VENUS SARAHI GÓMEZ ESAA 31 de diciembre de 2018
@SARAAHIESAA
El shock que le causó perder la normalidad
de su adolescencia luego del deslave de Vargas en el año 1999, motivó al
diputado a incursionar en la política y a valorar cada vez más el apoyo y el
afecto de sus seres queridos
A esa
reflexión llegó Juan Guaidó, un hombre que antes de ser político y próximo
presidente de la Asamblea Nacional, sobrevivió -con tan solo 15 años de edad-
al deslave de Vargas en el año 1999, un hecho que le generó un gran impacto
emocional pero que también lo motivó a enfrentar con seguridad los nuevos retos
que ha tenido en su vida.
La
tristeza invade la voz pausada de Guaidó, quien relata el impacto que sintió al
ver cómo urbanizaciones enteras desaparecían con el paso agresivo del agua.
Vargas, como la conocía, desapareció ante sus ojos.
“Fue
un shock increíble, realmente nos movieron el mundo. Creo que fue un hecho que
marcó mucho al país, todos los venezolanos recuerdan qué estaban haciendo ese
día, el día de la tragedia”, toma un momento para luego recordar lo que
describió como la “pérdida de la normalidad”.
Vargas
fue el hogar que el político siempre llevó en su corazón. Su infancia y
juventud la vivió en el estado de las playas atractivas, del tambor guaireño y
del comercio portuario. Sin embargo, la cotidianidad se perdió cuando debió
dejar su casa y buscar refugio para protegerse ante el deslave.
“Días
después regresamos a la casa materna. Afortunadamente no le pasó nada, pero si
desparecieron las casas de grandes amigos y mi colegio”, relata con tono
sosegado.
Los
días posteriores al deslave, Guaidó los define como otra tragedia, pues Vargas
se enfrentó a una situación de incertidumbre y desesperación que llevó a muchos
de los ciudadanos a invadir las casas que se salvaron de caudal del río,
saquear supermercados y distintos establecimientos comerciales.
Al
regresar a su hogar, descubrió que su colegio había desaparecido, la cancha
donde jugaba beisbol había sido borrada por el agua y muchas familias quedaron
incompletas, pues muchos de sus integrantes conformaron la lista de los
fallecidos y desaparecidos por aquel desastre, cifra que -después de casi 20
años- no ha sido contabilizada con exactitud.
“Perder
de un día para otro la cotidianidad fue un hecho que a todos nos obligó a
crecer y aprender a desprenderse de lo material, pero nos acercó más a
los afectos familiares y a la espiritualidad”, cuenta Guaidó 19 años después.
El destierro obligado al que se enfrentó, como la mayoría de los varguenses, le
ayudó a apreciar más sus raíces y entender sus arraigos.
Esta
etapa de su vida no impidió que Guaidó se desarrollara como profesional. Al
restablecerse un poco la normalidad en Vargas, se graduó de bachiller. En ese
momento debió tomar una decisión para su futuro, por lo que eligió estudiar
Ingeniería en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Un año
antes de comenzar la universidad, trabajó como vendedor de computadoras.
Mientras estudiaba Ingeniería también laboraba en la tienda, para poder
costear así parte de la mensualidad de la universidad. Sin embargo, su
familia siempre fue un punto de apoyo, pues con ayuda de un tío pudo pagar
totalmente el costo de la carrera.
“La
tragedia nos enseñó a valorar a las personas, a ponernos en el lugar del otro”,
destaca.
“No
podemos ser profesionales exitosos en sociedades fracasadas”
Mientras
estudiaba, se dio cuenta de que la situación en el país no marchaba de la
manera correcta. Su experiencia en Vargas hizo que se involucrara más con las
necesidades comunes, por lo que incursionó en la política desde su etapa
universitaria.
“Hubo
una frase que me marcó mucho: 'no podemos ser profesionales exitosos en
sociedades fracasadas' , y hoy eso se observa claramente. Cómo hablamos de un
periodista, un ingeniero o un médico exitoso cuando no existe la libertad de
expresión y no hay insumos”, dice.
Decidió,
junto a un grupo de jóvenes estudiantes, involucrarse en la política para
contribuir con la sociedad.
“Debíamos
hacerlo, no basta solamente con sacar buenas notas si no empoderábamos a los
ciudadanos”, relata.
Recuerda
que el detonante de su actividad política de ese momento fue el asesinato
de los hermanos Faddoul, lo que abrió el debate en el recinto universitario.
