Nota Editorial:
Por lo extenso del documento, hemos decidido publicarlo en dos partes, para lograr que abra con la rapidez necesaria para su lectura.
(La ilusión del confort
socialista)
Por Miguel Méndez Rodulfo,
22/11/2012
El pasado miércoles 17 de
octubre, un distinguido periodista amigo me invitó a visitar el emblema
urbanístico del régimen, la llamada inicialmente Ciudad Camino de los Indios,
hoy conocida como Ciudad Caribia. Como sabemos esta ciudad responde al capricho
antojadizo del Presidente al avistar desde un helicóptero, rumbo a Maiquetía,
un paraje deshabitado que entonces era zona protectora de Caracas, por el medio
de la cual pasa la falla de Tacagua. Cinco años pasaron desde que la obra se
inició a principios de 2007, hasta que se entregaron en julio de 2011 los
primeros 602 apartamentos. El consorcio Alba bolivariano, de capital mixto, venezolano-cubano,
hizo el proyecto e inició la obra que contó con el apoyo simultáneo de 16
organismos públicos venezolanos y sin que sepa hasta ahora que capital aportó
Cuba. A la fecha se han entregado 1.500 apartamentos.
Durante mucho tiempo el
gobierno estuvo declarando consistentemente que la obra concluiría en este año
2012 y totalizaría la gran cifra de 20.000 viviendas, con una inversión final
de Bs. F. 313.000.000 (lo que sería igual a un costo unitario de Bs. F. 392.000
por apartamento); sin embargo, también se dijo al inicio de los trabajos que la
primera etapa, contentiva de 800 apartamentos, estaría culminada en 2009. Como
se puede comprobar tuvieron que pasar dos años más para que en 2011 apenas se
entregaran 602 viviendas, y de las veinte mil viviendas que prometieron
terminar y entregar este año, sólo han adjudicado 1.500.
Subiendo por la montaña
Nos propusimos subir a
Ciudad Caribia en transporte público, para poder comprobar lo que los
residentes deben soportar tanto para regresar a sus hogares, como para desplazarse hasta sus sitios de trabajo.
Conversando con uno de los 37 choferes cooperativistas de las tantas unidades
que el gobierno donó a la comunidad para cubrir sus necesidades de transporte,
éste se mostró muy receptivo y detalló las carencias del servicio, sobre todo
por la reducida cantidad de vehículos ya que los rústicos (Jeeps marca Toyota)
no tienen la capacidad de asientos suficiente ni la flota alcanza; ya que,
según él, se requieren más de 100 unidades para prestar un servicio eficiente.
Luego pudimos comprobar que el principal problema del cual se queja la gente es
el del transporte, por las largas colas que deben hacer para esperar una
unidad, por la estrechez de la puerta trasera de acceso del vehículo
(increíblemente angosta) y porque el viaje de regreso pueda durar hasta dos
horas, dependiendo del volumen de tránsito en la autopista ya que hay que dar
la vuelta en la redoma de Maiquetía. Un viaje promedio tarda 45 minutos.
La vía de acceso desde la
autopista no está terminada (tampoco para ese momento el distribuidor), tiene 6
carriles y una inclinación importante; se producen muchos derrumbes y varias
veces el pavimento se ha hundido por el peso de la maquinaria pesada que
constantemente transita por ella.
Contó el chofer que la
cooperativa cobra Bs. 4 por el pasaje, precio subsidiado ya que en otra ruta
semejante se cobra diez bolívares, o incluso más, por pasajero; sin embargo,
detalló que de las 37 unidades iniciales sólo 30 prestan servicio actualmente.
Además agregó que la anterior administración de la cooperativa hizo un manejo
doloso de los fondos que cada conductor aporta para reparaciones menores de las
unidades.
También nos comentó que ha
habido 2 homicidios que el gobierno no ha hecho público y que algunas familias
han alquilado las viviendas que les adjudicaron, por la lejanía de la zona.
Recorriendo el poblado
Cuando uno se aproxima a
Ciudad Caribia (debemos aclarar que no hay impedimentos para su acceso) va a
observar un paisaje urbano moderno enclavado en una zona virgen de montaña y
una actividad constructiva en desarrollo.
