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lunes, 23 de junio de 2014

El nuevo zar de la economía chavista

ALFREDO MEZA Caracas 21 JUN 2014

Con la caída de Jorge Giordani, Rafael Ramírez, el ministro de petróleo, es el hombre más poderoso de Venezuela

Con la salida del economista Jorge Giordani del gabinete de Nicolás Maduro, Rafael Ramírez se ha convertido en el ministro que más tiempo ha permanecido en el gabinete chavista en tres lustros. Nombrado por Nicolás Maduro como vicepresidente del Área Económica, Ramírez es además presidente de la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que aporta el 96% de las divisas que ingresan al país desde 2004 y ministro de Petróleo y Minería desde 2002. En torno a él se concentra un poder que nunca antes tuvo un funcionario público alguno en Venezuela.

La cabeza sangrante de Giordani manda muchos mensajes. Hay muchos modos de interpretar el legado de Hugo Chávez. En la interpretación de Ramírez no hay que prescindir o minimizar la contribución del sector privado a la economía, como pretendían las políticas impulsadas por Giordani, que Chávez hizo suyas a partir de 2010 al liquidar el mercado de capitales y fortalecer el peso del Estado. La muerte de Chávez en marzo de 2013 provocó que cada uno de sus más estrechos colaboradores trabajara de acuerdo con su visión y tratara de imponerla. En el sector petrolero Ramírez convenció a Maduro de que había que buscar financiación para incrementar la producción petrolera, la única forma de manera de mantener el elevado gasto social, el secreto de la larga permanencia del chavismo en el poder. El año pasado Ramírez obtuvo préstamos por unos 10.000 millones de las empresas National Petroleum Corporation (CNPC), Rosneft, Chevron, Gazprombank y Schlumberger para encarar diferentes proyectos.

Ramírez, como lo indica el periodista venezolano Juan Carlos Zapata, es clave para Maduro porque posee las conexiones en el escenario internacional para oxigenar las arcas públicas y mantener a un gobierno debilitado por su menguada popularidad. No es la primera vez que Ramírez, ingeniero mecánico egresado de la Universidad de los Andes en 1989, con maestrías de Estudios Energéticos en la Universidad Central de Venezuela, demuestra su solidaridad en momentos de crisis con un presidente.

Durante el paro de la industria petrolera (diciembre de 2002-febrero de 2003) ayudó al gobierno de Chávez a conjurarla asestando golpes clave a la gerencia que entonces manejaba el corazón tecnológico de la petrolera. Desde entonces fue una pieza inamovible del gabinete a pesar de algunos escándalos ocurridos durante su larga gestión: el hallazgo de alimentos básicos podridos que fueron importados a través de la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval), una filial de PDVSA, o la incautación en 2007 en un aeropuerto de Argentina de un maletín con 800.000 dólares en efectivo pertenecientes a la estatal petrolera venezolana y destinados a financiar la campaña presidencial de la entonces candidata Cristina Fernández. En todos los casos cayeron sus subordinados, pero él se mantuvo firme. Los coletazos de la investigación jamás lo afectaron.

De esos contactos no podría presumir Giordani, un viejo profesor de la Universidad Central de Venezuela, con fama de honesto y casado con sus ideas marxistas. Sólo Ramírez, un conocedor de las perspectivas del negocio petrolero, tiene dentro del chavismo la capacidad de viajar por el mundo para enviar tranquilidad a los mercados. La semana pasada estuvo en Londres donde garantizó que Venezuela en el corto plazo unificaría su sistema cambiario en un esfuerzo por eliminar las distorsiones de su economía, en torno al 15% del Producto Interior Bruto. En la época de Chávez esos anuncios jamás los hacía un ministro.

Hay quienes advierten en ese modo de conducirse las primeras señales de un proyecto propio. El artículo de Giordani así lo señala. En silencio Ramírez se ha ido erigiendo como un polo de poder que pocos tomaron en cuenta cuando se perfilaban los escenarios posteriores a la muerte de Hugo Chávez. Hoy el presidente de PDVSA no solo tiene nombre propio dentro del chavismo. A partir de esta semana habrá que decir que en Venezuela no solo el poderoso presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, es candidato para suceder a Maduro.


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