Por Piero Trepiccione
Ya el destino de Venezuela
no se define en su territorio. La realidad ha sobrepasado la capacidad
soberana del país de poder resolver sus asuntos entre las diferentes
corrientes políticas que hacen vida activa tanto en el gobierno como en la
oposición. Es algo triste pero muy cierto y rebasa cualquier análisis serio que
se quiera hacer sobre nuestro caso.
Venezuela hoy es un
maremágnun de intereses contrapuestos, cuya procedencia es interna y
externa a la vez, que se ha venido hilvanando a partir de acontecimientos
políticos y económicos de diversa índole que han enrarecido el panorama de tal
manera, que genera angustia continental.
Cuba comenzó con ese selecto
club de influencia internacional. Sus operaciones económicas con Venezuela
son altamente conocidas en materia petrolera y en el área de la salud. Hasta
tal punto ha llegado esa relación que prácticamente se sustituyó el esquema
de asistencia financiera soviética por la venezolana.
En tal sentido, es vital
para la isla seguir sosteniendo su influencia directa sobre el gobierno de
Caracas y su destino. Los cubanos juegan durísimo en su apoyo a Nicolás
Maduro. China es otro miembro del club. Desde hace quince años se ha venido
convirtiendo en el principal acreedor del Estado venezolano. Beijing ha
privilegiado su relación económica con Venezuela a pesar de no ser una de las
grandes economías de la región, buscando más que el fortalecimiento comercial,
un país pivot que le permita su afianzamiento geopolítico de cara al nuevo rol
que la potencia emergente asiática tiene en el globo terráqueo.
Rusia y en especial desde la
era Putin, ha tratado de recuperar su rol de país influyente. En ese sentido,
Venezuela le ha caído como anillo al dedo. Primero con los periplos iniciales
de Chávez por el mundo árabe repotenciando a la Opep y ayudando a recuperar el
poder geopolítico y geoestratégico del petróleo a escala mundial; luego, con el
marcado contraste con la influencia estadounidense en esta región.
Venezuela se convierte así
en una ficha de ajedrez que le permite a Putin, alterar el equilibrio
geopolítico continental y usarlo para sus propios fines. Para Rusia y Putin en
este momento, el gobierno de Maduro es una herramienta valiosísima de política
internacional pintada con intereses rusos.
La Unión Europea es otro
actor de primera línea internacional inscrito en el selecto club de
intereses contrapuestos sobre Venezuela. Su influencia económica-comercial con
Venezuela y con Latinoamérica en general ha venido disminuyendo con
respecto a China, con la postura impulsada desde Caracas. Este debilitamiento
viene acompañado de dificultades con Rusia y China para encarar las diferencias
económicas, comerciales y geopolíticas del mundo actual.
Luego tenemos a los Estados
Unidos que desde un primer momento han tenido serias diferencias con
Caracas desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. En un principio,
trataron de aplicar una diplomacia ligera para permitir que el chavismo se
diluyera a si mismo con el paso de los años.
No fue así, y tuvieron un
gobierno que se encargó, mediante la chequera petrolera, de trastocar muchos
gobiernos de la región que terminaron por ponerse en contra de los EEUU. Inclusive,
se llegó a crear la Celac sin la presencia de EEUU y Canadá. Algo
impensable en esta parte del mundo con una enorme influencia geopolítica de los
países del norte del continente. Hoy en día, con el tema migratorio y
geopolítico global, el gobierno de EEUU está jugando duro en la política
venezolana.
Los vecinos también juegan
Por último, dos actores
regionales: Colombia y Brasil. Permeados fuertemente por el tema migratorio
venezolano. Arrastrados por la crisis económica de Venezuela y sus impactos regionales.
Con gobiernos duros y muy contrarios a los pensamientos de Caracas. Sin duda
alguna, su política interna estará extremadamente relacionada con la política
exterior con el tema Venezuela como protagonista de sus agendas.
Como vemos, más allá que seamos
los venezolanos los principales afectados por la severa crisis actual del país,
un cúmulo de intereses alrededor está impulsando procesos que pueden
desembocar de una alta definición al conflicto venezolano. Unos apuestan por
reestablecer equilibrios mientras otros solo aspiran seguir utilizando a
nuestro país como ficha de canje. Veremos en los próximos meses dónde está
la solución al caso Venezuela.
06-01-19
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