Por Miguel Velarde, 28/06/2014
Seguramente son muchos los que desde hace tiempo sueñan con ver al chavismo en la oposición. Lo que no se imaginaban era que eso ocurriría tan pronto y -aquí la ironía- mientras el chavismo aún está en el gobierno.
La carta del exministro de Planificación, Jorge Giordani, en la que desnuda no solamente la grave situación fiscal en la que se encuentra Venezuela, sino también la irresponsabilidad y corrupción con la que se manejó estos años la economía, deja también en evidencia algo que era un secreto a voces: la división interna que existe desde hace tiempo en el oficialismo.
El posterior apoyo del exministro de Educación y hasta hace pocos días miembro de la Dirección Nacional del Psuv, Héctor Navarro, a las críticas de Giordani, profundizaron una crisis a la que inevitablemente se irán sumando más personas. Su destino parece estar escrito: acompañar a personajes como Luis Miquelena y Raúl Isaías Baduel en ese triste atril que el chavismo construyó hace años para aquellos a quienes llaman “traidores de la Revolución”.
La oposición no puede dejar pasar por debajo de la mesa la actual coyuntura. Las afirmaciones de Giordani deben ser analizadas fuera de la mediocridad politiquera. Si bien es cierto que muchas de las cosas que el exministro afirma en su carta se vienen denunciando hace años, admitidas por uno de los maestros más influyentes que tuvo Hugo Chávez y quien ha sido el cerebro del modelo que destruyó el sector productivo del país, son fulminantes para el proceso.
No deja de indignar el hecho de que lo haga desde una posición en la que pareciera querer desmarcarse de toda responsabilidad, cuando quizás Giordani sea uno de los mayores responsables de la actual crisis económica que vive el país. Sin embargo, lo en verdad destacable de la forma en la que sale del gobierno, es el mensaje que esto manda: la implosión del chavismo ya comenzó y no parece haber nada que la pueda detener.
Una parte del chavismo ya está en la oposición y seguramente la parte de éste que queda gobernando se verá cada vez más débil. Mientras tanto, la oposición no puede volver a cometer el error de idealizar a quienes dejan las filas de la Revolución porque dejó de convenirles estar en ellas. No podemos olvidar que es muy difícil que las personas renuncien a prácticas de toda una vida, y son precisamente esas prácticas las que queremos muy lejos de nuestro futuro.
Quienes lideren a los demócratas venezolanos en esta nueva etapa en la que la descomposición del modelo se acelera deben afincarse en su mayor fortaleza: sus principios y sus valores. El proceso de lucha, por supuesto incluyente, no debe por ello dejar de ser exigente en estos aspectos.
De eso depende que se construya una Venezuela distinta a la que hoy tenemos.
@MiguelVelarde
mvelarde@guayoyoenletras.com
http://guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/editorial/1550-editorial-215-el-chavismo-en-la-oposicion
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