José Luis Farías 16 de septiembre de 2013
@fariasjoseluis
Corto y
Picante:
En el mundo rojo, no en el planeta
rojo, circula una pregunta que trae de cabeza a todos. Es una interrogante de
esas que toca temas incómodos, pero que una respuesta correcta, por muy baladí
que parezca, puede contribuir a desentrañar los grandes enigmas del poder en
Venezuela. La incertidumbre, aunque sencilla, es trascendente. En punto. ¿Qué
sabe Cilia de Maduro para ser tan poderosa en este gobierno?
Algunos piensan que el solo hecho de
ser primera dama es determinante; aunque no parece ser suficiente razón, las
primeras damas nunca pasaron de obras en el Hospital de Niños, repartir
canastillas u otros ejercicios de beneficencia pública para atender pobres de
solemnidad. Hay quienes consideran las evidentes limitaciones del sudodicho
para diferenciar millones de millonas, multiplicación de los panes y de los penes
o el último: "libros y libras". Otros piensan en sus limitaciones
motoras para conducir triciclos y bicicletas. Los que sospechan de aventuras
extra-maritales pudieran estar más cerca; las barraganas siempre han mandado
más que las esposas. Pero nada de eso parece ser la clave del poder de la
primera combatiente.
La respuesta acertada pareciera estar
en un sector distinto al de los chismes que rodean las intimidades de los
mandatarios. Más bien apunta hacia donde puede estar la fuente de su ilegitimidad
e ilegalidad, me decía un "íntimo" de la familia presidencial:
-No es que ella tenga guaguancó ni se
mueva como Shakira. La vaina pana es que la tipa tiene la partida"
-¿Cuál partida?
-La de nacimiento, pendejo. La tipa la
tiene.
-¡Explícame esa vaina!
-Bueno pana, tu sabes que ella fue
abogada
-Sí, ajá
-Cuando el tipo era autobusero y ella
gestora, él le encomendo la diligencia en Cúcuta.
-¡Que bolas! Ahora entiendo la vaina
-¡Claro! ... evón ella no es la
primera combatiente sino la primera confidente.
@fariasjoseluis
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