Colprensa 06 de enero de 2019
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Desde que asumió el mandato, el presidente
mantiene un discurso duro contra el régimen de Maduro.
Incluso
antes de tomar posesión como presidente de Colombia, Iván Duque ya había
llevado el tema de la crisis de Venezuela a escenarios internacionales. Así
lo planteó en las reuniones que aún como mandatario electo tuvo en Washington
con varios funcionarios del gobierno de Estados Unidos y en el encuentro que
por los mismos días tuvo con Pedro Sánchez, jefe del gobierno español.
A
diferencia de su antecesor, Juan Manuel Santos, el presidente Duque optó desde
el comienzo de su mandato por hablar duro contra el régimen de Nicolás
Maduro y tomar un liderazgo internacional para
promover el aislamiento del mandatario venezolano y buscar su salida.
Duque ha
manifestado que no descansará hasta que Venezuela recupere la democracia y la
libertad, y por esta razón, junto al canciller, Carlos Holmes
Trujillo, está impulsado un movimiento regional, e incluso internacional, para
cercar diplomáticamente al Gobierno venezolano.
Esa
estrategia se tradujo en la declaración anunciada este viernes por el Grupo de
Lima, en la que desconoce la legitimidad de Maduro en el próximo mandato de
seis años que asumirá a partir del próximo 10 de enero.
Pero,
más allá de las declaraciones y los discursos, ¿qué resultados se pueden
esperar de esta estrategia del gobierno colombiano?, ¿qué acciones concretas
puede tomar para promover el fin del régimen de Maduro?
Para
el analista político John Mario González, la declaratoria que hizo esta
organización si bien es contundente en rechazar lo que está sucediendo en
Venezuela y afirmar que no reconocerán el nuevo mandato de Nicolás Maduro, no
irá más allá de un comunicado.
“Duque
tenía la esperanza de que los países latinoamericanos rompieran relaciones con
el régimen venezolano pero en la declaración no se toca ese tema. Fue excluido
en el comunicado. Aunque es contundente en varios apartes, es un comunicado
insulso porque si bien habla de evaluar restricciones a los funcionarios, no
significa nada. El Gobierno cubano navegó en América Latina con este tipo de
restricciones”, asegura González.
Dice
el experto que el presidente Duque lo que debe hacer es bajar el nivel de
confrontación verbal con Venezuela y concentrarse más en analizar qué acciones
concretas pueden realizarse desde el Gobierno con la ayuda de Estados Unidos
porque, agrega, es el único país con la capacidad de hacer algo
contundente para poder recuperar la democracia en Venezuela.
De
acuerdo con González, por esta razón es preocupante que el secretario de Estado
de Estados Unidos, Mike Pompeo, hubiese demorado tan poco tiempo en Cartagena
discutiendo con Duque al respecto. Añade que lo dicho por ambos líderes
políticos no pasó del tema discursivo sin dar origen a acciones reales.
En
este sentido, el presidente Duque, según el analista, debe continuar
promoviendo acciones como la que lideró en la región para denunciar a Nicolás
Maduro ante la Corte Penal Internacional y en la que tuvo el apoyo de una gran
cantidad de países.
John
Mario González asegura que si no se continúan realizando acciones como estas y
se mantiene la confrontación verbal con Venezuela temas tan importantes que se
desarrollan en la frontera tendrán que ser asumidos unilateralmente por
Colombia, como el incremento del tráfico de drogas, el refugio de grupos
ilícitos y la migración.
“Son
consecuencias graves que como no tenemos relaciones diplomáticas de alto nivel
para tratarlas, vamos a tener que lidiar con ellas porque no tenemos la
capacidad militar de provocar al régimen venezolano y producir que cometa un
error en el uso de Fuerza Militar para legitimar el uso de fuerza”, agrega.
Iván
Garzón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, sostiene
por su parte que el Gobierno de Duque ha puesto en la agenda de una manera más
valiente y más decisiva el tema de Venezuela, a diferencia de Juan Manuel
Santos.
“En
ese sentido hay dos grandes frentes que está trabajando y que me parece que lo
ha hecho bien. Se pueden resumir en el interno y en el externo. En el interno
hay una política de atención a la migración venezolana y en el externo se ha
dedicado a contribuir para generar un consenso alrededor del
retorno de la democracia y la libertad en ese país”, dice el
experto.
Garzón
añade que es probable que este año se dé un desenlace del Gobierno de Maduro
porque se ha quedado sin oxígeno, pese al apoyo que le han dado algunas
potencias extranjeras. “Es un régimen que está muy aislado porque el problema
de la migración genera unos desafíos no solo para Colombia sino para toda
la región”.
