Carolina Jaimes Branger 25 de abril de 2016
@cjaimesb
“Siguen
por sus desafueros los opositores de la oposición”
Jesús
Peñalver
No es
nuevo. Tampoco es original. Inaudito sí es. Que a estas alturas y después de
todo lo que ha pasado en los últimos diecisiete años, los opositores estén
echándose leña, como si éste fuera un país normal, donde el gobierno respeta a
sus adversarios y éstos pueden darse el lujo de lavar sus trapos sucios en
público, es increíble, pero cierto.
No son
sólo políticos quienes caen en este juego de criticar a otros opositores como
si estuviéramos viviendo tiempos de calma hipocrática. Aunque indigna más que
haya políticos en ese juego perverso, porque los políticos deberían conocer
mejor que nadie la situación que vivimos. Y aún así, conociendo al monstruo que
tenemos que enfrentar, escogen enfrentar a quienes supuestamente están de su
lado. Me pregunto de qué lado están estos “opositores”.
Pero
la mayoría de opositores de la oposición, por supuesto, se encuentra entre los
ciudadanos de a pie, ésos que pasan el día pegados a las redes sociales, los
que circulan lo que caiga en sus manos “como me llegó lo paso”, “reenvío tal
cual lo recibí”. ¡No, caramba, no lo pasen! ¡Por favor, no lo reenvíen! Cada
vez que pasan, reenvían o se hacen eco de una de estas historias lo que hacen
es ser empleados gratuitos del gobierno. ¿Nunca lo han pensado? ¡Pues
piénsenlo! En esta hora terrible que vive nuestra nación, el que no es parte de
la solución, es parte del problema. Y pasando esas historias, muy bien
diseñadas y articuladas (expertas manos cubanas por detrás), están trabajando
para el gobierno del que quieren salir.
Muchas
de esas historias fueron fabricadas en los laboratorios de guerra sucia del
gobierno. Para distraer, para confundir, para trasladar el foco de los
problemas que nos aquejan hacia otros asuntos. Y en vez de exigirle al gobierno
que resuelva los problemas de escasez, hiperinflación, desabastecimiento,
inseguridad, falta de luz, de agua, de servicios de salud y toda la gama de
problemas que nos aquejan, se distraen repitiendo y replicando historias que no
son verdad. Que si Capriles se fue de Venezuela, que si Borges negocia con el
gobierno, que si Ramos Allup se desinfló… Nada de eso es verdad, pero aparte de
distraer, siembra desesperanza. Y un pueblo desesperanzado, no insurge. Esto
está hecho muy adrede. Como las colas. Si las necesidades básicas no están
cubiertas, no hay ánimo ni energías para protestar. Y encima, en vez de
protestar contra el peor gobierno que hemos tenido, se protesta contra la
oposición. Parecemos locos…
Y no
faltan las voces agoreras. El jueves pasado, cuando me quejaba por Twitter de
la salvajada que fue impedir la entrada de los diputados al CNE a pedir la
planilla del revocatorio, un supuesto candidato a alcalde por el Zulia me
respondió “NO pierdan el tiempo les aseguro, este año NO habrá elecciones d
ningún tipo en Venezuela. menos revocatorio, con este régimen NO” (sic). Con
opositores así, el gobierno se eternizará.
Ese
mismo día recibí un correo electrónico donde un amigo hacía un recuento de
todas las razones para irse de Venezuela. Ciertamente, provoca salir corriendo.
Pero salir corriendo es una de las soluciones. Yo todavía creo que existen
razones para quedarse. Y estoy haciendo lo que puedo para quedarme aquí, donde
nací, donde crecí, donde he sido feliz, donde están muchos de mis amigos, donde
están enterrados mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos…
La
prioridad en este momento es salir del gobierno activando todas las opciones
constitucionales. Ya habrá tiempo luego para quejarse, despotricar y tirarse
piedras. Por ahora, unidad es la consigna.
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