David Ludovic Jorge y Janet Yucra M. 29/09/2013
Desayuno en la Redacción
Keller opina que para
Maduro “tiene un costo político enorme” corregir los errores de los catorce
años de gestión de Chávez, entre otras cosas, porque siempre será comparado con
él y porque será visto como traición
“El gobierno está entrampado”. Con
esta frase categórica Alfredo Keller, director de la empresa encuestadora
Keller&Asociados, resume la perspectiva política del oficialismo para los
próximos tres meses.
No suelta este augurio casi profético
a la ligera. Como una persona que tiene más de treinta años tratando de
entender por qué el venezolano se comporta políticamente de la manera en que lo
hace, Keller complementa esta frase y todas las demás respuestas que da con
cifras, porcentajes y proyecciones provenientes de su último estudio de opinión
pública, que fue difundido la semana pasada y que demuestra, entre muchos otros
hallazgos, que el chavismo se ha ido convirtiendo en minoría, especialmente
desde la muerte de Hugo Chávez.
El impacto de este descenso en el
chavismo y en la popularidad de Maduro, así como el uso político que puede
darle la oposición fueron algunos de los temas del Desayuno en la Redacción de
esta semana, que contó con la presencia de los periodistas David Ludovic y
Janet Yucra, y del fotógrafo Lisandro Casaña.
La razón de la “trampa” en la que, a
juicio de Keller, se encuentra sumido el gobierno de Maduro, es su
distanciamiento de las necesidades de la ciudadanía, por un lado, y la “herencia”
de su predecesor, por otro.
“Este gobierno va a contrapelo de los
intereses populares y lo que ofrece tiene un costo político muy grande:
corregir los entuertos del llamado socialismo del siglo XXI. Lo que está
ofreciendo tiene un costo político muy grande: corregir los entuertos del
socialismo del siglo XXI, como lo muestran medidas como las devaluaciones.
Vemos incluso que la gente reclama contra políticas que vienen de la época de
Chávez, como las expropiaciones.
– ¿Por qué no es sino hasta ahora que
hay protestas con ese tipo de temas?
– Porque ahora es cuando están
entendiendo algo que con mucha timidez y voz baja viene diciendo la oposición y
el sector privado desde hace mucho tiempo: las expropiaciones llevan a poca
productividad, lo que lleva a la escasez y a la inflación. La gente empieza a
comprender que el problema no está en la incompetencia de quienes aplican el
modelo de controles en sí mismo y empieza a haber un rechazo.
– ¿Hay mediciones que muestran ese
proceso?
– Sí las hay. Hay un estudio que
realizamos acerca de la relación entre libertades y controles políticos y
económicos. En 1998 ese estudio demuestra que muchos venezolanos demandaban
controles de ambos tipos: solamente 27% quería libertad política y 35% libertad
económica. Luego de que Chávez llegó, empezó a aplicar justamente lo que la
gente pedía: controles. A partir de allí se observa la huida de los controles y
las demandas de libertades. Ese mismo estudio, pero realizado este año, arroja
62% de los venezolanos pidiendo libertad política y 59% pidiendo libertad
económica, pero el gobierno sigue empeñado en quedarse en la otra esquina. Eso
muestra que los venezolanos cada vez están más distanciados de las ofertas
centrales del gobierno. Sin embargo, pese a que las personas están pidiendo
libertades, si el gobierno empieza a liberar, el costo político es doble: por
un lado, es una traición a las bases del chavismo radical, incluso a su
antecesor, y por el otro, pierde credibilidad, porque levantar los controles es
una muestra de su fracaso. Por eso insisto en que está entrampado.
– ¿Incluso los chavistas están en esos
grupos de distanciados?
– Sí, especialmente los llamados
chavistas “periféricos” o chavistas “light”, que van abandonando el chavismo y
terminan en los independientes, pues no se van a pasar a la oposición de un
solo plumazo.
Discurso
versus realidad
Otro de los problemas que a juicio de
Keller afronta Nicolás Maduro (y que le pasará factura en las elecciones
municipales) es el deterioro de la calidad de vida del venezolano que, a su
juicio, no puede “disfrazarse” pese a “lo que él intenta hacer ver y que el
oficialismo vende a través del control mediático que tiene del país. Los
ciudadanos ya no se están ‘comiendo el cuento’. Se nota la diferencia entre
discurso y realidad y las encuestas lo demuestran”.
