San Josemaría 31 de octubre de 2020
@sJosemaria
La
alegría cristiana no es fisiológica: su fundamento es sobrenatural, y está por
encima de la enfermedad y de la contradicción. -Alegría no es alborozo de
cascabeles o de baile popular. La verdadera alegría es algo más íntimo: algo
que nos hace estar serenos, rebosantes de gozo, aunque a veces el rostro
permanezca severo. (Forja, 520)
Hay quien vive con amargura todo el día. Todo le causa
desasosiego. Duerme con una obsesión física: que esa única evasión posible le
va a durar poco. Despierta con la impresión hostil y descorazonadora de que ya
tiene ahí otra jornada por delante.
Se han olvidado muchos de que el Señor nos ha
colocado, en este mundo, de paso hacia la felicidad eterna; y no piensan que
sólo podrán alcanzarla los que caminen, por la tierra, con la alegría de los
hijos de Dios. (Surco, 305)
Amor verdadero es salir de sí mismo, entregarse. El
amor trae consigo la alegría, pero es una alegría que tiene sus raíces en forma
de cruz. Mientras estemos en la tierra y no hayamos llegado a la plenitud de la
vida futura, no puede haber amor verdadero sin experiencia del sacrificio, del
dolor. Un dolor que se paladea, que es amable, que es fuente de íntimo gozo,
pero dolor real, porque supone vencer el propio egoísmo, y tomar el Amor como
regla de todas y de cada una de nuestras acciones. (Es Cristo que pasa,
43)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/amor-verdadero-es-salir-de-si-mismo/
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