Por Miguel Eduardo Blanco
Ante el anuncio que hizo
Empresas Polar sobre la falta de cebada malteada, materia prima de la cerveza y
malta, los dueños de locales dicen que "si le quitan la cerveza al
venezolano, no sabemos qué pueda pasar"
La Candelaria es una
advocación al compartir social rodeado de tapas y cañas. Tan solo basta usar la
aplicación google mapspara evidenciar la existencia de locales
(restaurantes, tascas, "chinos", cafés) que sirven para rendir culto
al arte etílico. En ese populoso sector, la cerveza es la principal excusa de
los comensales que día a día frecuentan las esquinas de un urbanismo con
grandes anécdotas. Ahí nunca falta una excusa para catar una "fría" y
una buena ración de gastronomía ibérica.
Sin embargo, una preocupación
ronda en los establecimientos de la zona: Empresas Polar informó que le
queda cebada malteada, materia prima para producir la cerveza y la malta, hasta
el próximo 29 de abril. Por lo tanto, a partir de esa fecha, se verán en la
obligación de suspender la elaboración de estos productos hasta que el Gobierno
nacional les asigne las divisas necesarias para adquirir tales insumos.
En un recorrido realizado
por Contrapunto este viernes 22 de abril por diversos
establecimientos de La candelaria, se pudo constatar que el anuncio no los tomó
por sorpresa. Al contrario, tenían conocimiento sobre la situación desde hace
algunas semanas. De cierta forma, dueños o representantes de los negocios
indican estar curados en salud frente a esta situación. Sostienen que desde
hace algunos meses (años, en algunos casos) son víctimas de la escasez de
bebidas alcohólicas en sus neveras y vitrinas.
Tal es el caso de Juan William
Abreu, encargado de una licorería en la parroquia La Candelaria. Él afirma que
la "falla con el despacho de cervezas se viene presentando desde hace dos
años". Cuenta que en la mayoría de los casos las casas distribuidoras no
entregan lo que se les solicita. "Nos despachan de a poquito. Si la
solicitud es de 100 cajas, te dejan 15 o 20 cajas, dependiendo", indica
Abreu.
Esta realidad, como se puede
preveer, afecta a los comerciantes. "Hemos tenido que dejar de vender
cajas, optando por la venta al detal de las cervezas. Por caja tenemos un
margen de ganancia del 15%, mientras que al detal podemos ganar hasta un
30%", explica. Sin embargo, a pesar de la situación (crisis económica),
Abreu destaca que la cerveza tiene un vínculo especial con el venezolano.
"Es un asunto de tradición. La gente la pide, la quiere. Siempre se va a
vender a pesar de la escasez y de la poca que haya".
Al momento de establecer
indicadores de ganancias, los establecimientos del área estipulan que cuando se
negocio trabaja con el rubro de licores (cerveza, ron, vodka, anís), la
ganancia debe generar un 30% o 40% de beneficios netos. Al menos, eso es lo que
consideran justo para mantener el nivel. El ron, indican los comerciantes
consultados por Contrapunto, es el principal paliativo para recuperar las
perdidas. "Permite ganar con un margen de comercialización de 20% o
30%", señalan.
Cerveza: bebida nuestra de
lunes a lunes
Carlos Cermeño* es el
encargado de otra licorería en La Candelaria. De entrada, le indica
a Contrapunto que esta situación se venía venir. "La falla en
cerveza no es novedad". Actualmente a los locales del ramo les dejan, en
promedio semanal, 20 cajas de cervezas. "Los precios suben constantemente.
Cada tres o cuatro semanas los porcentajes de aumento se ubican en un
20%", explica el comerciante en torno a la dinámica de los precios de los
productos. "Las personas siguen pagando igual, a pesar de la escasez. La
gente sigue comprando. Uno que otro cliente opta por el ron o la ginebra como
alternativa".
Usando como ejemplo su
situación, Cermeño* manifiesta que si no tiene cervezas, las ventas caen. Con
el último aumento fijado por Polar, una caja cuesta entre 4.500 y 5.000
bolívares. En esta ocasión, estima Cermeño, "el próximo aumento puede
llegar, fácil, entre 5.500 y 6.000 bolívares la caja. Si le quitan la cerveza
al venezolano, yo no se qué puede pasar". Carlos preveé un nuevo aumento
en el despacho de cervezas, tomando en cuenta que cada vez que Polar anuncia
paralización de su producción, el precio de la gavera sube al momento de
reactivar las maquinarias.
Desconcierto
María Teresa De Sousa se
muestra confundida al hablar de cerveza y escasez. Ella dice ser testigo de
primera mano de la crisis que golpea al país. Por la falta de alimentos, tuvo
que cerrar la cocina de su restaurante. El sustento de su familia y del local,
que tiene más de 70 años de funcionamiento, es la venta de bebidas lupulosas.
Para verle el "queso a la tostada", como dice De Sousa, "hay que
vender en efectivo".
"Cerveza no tengo. Si me
voy a hacer la cola para comprar comida, no se trabaja. La cerveza aumenta,
aumenta y yo no se por qué. No hay materia prima. Este negocio tienen más de 70
años y yo acá tengo 24 años trabajando. Da pena y ganas de llorar ver como está
el país", reflexiona.
De Sousa resalta que antes
traían (las empresas) lo que ellos querían. Ahora se tienen que adecuar a lo
que haya. "Si la compañía no tiene, qué se hace. Mira como está
ahorita", señala para reflejar la poca asistencia de clientes en su
establecimiento. "Con la inseguridad acá no se puede. No hay agua, no hay
luz, no hay nada. No sé cómo se va hacer", concluye con resignación.
La situación de la venta de
cerveza y licores también está afectando a los populares "chinos",
alternativa de clientes cuyos bolsillos no viven un momento de bonanza. La
explicación es simple: "Ha bajado bastante (la presencia de clientes)
porque los precios han aumentado y el consumo ha bajado". Los propietarios
de dichos establecimientos, subrayan que la cerveza igual se vende porque sale
más barata que el resto de las otras bebidas alcohólicas. "Para la gente,
el consumo de cervezas sale mejor. No les regaña tanto sus bolsillos".
La situación de estos negocios
"chinos" era positiva hasta hace un año. Pedían 50 cajas y les despachaban
50. "Pero, hoy día se pregunta por lo que hay y mandan entre dos
o cuatro cajas".Afirman que los asiduos visitantes tienen la
predisposición a pedir la Pilsen (cerveza negra). En esos casos, cuando la
gente nos visitan y no encuentran lo que quieren, se van. "A los negocios
lo salvan las cervezas. Es el eje del consumo. Eso es lo que nos salva",
aseveró.
Es tanta la incidencia de la
venta de cervezas en las ganancias y entradas económicas de los
establecimientos, que hace tres años trabajaban hasta tres o cuatro mesoneros,
tres encargados en la barra y cuatro cocineros. Hoy, el escenario es otro.
"Nos hemos quedado con dos cocineros, dos mesoneros y un encargado de la
barra. Es el reflejo de la crisis para los chinos".
Los cierto es que la venta de
cerveza es clave en los negocios de comida y bebida abiertos en La Candelaria.
Para resolverse la escasez no se han salvado del bachaqueo. Para muchos, así el
negocio no gane, lo importante es mantener al cliente. Si antes ganaban un 30%,
hoy ganan 10% o 15%. Una cosa equilibra la otra, manifiestan los dueños y
encargados, mientras esperan que la situación de Empresas Polar se solvente.
23-04-16
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