– ¿Cuáles son los resultados de los
estudios en cuanto a esa percepción?
– 61% de los venezolanos ven hoy al
país por mal camino y solo 39% son optimistas. Aquí vale la pena retomar que
los ciudadanos hacen inevitablemente una comparación con Chávez, y Maduro no es
Chávez. Las condiciones de vida con Chávez eran percibidas infinitamente
mejores que con Maduro. Hay una diferencia de 38 puntos entre cómo estaba la
lectura del país a finales del año pasado (cuando Chávez se despidió) y ahora
hacen la comparación con Chávez. Maduro no es Chávez, pero las condiciones de
vida con aquel eran infinitamente mejores que las que hay con Maduro. La
diferencia es de 38 puntos entre cómo estaba la lectura del país a finales del
año pasado, cuando Chávez se despide, y la situación que tenemos ahora.
Al buscar la explicación a ese
descenso brusco encuentras que se han incrementado todos los problemas
económicos: 65% de la población cree que la economía está empeorando.
– ¿Y cuánto de ese porcentaje es
chavismo?
– Si quienes se definen como chavistas
son 34% del país, eso quiere decir que 22% de los chavistas ven el país mal.
Eso genera un problema interno en el chavismo, una grave insatisfacción con la
gestión de Maduro.
La relación entre realidad y
propaganda no se circunscribe únicamente al ámbito económico. También los
conflictos internos del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv)
evidencian, para Keller, una fragmentación en lo político, que obedece, según
asegura, a la desaparición de Chávez como elemento de cohesión en el
oficialismo.
“Cuando Chávez desaparece de escena se
descubrió que el chavismo es, en realidad, muchas cosas: lo hay civil y
militar; moderado y radical; procubano y anticubano. Cuando Chávez desaparece,
cada uno de estos factores “comienza a jugar su propia agenda”, comenta Keller,
quien considera que en el gobierno hay un “triunvirato” constituido por Maduro,
como representante del poder civil; Diosdado, del militar, y Rafael Ramírez,
presidente de Pdvsa, representando al poder económico.
“No estando Chávez ¿quién los
articula? Cada uno va por su lado y las bases chavistas, que responden a estas
agendas distintas, comienzan a reclamar unas líneas que son contradictorias
entre sí. Eso explica por qué el chavismo cae: dejan de sentirse afectos a una
sola causa. Por eso están los ojos de Chávez y los eslóganes como “Chávez
vive”: es lo único que los articula, un fantasma”.
La realidad: ayuda de campaña
Esta contradicción en la dirigencia
chavista, y su impacto en las bases, genera lo que Keller llama el otro gran
problema del oficialismo (después del deterioro de la calidad de vida y de
haberse convertido en minoría): la votación en las elecciones del 8-D.
Keller nuevamente echa mano de su más
reciente estudio, que arroja una ventaja de 10% a favor de la Unidad, que se
reduce a siete puntos entre los votantes considerados seguros. Una cifra sobre
la que duda, basado en su experiencia y en lo que ha denominado el “efecto
Carabobo”.
“Generalmente las encuestas son muy
buenas para pronosticar resultados electorales, pero donde hay graves
dificultades es en la realidad del índice de participación y abstención
electoral. Hace muchísimos años, quienes hacemos encuestas venimos analizando
por qué podemos predecir resultados electorales y no la participación. Haciendo
un análisis yo tomé como piloto el estado Carabobo. Estudié su historia
electoral comparando las encuestas existentes con los resultados de
participación y abstención y descubrí una constante: una diferencia de 30
puntos entre quienes declaran que van a votar y quienes realmente lo hacen. En
las regionales de 2008 la seguridad de ir a votar era de 76% y la participación
real 46%.
– ¿Eso no depende del tipo de
elección?
– Sí, sobre todo ocurre en elecciones
municipales. Por eso digo que en diciembre la abstención puede ser mayor, ahora
que no hay gobernadores en juego, aunque dadas las circunstancias del país y la
decisión estratégica de la MUD de “plebiscitarlas”, es posible que se logre
disminuir ese “factor Carabobo”.
