Por
MGS Levy Benshimol, 11/11/2012
Boletín
114, AIPOP
El 9 de noviembre de 1938, los nazis
desataron una muy bien planificada ola de odio, de terror y violencia contra la
comunidad judía en toda Alemania.
“Kristallancht”, que alemán significa “Noche
de los Cristales”, fue el nombre que se le dio a una de las más funestas
noches que la humanidad haya vivido, conocido y ha podido recordar, pues en esa
trágica noche hubo más que vidrios rotos, ya que tropas de asaltos y ciudadanos
comunes, muy bien instruidos, saquearon hogares y comercios judíos en decenas
de ciudades alemanas, que con mazos destruyeron casas, edificios, sinagogas y
con porras y otros instrumentos golpearon a inocentes personas, que tenían como
solo delito el ser judío y el contribuir con su esfuerzo creador de trabajo al
desarrollo y progreso de Alemania.
Esa nefasta noche, del 9 de noviembre
de 1938, dio inició, a la gran persecución del pueblo judío en Alemania, Viena,
Austria, en donde el odio, el resentimiento, el racismo, el fundamentalismo y
la violencia de los seguidores del criminal Adolf Hilter, destruyeron alrededor
de 1.500 sinagogas, centenares de cementerios judíos y más de 7.000 negocios; y
más de 30.000 personas fueron detenidas, abriéndose de esa manera las puertas a
los campos de concentración y extermino donde murieron más de 6 millones de
judíos. La razón motivadora tomada por los vándalos que rompieron vidrios y
generaron muertes, se debió, más que a una represalia por el asesinato de un
funcionario de la embajada almena en Paris, de nombre Ernst vom Rath, de manos
de Herschel Grynszpan, un judío polaco de 17 años, el 7 de noviembre de 1938, a
una buena excusa para exterminar a la comunidad judía dentro del Tercer Reich.
El Ministro de Propaganda nazi, Joseph Göbbels, tomó, el asesinato del joven
Von Rath, como el mejor de los motivos para dar el preanuncio de las
atrocidades de El Holocausto.
El 9 de noviembre, de este año se llegó
a los 74 años, de ese vil y trágico acontecimiento, que la humanidad no debe
olvidar y recordarlo siempre como una extraordinaria reflexión, para que nunca
jamás vuelvan a suceder tales actos de odio y violencia, contra los seres
humanos. Esa noche, la de Los Cristales Rotos, se cometieron, agraviamientos,
humillaciones, abusos, ofensas, violaciones, maltratos, delitos, muerte entre
otras tantas barbaridades, y que por la falta de información, por un lado y por
el otro por razones e intereses fundamentalistas, la humanidad no le dio, ni le
ha dado la importancia a ese hecho histórico, político , religioso, social,
cultural y económico, que tuvo y tiene, esa noche y las muchas otras noches
después, donde miles de miles de familias judías sufrieron persecución y
muerte, por el solo hecho de defender y practicar sus principios religiosos y
ciudadanos, como forma y manera de ser el pueblo escogido por Dios.
Kristallnacht, fue la noche donde los
odios y la violencia, rompieron los cristales del corazón del pueblo judío y de
la humanidad, por eso hoy cuando recordamos esa trágica noche de odio y
violencia, solo nos queda después de setenta y cuatro años recoger esos vidrios
rotos por el odio y la violencia y convertirlos en permanentes vidrios de amor
y paz para bien de nuestro corazón y el bien del corazón de la humanidad.
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