Alexis Aponte 01 de noviembre de 2017
@alexisaponte14
Está
en curso un proceso de privatización de la industria petrolera venezolana, la
cual se inició en asociaciones
con
empresarios privados y empresas extranjeras para que participaran en el negocio
de exploración, explotación y comercialización de petróleo especialmente en la
Faja Petrolífera del Orinoco y otros campos con potencial de explotación de
crudo pesado.
Actualmente
se comenta tras bastidores en los pasillos de la Empresa otorgarle en
calidad de arrendamiento por 10 años a la empresa Petrochina
la refinería de Cardón y a los Rusos representada por Rostnef la
refinería de Amuay, ambas refinerías hoy día propiedad de Petróleos
de Venezuela, con una capacidad de refinación diaria de un millón de
barriles diarios de petróleo.
Esta
operación desde el punto de vista financiero no es cuestionable. Lo censurable
estriba, que tratándose de una parte importante del patrimonio de PDVSA, se
negocie en las tinieblas y a espaldas del país nacional, algo tan sensible y
medular como el proceso de refinación de la industria. Las razones que
justifican dicha operación se pueden puntualizar en:
- Razones de carácter administrativas y
gerenciales. Este estado venezolano ha demostrado
incapacidad para manejar con acierto la principal industria del país.
- El estado venezolano como
accionista principal de PDVSA, no está en capacidad de realizar
los aumentos de capital requerido por que no posee los dólares
necesarios.
- Las inversiones que demandan esos centros
de refinación son cuantiosas y se estiman por algunos expertos en unos
10.000 millones de dólares.
- Una fuente de financiamiento podría ser
los mercados de deuda externa, pero en estos momentos no tenemos acceso a
los mismos, por las medidas y represalia tomadas por el gobierno americano
con todo aquel que comercialice o negocie con Venezuela. Además, dada la
situación financiera de PDVSA, haría muy costoso apalancarnos con deuda.
- Arrendar ambas refinerías debería implicar
en los contratos la obligación por parte de Chinos y Rusos, en hacer las
inversiones necesarias para modernizar ambas plantas.
- Es muy posible que de darse dichos
arrendamientos, las condiciones incluyan un refinanciamiento de la
deuda contraída por PDVSA con ambos países, la cual es cancelada
con embarques de crudos.
- El arrendamiento y su respectivo canon,
debería proveer de flujo de caja en divisas al gobierno que ayudaría a su
ya precaria liquidez, además de evitar los gastos correspondientes a
mantenimiento periódico.
Como
siempre la economía real se impone y dada la realidad
financiera del gobierno se están produciendo cambios en el negocio petrolero,
que “pasito a pasito” conlleva una nueva arquitectura de negocios y disimula un
proceso de privatización en la industria.
De ser
este rumor cierto y lograr un acuerdo, es una extraordinaria oportunidad para
que el estado venezolano, se decida a hacer una reestructuración de su
condición de propietario de unas cuantas centenares de empresas que producen a
pérdida, que prestan mal servicio y que maltratan a los usuarios y clientes con
un producto y servicio de mala calidad.
Podríamos
continuar con CANTV, Corpolec y las empresas básicas, que hoy día
ya no son ni básicas ni estratégicas. Estamos seguros que
tendríamos un mejor servicio de agua potable y un mejor servicio de
telecomunicaciones.
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