Carlos Tablante 15 de enero de 2019
@TablanteOficial
Es
evidente que la Asamblea Nacional está asumiendo el restablecimiento de la
plena vigencia de la Constitución de acuerdo al artículo 333 y lo esta haciendo
con amplitud, incluyendo a todos los actores sociales sin distingo de ideología
o militancia partidista.
Es un
llamado, el de la Asamblea, para detener la destrucción de Venezuela, no solo
de las instituciones y del Estado de Derecho sino de la cohesión social, de la
economía y para evitar que continúe el caos de la hiperinflación, la pérdida
del poder adquisitivo y las calamidades que a diario padecemos por la falta de
alimentos, medicinas, tratamientos médicos y por la violencia generalizada que,
al igual que la corrupción y debido a la impunidad, se han adueñado del país.
El
cierre de la vía electoral mediante el fraude sistemático y el intento de
imponer una falsa Asamblea Constituyente, así como el boicot del TSJ, no han
podido liquidar la auténtica soberanía popular
expresada de manera plural por la Asamblea Nacional, que para su
elección contó con el respaldo de mas de catorce millones de votos.
Ahora
bien, sin entrar en la discusión jurídica sobre los alcances del artículo 233,
333 y 350, el hecho político es que Juan Guaidó, presidente de la Asamblea
Nacional, está asumiendo con una poderosa fuerza de esperanza, sin desviaciones
mesiánicas, el liderazgo de toda la nación para lograr el cambio político
urgente que todos reclamamos y la salida de Miraflores del usurpador Maduro de
la manera menos traumática para los venezolanos – víctimas de esta verdadera
tragedia- convocando para ello a la realización de cabildos abiertos en todos
los rincones del país y a la movilización general para el próximo 23 de enero.
Es un
mensaje de unidad nacional que nos convoca a todos, incluso a aquellos que
forman parte de la estructura institucional del régimen en los distintos
poderes públicos. Con esto estaríamos ofreciendo garantías y amnistía para
militares, policías, jueces, fiscales e incluso altos funcionarios que estén
dispuestos a rectificar y a colaborar en el restablecimiento del orden constitucional
cumpliendo con su deber de acuerdo al artículo 333.
Todo
esto, por supuesto, sin impunidad para los responsables de graves violaciones
de derechos humanos y de los profundos daños al patrimonio público ocasionados
por la corrupción, delitos que no prescriben, de acuerdo a nuestra
Constitución.
Con
relación a estos últimos, la recién aprobada Ley de Recuperación de Activos
Producto de la Corrupción establece mecanismos de cooperación y acuerdo para
reparar el daño causado a los intereses de la nación.
Un
Decreto de Amnistía y Reconciliación, aprobado por la Asamblea Nacional
abarcaría también, sin duda, de manera amplia y plena, la totalidad de
sanciones o acciones penales y disciplinarias relacionadas con la persecución
por motivos políticos de la que han sido víctimas miles de venezolanos que, por
pensar distinto, están en las cárceles o en el exilio.
Al
redactar un decreto el Parlamento estaría escogiendo la vía más rápida y
directa de acuerdo al artículo 187, numeral 5, que en los dramáticos momentos
que estamos viviendo cobra mayor fuerza desde el punto de vista de los
procedimientos legislativos y podría aprobarse en una sesión ordinaria de la
Asamblea Nacional que debe ser publicado luego como Acuerdo en la portal
oficial del Poder Legislativo.
Estas
acciones forman parte de la agenda de transición que, frente a la usurpación
del Poder Ejecutivo, asume Juan Guaidó no solo como presidente de la Asamblea
Nacional, sino también como Presidente encargado de la República, al ser
reconocida la AN por la comunidad internacional como la institución legítima
para abrir el cauce al cambio político por la vía de unas elecciones con
verdaderas garantías democráticas, es decir, con un nuevo CNE, con un registro
electoral auditado y depurado con la participación de todos los actores
políticos, con todos los partidos políticos legalizados, sin presos políticos
ni exiliados ni inhabilitados y con observadores internacionales
independientes.
Para
ello es indispensable mantener el esfuerzo unitario, la movilización popular y
el apoyo internacional, a fin de alcanzar un gobierno de unidad nacional que
pueda construir las alianzas necesarias en lo interno y externo, sacando así a Venezuela del abismo en el que se
encuentra.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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