Sin
embargo, contrario a lo que dice John Mario González frente a las consecuencias
de no tener unas buenas relaciones diplomáticas, Garzón sostiene que los
efectos diplomáticos se han minimizado desde el momento en que Duque decidió no
enviar embajador a Venezuela. Señala que las relaciones están muy
maltrechas y es difícil que se puedan deteriorar más.
“Creo
que más bien para el Gobierno puede ser muy positivo tener un tema que le dé
visibilidad y que le muestre liderazgo. Creo que lo está haciendo de una manera
correcta y la reunión del Grupo de Lima es una confirmación porque
Colombia está jugando un papel importante en presionar diplomáticamente a
Maduro”, agrega el analista.
No
obstante, manifiesta Garzón, pese a que el papel que está jugando Colombia es
fundamental y se han visto algunos resultados como la denuncia de Maduro ante
la CPI, no se sabe cuándo esa estrategia de cerco diplomático a nivel regional
vaya a tener efecto real en Venezuela.
Jorge
Iván Cuervo, experto en política y profesor de la Universidad del Externado
añade que Colombia ha hecho un buen papel atendiendo de manera humanitaria a
los migrantes venezolanos, pese a que ha sido uno de los países que ha
recibido el mayor número de estos ciudadanos. Destaca decisiones como
censarlos, darles un permiso especial de permanencia, afiliación a salud,
acceso a educación y permisos para poder trabajar.
“Colombia
también lo ha hecho bien como Estado. Creo que ahí ha habido continuidad entre
este y el anterior Gobierno para no abordar el tema unilateralmente sino en el
contexto del sistema Interamericano desde distintos escenarios. En
un momento, Santos promovió el consejo permanente de cancilleres,
Duque quizá escaló el tema más allá con la posibilidad de aplicar la carta
interamericana”, sostiene Cuervo.
De
acuerdo con el experto, lo que no se puede hacer es condenar económicamente a
Venezuela porque dichas presiones tendrían como consecuencia que se afecte la
población civil. Dice que se podría incrementar la migración de venezolanos a
países de la región como consecuencia.
Sin
embargo, dice que pese a la declaratoria que hizo el Grupo de Lima, el Gobierno
de Nicolás Maduro continúa teniendo legitimidad en su territorio, aunque desde
los demás países sea visto como un régimen autoritario. “Me parece un error
hablar de que Maduro es una dictadura, yo más bien hablaría de un Gobierno
autoritario porque una dictador está contra la población en general”, agrega.
Para
el especialista, la estrategia del presidente Duque debe continuar enfocada en
la misma línea que lo ha venido haciendo desde que tomó posesión como
presidente de la República.
En
este sentido, John Mario González agrega que el presidente tiene un
contexto mucho más favorable que le que tuvo el Juan Manuel Santos porque
tuvo que lidiar con muchos gobiernos de izquierdas, mientras que en el contexto
actual prima la derecha.
¿Qué
viene después de la de la declaración del Grupo de Lima?
A
menos que hubiera una intervención militar (posibilidad que el presidente Duque
ha descartado de tajo) las únicas alternativas que la comunidad internacional
tiene para promover la salida de Nicolás Maduro del gobierno venezolano, son de
tipo político y económico.
Por
eso, como ya lo ha anunciado el presidente Duque, el Gobierno colombiano viene
promoviendo que cada vez más países se sumen a este tipo de acciones.
Una de
ellas es la demanda presentada por Colombia, junto con Argentina, Chile,
Paraguay, Perú y Canadá, en contra de Maduro ante la Corte Penal Internacional
en septiembre. Aunque la demanda inicial solo fue interpuesta por ellos, el
Gobierno colombiano viene promoviendo que más países se sumen.
Otra
carta que tiene Colombia en la baraja son las medidas de tipo político. La
declaración del Grupo de Lima es una de ellas. Implica que 13 países (México se
abstuvo de firmarla) desconocen la legitimidad del nuevo Gobierno de Maduro.
Colombia esperaba que a eso se hubiera sumado el rompimiento de relaciones,
pero ese podría ser el siguiente paso.
Y
finalmente, están las acciones de tipo económico, que incluyen sanciones como
las que ya ha adoptado el gobierno de Estados Unidos.
Sin
embargo, como se ha demostrado en el caso de Cuba, que lleva décadas sometida a
este tipo de sanciones, ninguna de estas acciones garantiza la caída de un
régimen. En últimas, el destino de Venezuela está en manos de los venezolanos.
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