Por Juan Andres
Mejia, 18/06/2014
Para nadie es
un secreto que estamos pasando por una crisis económica severa. Según los datos
que publica el Banco Central, la inflación de mayo fue de 5,7%. Si proyectamos
esa cifra en lo que queda de año, nos da que la inflación en el 2014 superaría
el 80%, una cifra que comienza a rozar los tres dígitos.
Los economistas explican que esta inflación se debe a varios factores. En primer lugar, al aumento de la masa monetaria, es decir el Banco Central imprime dinero para financiar el déficit. En segundo lugar, a la falta de oferta, producto de la destrucción del aparato productivo. Y en tercer lugar, a la devaluación que se está efectuando a cuenta gotas, poco a poco van pasando productos de la tasa Cadivi, a Sicad I y luego a Sicad II.
A esto se le debe sumar los altísimos niveles de escasez que afectan a la población de distintas maneras. Es difícil conseguir alimentos básicos como el aceite o la harina; toma tiempo y esfuerzo conseguir repuestos para vehículos y motos; y cada vez es más complicado conseguir cabillas, cemento, y hasta piedra y arena para la construcción.
Ahora bien, desde el punto de vista político, narrar los acontecimientos no es suficiente. Para la madre de familia o el joven trabajador, de nada sirve que le estén recordando permanentemente lo mal que estamos, eso ya lo saben. El trabajo de quienes queremos impulsar un cambio debe apuntar en dos sentidos: explicar quienes son los verdaderos culpables de este desastre, y convencer a quienes hasta ahora no nos han acompañado de que podemos tener un mejor país.
Para lograr impulsar el cambio que muchos queremos debemos analizar lo que la mayoría de las encuestas han venido diciendo: a pesar de que la percepción de que el país va mal ya supera el 80%, el apoyo a la oposición solo se sitúa entre el 30 y el 40%. Es por ello debemos convencer al país de que existe una alternativa, y convencernos de que podemos estar mejor.
Pero la oposición debe entender que los tiempos han cambiado, los medios de comunicación están en su mayoría controlados directa o indirectamente por el Gobierno, y las redes sociales aunque ayudan a difundir los mensajes, son limitadas. La crisis económica por sí sola no será suficiente para generar los cambios que muchos queremos. Es por ello que debemos organizarnos para convertirla en una crisis política, y esto sólo se logrará con presencia en la calle.
Los primeros meses de este año vimos cómo millones de venezolanos se movilizaron en todo el país exigiendo un cambio. El Gobierno en lugar de reconocer el descontento decidió intentar reprimirlo. Si logramos que todos aquellos que están descontentos con la situación económica entiendan que el régimen es el principal responsable y de que existe una mejor alternativa, no habrá tanqueta ni bomba capaz de detener el sueño de alcanzar una mejor Venezuela.
Los economistas explican que esta inflación se debe a varios factores. En primer lugar, al aumento de la masa monetaria, es decir el Banco Central imprime dinero para financiar el déficit. En segundo lugar, a la falta de oferta, producto de la destrucción del aparato productivo. Y en tercer lugar, a la devaluación que se está efectuando a cuenta gotas, poco a poco van pasando productos de la tasa Cadivi, a Sicad I y luego a Sicad II.
A esto se le debe sumar los altísimos niveles de escasez que afectan a la población de distintas maneras. Es difícil conseguir alimentos básicos como el aceite o la harina; toma tiempo y esfuerzo conseguir repuestos para vehículos y motos; y cada vez es más complicado conseguir cabillas, cemento, y hasta piedra y arena para la construcción.
Ahora bien, desde el punto de vista político, narrar los acontecimientos no es suficiente. Para la madre de familia o el joven trabajador, de nada sirve que le estén recordando permanentemente lo mal que estamos, eso ya lo saben. El trabajo de quienes queremos impulsar un cambio debe apuntar en dos sentidos: explicar quienes son los verdaderos culpables de este desastre, y convencer a quienes hasta ahora no nos han acompañado de que podemos tener un mejor país.
Para lograr impulsar el cambio que muchos queremos debemos analizar lo que la mayoría de las encuestas han venido diciendo: a pesar de que la percepción de que el país va mal ya supera el 80%, el apoyo a la oposición solo se sitúa entre el 30 y el 40%. Es por ello debemos convencer al país de que existe una alternativa, y convencernos de que podemos estar mejor.
Pero la oposición debe entender que los tiempos han cambiado, los medios de comunicación están en su mayoría controlados directa o indirectamente por el Gobierno, y las redes sociales aunque ayudan a difundir los mensajes, son limitadas. La crisis económica por sí sola no será suficiente para generar los cambios que muchos queremos. Es por ello que debemos organizarnos para convertirla en una crisis política, y esto sólo se logrará con presencia en la calle.
Los primeros meses de este año vimos cómo millones de venezolanos se movilizaron en todo el país exigiendo un cambio. El Gobierno en lugar de reconocer el descontento decidió intentar reprimirlo. Si logramos que todos aquellos que están descontentos con la situación económica entiendan que el régimen es el principal responsable y de que existe una mejor alternativa, no habrá tanqueta ni bomba capaz de detener el sueño de alcanzar una mejor Venezuela.
Juan Andres Mejía
@juanandresmejia
jam_mejia@hotmail.com
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