– Frente a la intención de voto, ¿qué
debe hacer la oposición, y qué es lo que realmente hace, sobre todo para tratar
de captar a esos “chavistas periféricos” de los que hablábamos antes?
– La simple realidad está ayudando
mucho a la oposición en este caso y ponerla en evidencia ayuda más. Por eso,
frente a esa incapacidad de resolver satisfactoriamente los problemas del país,
el peso pes ado de la estrategia oficialista será en el terreno político, donde
tienen varios objetivos. El primero es decapitar al liderazgo opositor: por eso
persiguen a dirigentes y diputados, pero no solo al liderazgo político, sino
también al empresarial.
– Esa estrategia la aplicó Chávez y le
resultó, pero ¿le resultaría a Maduro?
– Hasta ahora no ha tenido mucho
éxito; más bien se le ha revertido, como en el caso de Richard Mardo y su
intento de comprar diputados.
– ¿Cuáles son los otros objetivos del
chavismo?
–El segundo es desnaturalizar los
motivos de la oposición. Ella insiste que su camino es democrático, pacífico y
electoral, y el gobierno insiste en decir que es conspiradora y golpista.
Buscan desnaturalizarla porque si el chavista light no ve alternativa opta por
la abstención, que tiene el menor costo político, frente a la posibilidad de
que vote por la oposición.
– ¿El chavismo sí compra ese discurso
de la oposición violenta?
– Hoy en día solo lo asume el chavismo
radical, que es dogmático, para el cual el único cambio posible es a través de
un cambio de gobierno, que bajaría hasta 10% o 12% a los radicales chavistas.
El tercer objetivo del chavismo es tratar de desarticular a la oposición, poner
a pelear a la Mesa de la Unidad, y el cuarto es estimular la abstención
electoral, una estrategia que han hecho toda la vida desde 2004 en adelante. La
última estrategia es ahorcar toda capacidad comunicacional, impidiendo el
acceso a los medios de comunicación, y también a los recursos económicos,
amenazando empresas.
Buenos
radicalismos
Keller también resalta la existencia
de dos “tipos” o grupos de oposición en Venezuela: por un lado, lo que llama la
“oposición oficial”, constituida por la MUD y que tiene cinco objetivos
específicos: preservar la Unidad; demostrar que es una mayoría irrefutable a
través de un triunfo contundente; poner la realidad a la vista para deteriorar
al actual régimen; reforzar su imagen pacífica y apelar a la necesidad del
diálogo.
Por otro lado, sin embargo, Keller
recuerda la existencia de quienes creen que los objetivos de la MUD deben
complementarse con otras acciones, como reiterar la ilegitimidad de origen de
Nicolás Maduro “con todas las consecuencias que eso conlleva”.
– ¿Aunque eso signifique envolver al
radicalismo opositor?
– Tendríamos que entrar en las
definiciones de “radical”. Para mucha gente radical es que se acabe la
inseguridad, la escasez y la inflación. El término radical puede tener dos
significados: uno es una “mala palabra” (como puede ser “derecha”) y el otro
que está asociado con un cambio para vivir mejor. La trampa está en que se le
ha dado a la palabra “radical” connotaciones violentas y eso es lo que la gente
rechaza, pero si logras apartar lo violento, la tendencia radical de la gente
es alta. 72% está pidiendo un cambio de gobierno. Hay que ver lo que significa
eso: tres de cada cuatro venezolanos están en contra del gobierno de Maduro,
incluido un 20% de chavistas, es decir, uno de cada cinco no votaría por la
oposición, pero no quiere a Maduro.
Ilegitimidad
que aumenta
Otro de los resultados que Keller
comenta de su encuesta es, precisamente, el referente a la percepción de la
legitimidad de Nicolás Maduro.
“Pese a la estrategia que desarrolló
para demostrarle al país que es legítimo los venezolanos siguen considerando
que Maduro no ganó las elecciones”, asegura.
– ¿Cuáles son los porcentajes en este
caso?
