Solo hasta ahora gracias a un
estudio realizado por la dirección de Educación del estado Miranda y las
investigaciones de Cecodap, una organización que se esmera desde hace años por
los Derechos de la Niñez y Adolescencia, se ha podido comenzar a sistematizar
información sobre cómo esta crisis económica y de desabastecimiento de
alimentos ha comenzado a impactar en la vida diaria de los niñas, niños y
adolescentes.
La infancia en crisis
Según el estudio hecho en el
estado Miranda con estudiantes de 4to a 6to grado, se detectó 28% de ausentismo
estudiantil. Significa que 12.000 estudiantes dejan de ir a la escuela por lo
menos un día a la semana porque sus familias los llevan a hacer colas, para
comprar alimentos.
“Cuando nos enteramos de estas
cifras, solo en el estado Miranda, realizamos una proyección que igual
situación se debe estar presentando en todo el país, ya el problema del
desabastecimiento afectan a todos los estados. En el estudio también se dan las
razones por las cuales los adultos se llevan a los niños para realizar las
colas, dicen que tienen que salir muy temprano y no los pueden dejar en la
escuela, o que salen muy tarde y no los pueden buscar”, explicó Oscar Misle,
uno de los coordinadores de Centro Comunitario de Aprendizaje CECODAP, a El
Estímulo.
“También señalan que los
llevan para utilizar su cédula y aprovechar comprar más productos, para que
cuiden las bolsas o un lugar en la fila, situación que afecta seriamente el
rendimiento escolar de los alumnos”, explicó.
Señaló que ante esta nueva
realidad venezolana donde son protagonistas de primera mano en estas colas
provocadas por la escasez y el desabastecimiento, los niños son expuestos a
situaciones que afectan su desarrollo, tanto en la escuela como en su entorno.
Explica que muchos son los
niños y niñas que han tenido que estar presentes en las discusiones, peleas,
intervenciones policiales, intentos de saqueos y han visto actuar a los
bachaqueros en vivo, de cerca.
“Los niños y niñas, tienen que
pasar mucho trabajo para ayudar con la compra de alimentos a sus padres, además
de todo ese entorno de violencia, también están expuestos a contraer
enfermedades, pasan, calor, hambre, insolaciones, deshidrataciones y las mismas
frustaciones, que la persona adulta, al realizar una cola y no lograr adquirir,
pocos o ningún tipo de producto regulado. Muchos de ellos al no tener un verbo,
una forma de comunicar en palabras la rabia, pueden presentar comportamientos
hostiles en el hogar y la escuela”, explicó Misle.
Recomiendan desde Cecodap,
realizar un consenso, una red familiar para que al momento que a papá o mamá le
toque el día de hacer la cola, otra persona pueda llevar y buscar, a los
pequeños a la escuela y así no falta a sus clases. “También es necesario hablar
con el niño y la niña, explicarle la situación, no exponerlo a situaciones
extremas de violencias o la inclemencia del clima, atender sus quejas y
reclamos, tratar de calmar sus dudas”, indicó Oscar Misle.
Hablan los niños (Se acabó la
merienda)
Adrianys Alcalá, (nombre
ficticio) es una niña de 10 años de edad, estudia cuatro grado de educación
primaria, ella estaba acostumbrada a que sus mamá le preparara una buena
merienda para ir a la escuela, en su lonchera no faltaba la cajita de jugo, una
fruta, una galleta, acompañado de una arepa o un pan relleno de jamón y queso.
En el desayuno no faltaba el plato de “conflé” (Corn Flakes, cereal de maíz)
con leche y azúcar.
“Ahora la mayoría de las
veces, me dan dinero para que compre lo que vendan en la cantina de la escuela,
por qué ya no se encuentran nada de lo que me compraban en los automercados o
me dicen que es muy caro y que el dinero no alcanza”, explica.
¡Papá ahorra, por favor!
Mariana Aular, ama de casa,
madre de dos niños, comenta que un día sábado a la hora del desayuno, se
llevaron una gran sorpresa.
“Serví las arepas con queso
rallado y jugo, primero a los dos niños y luego a mi esposo. En medio del
desayuno, mi esposo tomó el frasco de mantequilla para ponerle un poco más a su
arepa, cuando de repente mi hijo mayor le dijo “Papá por favor ahorra la
mantequilla, mira que nos costó mucho poder comprarla, por lo menos cuatro
horas de cola”. Nos quedamos con la boca abierta ante la reacción del niño, que
ciertamente me había acompañado a hacer mercado el día que me tocaba por el
terminal de mi número de cédula, teniendo que pasar gran parte del día buscando
productos en varios establecimientos”.
Aquí no se regala nada
A Oscar Benítez le toca hacer
sus compras de productos regulados los días viernes, por lo cual se para muy
temprano para hacer la obligatoria cola.
“Como mi hija estudia en las
tardes, algunas veces le pido que me acompañe para que no se quede sola en
casa. Una vez vino mi hermana a visitarnos y me pidió que le regalara un
paquete de harina, azúcar, jabón y leche. Antes que yo pudiera dar alguna
respuesta, mi hija dijo: “Tía aquí no se regala nada, esas son cosas que no se
pueden regalar, tampoco vender, por qué cuesta mucho trabajo conseguirlas,
nosotros tuvimos casi todo un día en cola para poder comprar”.
¿Después de hacer la cola,
usted no me va a vender?
Maria Cristina Oliveros, tiene
una nieta de diez años de edad, a la que se encarga de cuidar en las mañanas,
ya que estudia en el turno de la tarde.
“Un día me avisaron que
estaban vendiendo carne regulada y pollo, en un local de San Martín. Rapidito
vestí a mi nieta y me fui con ella hacer la cola, pero cuando estábamos
llegando se acabó el producto, sin ningún tipo de pena y sin que nadie la
mandara la pequeña gritó al encargado: “¿Después de hacer la cola, usted no me
va vender carne?, pero ese policía sí tiene la bolsa llena, ¡ese tipo se
coleó!”.
“No podía controlar a mi
nieta, para que dejara de hablar, y además consiguió apoyo de los otros abuelos
y niños que allí estaban, prometí no llevarla más a esas colas”, dice la
abuela.
12-03-16
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