Guaidó defendió desde un principio la participación externa de los estudiantes,
pues consideraba que no servía de nada ayudar a mejorar la universidad cuando
el país “se caía en pedazos”. Fue en ese momento cuando formó parte de la
conocida “Generación del 2007”, movimiento estudiantil en que
participaban Yon Goicochea, Miguel Pizarro, Stalin González, Freddy
Guevara, entre otros, que buscaba las reivindicaciones universitarias y
sociales.
Desde
entonces, se involucró activamente en la política venezolana en una época en la
que los estudiantes organizados de distintas universidades decidieron enfrentar
y exigir al gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez mejoras sociales,
universitarias y la liberación de los presos políticos del momento, así como
también respeto a la libertad de expresión.
Nueve
años después de sus primeros pasos en la política, Guaidó fue elegido
como diputado a la Asamblea Nacional, en un momento histórico para la política
venezolana, pues la oposición alcanzó la mayoría en el Parlamento, institución
dominada durante varios años por el oficialismo.
La
entidad varguense ha sido gobernada desde hace varios años por el
oficialismo, a pesar de ello, Guaidó, miembro del partido opositor Voluntad
Popular, fue electo como diputado por ese estado, lo que él asegura que fue un
contrasentido debido a la establecida tendencia política de Vargas. “Se decidió
cambiar”, afirma con satisfacción.
Afectos
por rescatar
19
años después del deslave de Vargas, muchas familias se encuentran incompletas,
bien sea porque uno o varios de sus miembros decidieron emigrar o porque la
inseguridad que azota al país se llevó a alguno de ellos. La necesidad de
recuperar a Venezuela es el norte del diputado; un país donde las familias
estén unidas, donde se recuperen los afectos familiares, la espiritualidad y la
esperanza.
“Primero
debemos recuperar la normalidad y lo que nos genera identidad y arraigo como
venezolanos. Debemos construir un país próspero y de desarrollo de nuestros
sueños en Venezuela ”, afirma.
Guaidó
asegura que se debe trabajar para recuperar el país de la seguridad y las
oportunidades. Un país donde las reuniones familiares no se hagan por Skype o
donde se pueda viajar por carretera sin miedo a la inseguridad.
2019: año
de enfoque
Juan
Guaidó es un varguense que ha enfrentado muchos retos. La tragedia de
Vargas le dio una nueva perspectiva de la vida y el país. El ímpetu de su
juventud y el desarrollo político que ha mostrado como parte de la comisión de
Contraloría del Parlamento lo convirtió en el primer candidato de Voluntad
Popular para presidir la Asamblea Nacional, en sustitución de Omar Barboza
(UNT).
Desde
el Parlamento impulsó la Ley de Amnistía como vicepresidente de la mencionada
comisión y luego como presidente de dicha agrupación parlamentaria investigó y
expuso los casos de corrupción vinculados con la constructora Odebretch y
el gobierno de Nicolás Maduro. La tolda naranja aseguró mediante un comunicado
que Guaidó representa el liderazgo joven de Venezuela.
Las
expectativas que el país pueda tener de la gestión de Guaidó como
presidente de la Asamblea Nacional no desconcentran al dirigente político de
sus objetivos.
“Tengo
mucho enfoque en lo que viene. Mi intención es cumplir con la tarea que se
me ha encomendado, pero sobre todo trabajar con mucha responsabilidad y
con los pies en la tierra en lo que viene”, dice el parlamentario.
Asegura
no sentir presión por el nuevo escenario político de Venezuela. “Siento
una gran responsabilidad porque sé lo mal que lo estamos pasando con la falta
de agua, medicinas, transporte, comida”, indicó.
Ante
la profunda crisis económica y humanitaria, que ha mermado la calidad de vida
de los ciudadanos, el ‘hijo de Vargas’ llama a la reflexión en vísperas de año
nuevo. Su ímpetu no ha cesado, pues no pierde la esperanza de lograr un cambio.
“Es un
momento de profunda reflexión en la que debemos identificar lo que hicimos bien
durante los últimos 20 años, lo que debemos corregir y lo que debemos hacer
para recuperar el país y las instituciones. Este nuevo año es una oportunidad
para hacer las cosas bien”, apunta.
No
solo su querida Vargas le ha enseñado a sonreír, su labor política y social le
ha demostrado la necesidad de rescatar al país, una tierra en la que vivió
felizmente su juventud y en la que espera que, luego del cambio político, los
ciudadanos venezolanos regresen al país, que ha sido marcada profundamente por
las tragedias, pero en la que mantiene viva la intención de recuperar “el
abrazo en familia”.
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