Julio César Arreaza B 13 de enero de 2019
Comenzamos
el año 2019 con un jueves negro que agrava la ilegitimidad del dictador, la
consecuencia inmediata es que “toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos
son nulos”. El período de la tiranía ha terminado y se inicia una etapa oscura.
La dictadura se aferra al ejercicio del poder por la fuerza, generando el más
grande e inmerecido sufrimiento del pueblo venezolano de toda su historia. No
tenemos presidente electo ni comandante en jefe de la Fuerza Armada. Entramos
en una severa crisis de gobernabilidad, con altísimos niveles de incertidumbre,
un país sin reglas es extremadamente volátil, inviable. Los poderes fácticos
disolvieron el marco constitucional venezolano. “Ay de aquellos pueblos cuyos
jueces merecen ser juzgados”. Si no hay justicia ni castigo ejemplar se
cometerán actos de venganza. No procede el borrón y cuenta nueva. Se
materializó un abierto fraude de la Constitución, se realizó un acto de fuerza
y se robaron las elecciones. Se cometió la más vil traición a la patria.
No
pudo arrancar peor el año. Maduro ha sabido maniobrar para mantenerse, sólo lo
soporta los pilares fácticos, no gobierna porque nunca ha sabido gobernar. La
tarea es agotarle el margen de maniobra que lo mantiene en el poder. La fuerza
no funda la legitimidad y tampoco mata el derecho, el pueblo los conserva y
lucha por materializarlos.
Nos
enfrentamos a una situación inédita, el mal se ha instalado a la fuerza y de
hecho, por eso la lucha debe desplegarse sin descanso día y noche con plena
conciencia hasta la eyección de quienes encarnan un Estado criminal. Procuramos
la ruptura histórica de un sistema, muy diferente a un mero cambio de gobierno.
No dejemos de enarbolar y ejercer la Esperanza, que tiene la potencia de una
virtud cardinal, que encierra en sí el poder de Dios. Trabajemos para ir
conformando cada día una alineación de las mejores fuerzas del país. Grande es
la sombra pero mayor la luz.
Vivimos
momentos definitorios, lo que está pasando con la comunidad internacional es
inédito, nunca se había dado mayor apoyo en América a quienes luchan por la
restitución de la democracia, el Grupo de Lima y la OEA desconocen al dictador
usurpador. Es la hora de estar a la altura de la demanda histórica. La Asamblea
Nacional, único poder legítimo tiene la palabra y le corresponde actuar. Es
claro el mandato del frente interno y externo para que asuma la representación
del pueblo venezolano ante la vacante de presidente electo, avanzar sin demora
hacia la transición y convocar elecciones libres. También tiene un papel
histórico el TSJ legítimo en el exilio, que se ha comportado a la altura de las
circunstancias y sabemos que siempre está dispuesto a actuar para recuperar la
democracia que nos han robado.
La
carambola del destino puso en manos de Juan Guaidó, luchador democrático, en el
cago de presidente interino, por falta absoluta del Presidente; porqué al
prestar su juramento como presidente del parlamento, Guaidó quedó facultado
para suplir tal ausencia y así lo reconocen Venezuela y el mundo.
¡No
más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
Julio
César Arreaza B
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