por Piero Trepiccione
El poder de uno
“El autoritarismo es un
tipo de régimen autocrático. Es decir, un régimen no democrático en el que el
poder se concentra en una sola persona.” Esta sería una definición clásica del
fenómeno, pero hoy en día, existe una especie de metamorfosis que lo
ha hecho reaparecer con mucha fuerza en un mundo donde las instituciones
parecen haber retrocedido ante su nueva explosión. Muchos gobiernos hoy
presentan señales inequívocas de concentración del poder en una sola persona, o
al menos, en una élite que niega o dificulta la alternabilidad -característica
de las democracias- y por la cual, en el pasado reciente y lejano, se dieron
infinidad de batallas jurídicas o bélicas, que hicieron limitar el poder de uno
con un entramado institucional que no permitiera que los “defectos” recónditos
de las personalidades de los gobernantes, se interpusieran en el ejercicio del
poder. Esta reaparición del fenómeno hasta ahora ha demostrado ser transversal
a cualquier formato ideológico forjado desde la izquierda o la derecha. De
hecho, estas categorías analíticas también han perdido cierta vigencia en vista
de las similitudes en los rasgos autoritarios que presentan.
Gobiernos y sociedades
autoritarias
Pero la reaparición del autoritarismo también tiene sus bemoles en las sociedades que terminan eligiendo o respaldando con votaciones masivas, a gobernantes con actitudes abiertamente autoritarias. Es un proceso que se ha ido consolidando con el desarrollo de las redes sociales y la exacerbación del culto a la personalidad del líder. Ante una relación e interacción directa permitida por la tecnología actual, las sociedades están premiando conductas extravagantes y autocráticas reflejadas diariamente en plataformas digitales. Como consecuencia, los contrapesos al poder se han debilitado y los procesamientos de las diferencias políticas han pasado a segundo plano, con el protagonismo de la personalidad por encima de la institucionalidad. Hay que agregar también al cocktail la creciente complejidad geopolítica que favorece la irrupción de un nuevo caos.
Geopolítica paralizante
Según un análisis de
Javi López para el portal Política Exterior, “el nuevo desorden
mundial toma forma mientras las especulaciones dejan paso a las órdenes
ejecutivas”. Vale decir que los intereses contrapuestos entre las grandes
potencias han actuado como elemento de parálisis en las crisis nacionales.
Vemos como Siria, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Libia, Afganistán, entre
otros casos, proyectan sus conflictos políticos por años por las
contradicciones y los intereses geopolíticos que hacen vida activa en los
organismos multilaterales; vetando posibilidades de solución y favoreciendo el
crecimiento del autoritarismo por la confianza que ganan los líderes al saber
que se sienten protegidos por el actual caos geopolítico global. Es una
situación compleja que ha facilitado la consolidación del fenómeno del
autoritarismo. El estimado profesor Félix Arellano en un artículo para el diario Tal
cual lo expresa en los siguientes términos: “El autoritarismo, en muy
diversas expresiones y niveles de intensidad, está creciendo en el mundo; son
varios los gobiernos democráticos en su origen que en el ejercicio práctico van
desarrollando tendencias autoritarias con el objetivo de perpetuarse en el
poder.” Y en esa misma dinámica expresa que “una de las estrategias que
utilizan los gobiernos autoritarios, a los fines de lograr estabilidad, tiene
que ver con el establecimiento de estrechos vínculos con países potencias de la
geopolítica mundial buscando, tanto respaldo como complicar la situación y la
construcción de las soluciones.” En esa ecuación, es obvio entonces, el
crecimiento de gobiernos autoritarios que no responden a intereses nacionales,
sino a los balances de poder que otros gobiernos más fuertes en el contexto
internacional, manejan con criterios abiertamente geopolíticos. Es algo con lo
cual tendremos que lidiar mientras se potencian nuevas alternativas de
consolidación de la democracia en el ámbito de las relaciones globales.
09-01-22
https://efectococuyo.com/opinion/autoritarismo-y-geopolitica-global-2/
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