Papa Francisco 11 de noviembre de 2017
El
Papa Francisco dedicó este jueves para hablar sobre el deber de todo cristiano
de edificar, salvaguardar y purificar la
Iglesia.
Pronunciando
una homilía en su misa matutina en la residencia de Santa Marta en el Vaticano,
habló sobre estastres tareas muy importantes mientras se encontraba
en la celebración litúrgica de la Dedicación de la Basílica de Letrán, la
Diócesis de la Catedral de Roma, conocida como "La madre de todas las
iglesias". Título al cual el Papa respondió diciendo:
"Este
título no es una causa de orgullo, sino de servicio y
de amor".
Edificación.
Con
respecto a la edificación de la Iglesia, el Papa comentó que todos debemos
saber antes que nada que Jesucristo es nuestro fundamento:
Él es
la piedra angular de este edificio y sin Jesucristo no hay
Iglesia. Una Iglesia sin fundamento colapsará. Una Iglesia sin un Jesús vivo se
vendrá abajo.
Nosotros
somos las piedras vivas de esta Iglesia. No todos somos iguales, pero cada uno
es diferente, y esto, brinda la riqueza de la Iglesia. Cada uno de nosotros
construye y edifica de acuerdo al don que Dios ha otorgado. Una Iglesia
uniforme no es una Iglesia.
Salvaguardia.
Hablando
sobre salvaguardar a la Iglesia, el Papa dijo que significa estar consciente
del Espíritu Santo que está en nosotros.
El
Papa lamentó que muchos cristianos conozcan a Jesucristo y al Padre sólo por
rezar el Padre Nuestro, pero al hablarles del Espíritu Santo, Él será
automáticamente asociado con una paloma nada más:
El
Espíritu Santo es la vida de la Iglesia, y Él es tu y mi vida.
Nosotros, el templo del Espíritu Santo, debemos salvaguardarlo, ya que San
Pablo insta a los cristianos a no entristecer al Espíritu Santo, es
decir, no ir en contra de la armonía que el Espíritu Santo crea en nosotros y
en la Iglesia. Él es armonía, y Él crea armonía en nuestra edificación.
Purificación.
Finalmente,
con respecto a la tarea de purificar la Iglesia, comienza con cada uno de
nosotros. Para esto, todos debemos reconocer nuestra pecaminosidad.
Cualquiera
que alegue no ser un pecador sería una buena curiosidad. Como todos somos
pecadores, debemos purificarnos continuamente.
Esto a
su vez purifica a la comunidad, a la comunidad diocesana, a la comunidad
cristiana y a la comunidad universal de la Iglesia. Esto es lo que hace crecer
a la Iglesia.
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