Editorial analítica.com,
12/11/2012
Esa es la consigna de los ciudadanos que no quieren perder su derecho a
participar en los procesos de legitimación democrática pero desean hacerlo en
condiciones de igualdad, sin las injerencias y abusos cometidos por los
principales órganos del Estado venezolano.
La vocación de la inmensa mayoría de los venezolanos es democrática,
pero es importante aclarar que no se trata de una democracia servil, sino de
una democracia deliberativa y verdaderamente participativa en la que se tomen en
cuenta todas las opiniones de los diversos sectores de la sociedad venezolana.
Los venezolanos no queremos vivir al margen de la constitución y de las
leyes, ni tampoco bajo un régimen que pretende imponer solapadamente lo que fue
rechazado en el referéndum para modificar la Constitución . Esta sólo puede ser
modificada en su esencia por una asamblea constituyente convocada bajo las
condiciones establecidas en la constitución vigente y aprobada en elecciones
libres por la mayoría de los venezolanos.
No debemos, ni podemos quedarnos callados ante la posibilidad que se
establezca un proceso constituyente al margen de lo previsto en nuestra Carta
Magna. Pero el hecho que rechacemos vigorosamente esa posibilidad no debe
desviarnos del objetivo primordial que es lograr en diciembre no sólo preservar
las actuales gobernaciones que están dirigidas por la unidad democrática sino
ganar terreno en otras que han sufrido los desmanes de la ineficiencia y
corrupción del actual régimen político.
Las gobernaciones y las alcaldías son el dique de contención para la
intención de establecer un gobierno totalitario de corte comunista, por eso
ningún venezolano amante de la libertad y de la democracia debe dejar de
participar y votar en las elecciones del 16 de diciembre. Lo que está en juego
es la República, no la perdamos por negligencia o indiferencia. Protestemos sí,
pero votemos.
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