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miércoles, 11 de septiembre de 2013

El madurismo cara a las municipales

Por MARIA TERESA ROMERO 26 agosto 2013

En sus primeros cuatro meses como presidente de Venezuela (ilegítimo para la mayoría de los venezolanos), Nicolás Maduro no ha hecho sino demostrar a los venezolanos y al mundo que es una mala copia de su padre político Hugo Chávez y que su gestión gubernamental, cada día más ineficiente, corrupta y radical, no acaba de consolidarse. Vive más bien un declive acelerado.

El “madurismo” está pasando momentos duros y se juega su supervivencia en las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre. Ni para él ni para nadie es un secreto que un fracaso en esos comicios que se perciben nacional e internacionalmente como plebiscitarios, profundizarían el proceso de ilegitimidad que arrastra desde que el Consejo Nacional Electoral y la Asamblea Nacional chavistas lo pusieron en el poder en abril pasado. Y ello terminaría por dividir el chavismo y al partido oficialista, de acelerar la ingobernabilidad y el descontento nacional, así como darle fuelle a la oposición democrática agrupada en la Mesa de la Unidad (MUD).

Hasta ahora, Maduro y su gobierno han capeado el huracán político y social, en medio de una situación económica desastrosa, con una inflación sin precedentes. Se han plegado a las directrices del gobierno castro-comunista cubano para sobrevivir. Ello explica la radicalización política para crear temor, desmoralizar y dividir a las fuerzas opositoras; las persecuciones y medidas administrativas en contra de Henrique Capriles Radonski y otros líderes de la MUD; las compras y presiones en contra de los medios de comunicación social independientes; entre otras muchas acciones.


El madurismo inició la campaña electoral izando la bandera de la anti-corrupción y de la necesidad de una nueva Ley Habilitante para combatir el problema, el cual sólo atribuye a los miembros de la oposición democrática. Eran los políticos opositores y los periodistas independientes los que venían denunciando los numerosos y escandalosos actos de corrupción gubernamental que no sólo tiñen la breve gestión de Nicolás Maduro.

Desde la llegada del chavismo, 15 años atrás, la corrupción aumentó desproporcionadamente con respecto a la de los gobiernos democráticos del pasado, por ser el actual un régimen que ejerce el control de todos los poderes, en el cual no se permiten investigaciones ni contralorías realmente independientes, y que no hace sino imponer restricciones a la libertad de expresión.

Pero Maduro, haciendo caso omiso a las denuncias, ahora se lanza como el adalid de la lucha contra la corrupción y solicita poderes espaciales al Parlamento para supuestamente acabar con ella.

Se entiende la desconfianza de las fuerzas democráticas venezolanas en este tema de la Habilitante. Como bien afirman en un comunicado los 67 diputados opositores, quienes se niegan a darle poderes especiales a Maduro: “Esta solicitud significaría que tanto la Asamblea Nacional como la Contraloría General de la República deleguen sus atribuciones en el Presidente de la República, cuya administración debe ser controlada por estos poderes”. Los parlamentarios de la oposición han alertado que, de acuerdo con información que manejan, la Habilitante se usaría con fines electorales “y para justificar procedimientos ejecutivos de persecución a adversarios políticos del Gobierno …Este plan ha sido ideado en Cuba para seguir teniendo acceso a los recursos de los venezolanos”, aseguraron.

Sin embargo, si bien esta bandera y en general los esfuerzos del gobierno de Nicolás Maduro le han servido para medianamente mantenerse en el poder en estos últimos cuatro meses, poco provecho le han representado a su imagen e influencia política. Las encuestas evidencian que no ganaría frente a Capriles Radonski si se llevaran a cabo unas elecciones presidenciales en la actualidad.

De modo que ganar la mayoría de las alcaldías y concejos municipales en las elecciones del próximo 8 de diciembre, es fundamental para el mantenimiento político de Maduro y además, no podemos olvidarlo, para el desarrollo del proyecto chavista que busca crear un Estado Comunal Centralizado en el país. De hecho, el gobierno actual viene tomando una serie de medidas legislativas relacionadas con la transferencia de competencias, recursos y servicios de los Estados o Municipios, a organizaciones del Poder Popular.


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