sábado, 15 de octubre de 2016

Entendimiento para un proyecto nacional cohesionador por @perroalzao


Por Arnaldo Esté


El gobierno cuelga de unos hilos que él mismo ha tejido. Lanza hilos sin mayor concierto y queda atrapado en ellos. En su “lógica” del ahogado mientras más patalea más se hunde. Pero, en este caso, el ahogado, más que el gobierno, somos nosotros: una dictadura. Pero, para fortuna de todos, incluyendo los angustiados gobernantes, van a salir.

Por esto, hay que hablar de proyectos y de la necesaria cohesión social para realizarlos.

Asisto a reuniones y estoy pendiente de lo que nuestra gente dice. Entre ellos, los economistas. Están muy frecuentemente en los medios de comunicación y en foros y conferencias. Me agrada su honestidad y fundamentada argumentación. Pero encuentro que se quedan en “medidas”. Muchas de ellas con sabor de manuales y literatura académica.

Es posible que varias de ellas sean inminentes y se han aplicado en países en crisis. No tengo el trazado de sus efectos, pero no hay mayores novedades.

La crisis general venezolana es típica. Es la propia de un país atado a la economía de la cultura occidental como suministrador de materias primas, de comodities, como las llaman los economistas. Y de la conciencia dependiente y servil (rentismo) que genera. Esta cultura que, nacida en la Florencia renacentista, se ha expandido por el mundo en el uso y práctica de las más diversa vías y medios: guerras, invasiones, genocidios, ecocidios, ciencia, democracia, inventos y creaciones, arte… grandes costos y grandes logros. Y con ideologías, de la misma factura, que se han asumido como banderías circulares y costosas.


Ahora esa cultura occidental llega a sus linderos en los que se da un inevitable mestizaje, una interesante hibridación. Rusos, chinos, hindúes, latinoamericanos se occidentalizan… se debaten tratando de ubicarse en ese crisol, usando, con frecuencia, instrumentos del pasado.

Un mestizaje que es la marca de la época y corre y se acelera con las ruedas de los instrumentos digitales, como en el Renacimiento lo hizo la imprenta, la ciencia y las artes, con su aún vigente imaginario. Instrumentos que, como todos ellos son creaciones humanas, a la vez, se revierten a sus creadores, recreándolos.

En ese mundo es en el que hay que meterse. El mundo mestizo y digital que emerge.

Hay que hacer proyectos para ello. No para regresar a un pasado petrolero que nos trajo a esta telaraña.

La calidad de un proyecto social está dada por su capacidad para cohesionar, para integrar. Se trata de buscar y lograr un Ethos de construcción, creación y trabajo. Un curso en el que las “medidas” tendrían el sentido de una pretensión compartida. Un reto a la creación.

No estoy en capacidad ni oficio de enunciarlo, pero debe lograrse con un entendimiento, con un diálogo profundo que comprometa y que tome el curso de lo fundamental que aquí escribo.

arnaldoeste@gmail.com

15-10-16




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