– Un mes después de las elecciones
preguntamos y obtuvimos como resultado que 38% de los encuestados votó por
Maduro y 45% por Capriles. Pensamos que podía ser un error y volvimos a hacer
la pregunta en agosto: 40% declaró que votó por Maduro y 46% por Capriles. Es
un fenómeno raro, porque teóricamente luego de los resultados electorales, en
la opinión pública se produce un fortalecimiento. Este fenómeno evidencia que
hay la percepción de que Maduro no ganó. Esa percepción es de 45%, frente a 48%
que cree que el ganador fue Capriles. Es decir, la legitimidad de Maduro sigue
absolutamente cuestionada. Pero no solo hay la convicción de que Maduro no
ganó; también opinan que llegó al poder con fraude (54%).
– Si esto es así ¿Por qué no retomar
la bandera de la ilegitimidad y de la impugnación a los resultados electorales?
Así como el oficialismo está
entrampado, la oposición también en cuanto al sistema electoral. Si tú dices
que este sistema es ilegítimo y fraudulento ¿Cómo convocas luego a elecciones
municipales, si buscas arrasar? Eso también sería una contradicción.
– Entonces es de esperar que no se
vuelva a tocar el tema de la ilegitimidad?
Sí, aunque la oposición tiene
argumentos colaterales del mismo tipo, cuando por ejemplo llama “enchufado” al
gobierno actual, lo que tiene una equivalencia de significado a decir que es
“ilegítimo”.
Por último, Keller reflexiona sobre lo
poco certero de convertir a la corrupción en “punta de lanza” de la campaña
oficialista para las municipales y asegura que la Habilitante es una excusa
para facilitar el camino a la estructura comunal, que a su juicio permitirá una
mayor cohesión de las bases del chavismo. “Mientras mas cohesión interna mayor
preservación de poder tienes, así que necesitas preservar ese tercio chavista
del país, al que los cohesiona ese modelo.
Alfredo Keller es un apasionado del
comportamiento
¿Por
qué somos como somos?
Al conversar con Alfredo Keller se nota,
de inmediato, que su pasión por las encuestas y los estudios de opinión, va más
allá. “Cuando estudiaba en la universidad lo que me apasionaba y me llamaba la
atención es por ¿Por qué somos como somos? En la cátedra de sociología que
veía, me resultaban apasionantes todos los modelos de culturización, de
creación de cultura, porque somos producto de una cultura, de unos valores,
creencias, sentimientos y todo eso, mezclado, hace que seamos como somos”,
explicó el entrevistado.
Relata que esta fascinación le hizo
descubrir una herramienta que le ayudó a investigar lo que tanto le llamaba la
atención, y así encontró los estudios de opinión pública. “Cuando salí de la
universidad, aquí solamente había una empresa que hacía eso y se me fueron
dando una serie de oportunidades, hasta que terminé creando una empresa de
investigación de mercado de opinión pública”.
Alfredo Keller y Asociados trabaja
desde 1998 y desde ese entonces este periodista egresado de la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB), hay un aspecto que caracteriza a esta empresa y
es que sus estudios de opinión tienen un segmento dedicado a aspectos
culturales. “Es decir, un estudio de lo que la gente cree, siente y valora”.
Para citar un ejemplo, Keller indicó
que la empresa acaba de terminar un correlato sobre cultura y sociedad, en el
cual tomaron una serie de preguntas que permitió comprender como se dividen los
venezolanos. “Si desde el punto de vista nos dividimos en chavistas, opositores
e independientes, también nos podemos dividir en tres grupos, desde el punto de
vista cultural, que pesan más o menos lo mismo. Hay unos venezolanos cuya
motivación o lo que nos motiva en la vida, son valores mágico religiosos
(35%)”. A estos venezolanos los caracteriza aquella frase tan escuchada: “Dios
proveerá”. El otro segmento es el de “los normativos,” que es el más grande,
con 38%. Se trata de los venezolanos que hacen lo que “debe ser” y los que
dicen: “hay que hacer el bien, sin mirar a quién. El buen gobierno es el que
hace cumplir la ley”. Luego vienen los materialistas que ocupan 27% del
estudio. Estas personas funcionan bajo algunas de estas premisas: “no me den,
pónganme donde hay. Los logros dependen de los contactos personales. El buen
gobierno es el que siente como el pueblo”. De esta forma, responde aquellas
preguntas que se hizo cuando era estudiante y le ha permitido saber “por qué la
gente se comparta como se comporta”.
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