Por Jesús Alexis González, 18/09/2016
Asumimos de inicio, que Venezuela se encuentra en
impaciente espera para darle formalidad
jurídica con transversalidad constitucional a la revocación de N. Maduro,quien
de hecho ya lo está en la conciencia de un 80% (o más) de la población que
rechaza no solo su pésima gestión sino el catastrófico experimento chavista de
una “presidencia colegiada” que
alterna titulares acorde con las circunstancias (¡adversidades!); hecho que
confiere manifiesta obviedad a que en lo especifico del referendo revocatorio
en 2016 el agonizante oficialismo está procurando la fragmentación de la férrea voluntad del soberano, mediante variados
subterfugios (huida por debajo o
simulada/excusa artifiosa para huir de algo o evitarlo), para alterar su
percepción en relación a si es posible (por fin) salir por completo del
presente oscurantismo gubernamental (práctica
deliberada de evitar que determinados hechos y conocimientos sean difundidos a
la población), valiéndose no tanto de su aparente “fuerza” (armas y
subordinación militar) sino apelando a la muy
vieja estrategia “criolla” de intentar (como en el pasado inmediato lo
realizó el dueto chavismo-notables) destruir
la imagen de capacidad y honestidad de la dirigencia política (la
gubernamental en la etapa golpista) y la opositora de hoy focalizada en
la MUD, a sabiendas del sadismo (conductas
imaginadas con el consentimiento de la otra parte) que se corresponde con el
“disfrute” de opinar siempre en contrario o de “nadar felizmente contra la corriente” , en inaceptable
comportamiento impulsado tanto por “forjadores de opinión” (que en ningún
caso son dueños de la verdad) apoyándose en improperios(injuria grave especialmente como reproche, utilizada
para echar en cara algo a alguien) formulados por algunos “voceros de la oposición” que experimentan una repetitiva “fiebre de micrófono” con implícita metedera
de “pata” por la declaradera (no siempre ingenua) tal como expresar que es
“inaceptable la posición de los 4 países fundadores del Mercosur, de suspender
y expulsar a Venezuela de dicho bloque comercial”; y de otros (una clara minoría) que se montan en el caballo de Troya (estrategia para introducirse) o manipulan un virus troyano (en informática, un
software malicioso que se presenta como un programa aparentemente inofensivo)con
manifiestas intenciones soterradas vinculadas con “proyectos institucionales
privados” apartados de lo único importante: VENEZUELA.
Es así, que el “gobierno” en la desesperación de su
agonía apela a la miseria humana (carencia
absoluta de Valores para causar daño y confusión en personas que se encuentran
en un momento de debilidad emocional) con el propósito de desprestigiar y
“debilitar” la MUD en pro de intentar
una supervivencia de corto plazo (¿evitar
la rendición de cuentas?), soslayando el muy importante detalle que revocar el
mandato de N. Maduro (Art. 72 Constitucional) no es una aspiración aislada de los partidos políticos sino que
surge de forma armónica con grupos de la sociedad civil y muy especialmente por
la iniciativa que emana del firme e irreversible deseo del pueblo (electores o
electoras) que ¡desafortunadamente lo
eligió!; al tiempo de compartir con la Mesa de la Unidad su rol de “bisagra” organizativa (mecanismo para
articular dos superficies separadas generalmente una móvil y otra fija) a los
fines de interceder ante los organismos competentes para exigir se cumpla con la aspiración
ciudadana, a la luz de un hecho situado en el campo de lo obvio: ¡unidos podemos ser exitosos!
La hecatombe
económica (catástrofe o desgracia que produce muchos destrozos y un gran
número de víctimas), cuya potencia en el caso venezolano aumenta con un referendo revocatorio “retardado”con la
complicidad del poder electoral (minúsculas
intencionales) hasta extender la debacle
(desastre que produce mucho desorden y desconcierto, especialmente al final
de un proceso) al tiempo de satisfacer al chavismo en su empecinamientode
permanecer en el poder como un ejercicio de autoritarismo (régimen político sustentado en el sometimiento
absoluto a una autoridad) “ideológicamente” subordinado a la utopía
socialista-comunista que ha venido desapareciendo a nivel del planeta tierra
ante su efecto demoledor del bienestar, en nada vinculado con un gobierno
ajustado a una visión de país. En tal sentido vale resaltar, por ejemplo, que
el movimiento chavista ha perpetuado un ineficiente régimen cambiario con tres
tasas oficiales dentro de un arco de una mínima disponibilidad de divisas
susceptibles de ser destinadas a importaciones y de (lo que más les preocupa)
no estar el Presidente en capacidad fiscal (como su antecesor) de efectuar transferencias directas de recursos a
los estratos de bajos ingresos que “compensan” con expansión fiscal y un
elevado déficit del sector público, mediante un creciente gasto apuntalado con
dinero inorgánico bajo la premisa (¿sueño?) de “revivir” (buscando el apoyo
popular perdido) el marco de políticas
socio-económicas populistas (Misiones) instauradas por H. Chávez. De igual
modo, están complementando su maléfica gestión con aterradores controles de
precios, ganancias y de distribución (recientemente militarizado con el
“Generalato”) en un escenario de contracción
económica que ha profundizado la dependencia petrolera y el endeudamiento público, que creció
desmesuradamente desde el 2005 a pesar del alza persistente del precio promedio
de nuestro crudo a partir del 2003, hasta situar dicho endeudamiento para
finales del 2014 en unos US$ 150.000
millones adicional al continuo financiamiento
monetario por parte del BCV a PDVSA y a otros entes burocráticos, y del “financiamiento implícito” por más de US$ 23.000 millones por concepto de la
deuda comercial del Gobierno Central y de PDVSA por unos US$ 21.000 millones con proveedores y contratistas (en ambos
casos). El panorama descrito, se inserta en un amorfo contexto de socialismo
de Estado bajo la denominación de “socialismo del siglo XXI” iniciado por
H. Chávez en enero 2007 promovido en el Plan
Socialista I y II.
Desde un ángulo complementario, resulta pertinente
recordar que el CNE convocó el proceso electoral para elegir un nuevo
Presidente de la Republica el 09/03/2013
(luego del fallecimiento de H. Chávez) y las elecciones se realizaron el 14/04/2013, quedando marcadamente
evidenciado que el ente electoral (cuando actúa correctamente) está en capacidad de organizar un proceso
electoral presidencial en 36 días (extensible para el caso de un referendo revocatorio);siendo así, no debe
existir ningún motivo--salvo la trampa oficialista que con toda seguridad
impedirá la presión de calle--para
que el RR Presidencial en gestación se efectuéantes del 10/01/2017 para luego, en función
a la percepción de los resultados esperados, el CNE organice nuevas
elecciones para el 15/02/2007. A
tono con ello, debe igualmente exigirse a la MUD que promuevade inmediato la formulación de un Plan Nacional de Desarrollo 2017-2023entendido como un modelo sistemáticoperfilado
bajo la figura de herramienta de gestión
para concretar acciones en aras de promover el progreso social, económico,
cultural, social y político al sentar las bases para atender las necesidades
insatisfechas de la población y para mejorar su calidad de vida; iluminando el
Plan la luz del adagio: “Donde está tu corazón ahí está tu tesoro”.
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
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