Los edificios, de color
pastel, son de 6 pisos (uno a nivel del subsuelo, uno a nivel de calle y cuatro
hacia arriba), lo cual es muy conveniente porque no requiere la costosa inversión
del ascensor y los residentes suben máximo 4 pisos.
Las calles que comunican a
los edificios entre sí son realmente caminerías porque por ellas no circulan
los carros (aunque si las motos que son bastantes); esto por supuesto es
apropiado ya que el peatón se mueve a sus anchas, mientras los vehículos
circundan la urbanización y se estacionan en los alrededores, en varias zonas
demarcadas para tal fin.
La ciudadela cuenta con una
escuela bien diseñada y bien dotada, aunque pareciera que los materiales con
que se construyó no son todo lo resistente que su uso requeriría. Para el
cuidado de la salud cuentan con un CDI muy moderno y excelentemente bien dotado
de equipos. Ambas infraestructuras (escuela y CDI) serán insuficientes cuando
habiten las 20.000 familias.
Existe un centro comercial
funcional para los habitantes actuales, que tiene varios locales y diversos
comercios: una panadería manejada en forma privada, cuya área de recepción de
clientes es muy estrecha, mientras que el espacio donde se mueven los
despachadores es muy grande; no venden café y la pizza que pidió nuestro chofer
estaba cruda. Al lado funciona un pequeño Mercal que se encontraba cerrado a la
hora del mediodía y cuyas despensas estaban medio vacías. Un Banco Venezuela
completa los servicios que ofrece la planta baja del centro comercial.
En el segundo piso funcionan
varios sitios de venta: una arepera socialista que ya no vende arepas, sino que
prepara almuerzo, sobre todo para los obreros que trabajan en las obras, y
aunque a la una de la tarde preguntamos si había comida, la regente del local
nos dijo que “todo se había acabado”. Funciona en ese nivel también un cyber
café muy amplio y abierto a esa hora, pero la ferretería de bolsillo, la
pequeña peluquería, la tiendita de ropa y la venta de artesanía estatal,
estaban todas cerradas. Algo que llama la atención es que no hay una farmacia.
El conjunto cuenta con una
iglesia de diseño muy moderno.
Conversando con los vecinos
Decidimos recorrer las
caminerías y pudimos constatar que el conjunto cuenta con placitas, parques
infantiles y espacios públicos
abundantes, equipados y bien ubicados. Nos encontramos con un grupo de vecinos
que recibían en la escuela una dotación gratuita de instrumentos musicales.
Estaban dispuestos a conversar y nos comentaron lo feliz y lo apoyados que se
sentían; daban las gracias al comandante, pero se quejaban de las deficiencias
del transporte. Mientras hablábamos con los residentes, el fotógrafo cumplía
con su trabajo, mientras que un grupo de motorizados merodeaba discretamente.
Luego sabríamos que eran parte del Consejo Comunal.
Preguntamos donde podíamos
tomarnos un café y nos mandaron para “Café Venezuela” que queda como a casi un
Km del centro comercial. Mientras íbamos tras el aroma arábico, pudimos
constatar que los edificios tienen un diseño variado lo cual evita la monotonía
del diseño único, pero que son unidades
estructurales pequeñas, cuyas paredes son relativamente delgadas y que
no tienen la consistencia de los bloques de Caricuao, por ejemplo.
Recordamos el evento de
junio de este año, a dos meses de entregados los apartamentos, en que un fuerte viento arrancó de cuajo la
ventana y pared de un apartamento en el edificio 1, Terraza D. Entonces esto
dijeron los vecinos por los medios de comunicación: “Las paredes son de cartón
piedra, cuando llueve hay filtraciones. Las cañerías están tapadas, las paredes
abombadas y agrietadas Hay que estar pendiente de los vidrios de las ventanas
para que no se exploten cuando hay ventoleras”.
Para leer la Parte 2, pulse aquí:
http://aperturaven.blogspot.com/2012/11/cronica-de-una-visita-ciudad-caribia_25.html
Recibido por Correo electrónico
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