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domingo, 2 de octubre de 2016

Diálogo, por @FelixPalazzi



FÉLIX PALAZZI 01 de octubre de 2016
@FelixPalazzi

Mientras el interés nacional clama constitucionalmente por la realización del revocatorio en el 2016, el gobierno, con astucia, ha considerado oportuna la incorporación de un nuevo “facilitador” al proceso de diálogo. Se nos ha anunciado la invitación formal al Estado Vaticano. Es cierto que para que el diálogo sea real son necesarios agentes facilitadores que, de alguna forma, medien y permitan llegar a acuerdos viables para todos. Hasta ahora, los tres expresidentes, en especial Samper, son percibidos como hombres de confianza del gobierno y aliados a su causa. Por ello, se hace necesaria la participación de otros facilitadores que permitan recobrar la confianza en el llamado proceso de diálogo.

Para que el diálogo político sea viable se debe partir de la convicción que ambos sectores son legítimos interlocutores. Sería un total contrasentido querer anular, disminuir o eliminar a un sector. El diálogo no puede ser una herramienta para postergar la situación y ganar tiempo para permanecer en el poder, ignorando así el clamor de la mayoría del país que pide una salida política pacífica. Por ello, si no hay disposición para lograr acuerdos prácticos y viables, es difícil que el diálogo tenga algún resultado tangible. Ahora bien, ¿tiene sentido seguir hablando de diálogo?

La participación del Estado Vaticano es algo que debemos celebrar aunque no sea suficiente. La gravedad de la situación exige la incorporación de otros facilitadores que recompongan el equilibrio de la llamada comisión de “facilitadores”. Evidentemente el Vaticano, si accede a participar, enviará a una persona formada en la práctica de solución de conflictos internacionales. Aún así, esto no es suficiente ante la urgencia y la gravedad de la crisis. Se corre el riesgo que sólo sea escuchada con más fuerza una sola voz. Sería inocente, a estas alturas, pensar que el gobierno permita un proceso que lo coloque en desventaja.

Entonces, ¿para qué un diálogo? Es claro que los derechos constitucionales no se negocian. Un derecho no es negociable, se exige. El diálogo que necesitamos es para escuchar y atender el clamor de la gente ante la terrible crisis que estamos viviendo, en lo alimentario y lo relativo a la salud. Necesitamos dialogar para solucionar la situación del ciudadano común que no consigue medicinas y alimentos básicos. Un diálogo para evitar un mayor desplome de la economía y asumir políticas de recuperación. Necesitamos dialogar para poner fin a la persecución y al arresto innecesario de ciudadanos, en especial de aquellos jóvenes que han sido encarcelados en centros de reclusión por motivos políticos. En fin, necesitamos el diálogo para que sea reconocida la voluntad popular que eligió a la actual Asamblea Nacional, para que se respete a la Constitución y para que no tengamos a un Tribunal Supremo de Justicia parcializado que siempre falla a favor del gobierno.

La necesidad del diálogo sigue siendo urgente. Es lo único que le permitirá al gobierno una opción política válida para el futuro. De lo contrario, el gobierno quedará marcado en nuestra historia como uno que sólo apostó al fracaso de toda una nación, olvidando el bien común. No será más una opción política alternativa. Y es que lo fundamental del diálogo no es salvar las partes en conflicto, sino responder a los derechos de la sociedad civil ante el terrible sufrimiento al que es sometido. El diálogo es para abrir los oídos y aprender a escuchar atentamente la voz de los que no tienen voz, que es esa mayoría de venezolanos que hoy no pueden pagar los altos costos de la vida y que temen morir por falta de medicinas.

Félix Palazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@FelixPalazzi

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