Luis Manuel Esculpi 04 de noviembre de 2020
@lmesculpi
Durante la “República Civil”, los gobiernos se
esmeraban en realizar su gestión en cinco años, lapso que establecía la
Constitución para el ejercicio de sus mandatos. Es así como en los tan
vitupereados cuarenta años, se realizaron obras de infraestructura que
aproximaron al país a la modernidad, se masificó la educación en todos sus
niveles, se constituyó una red sanitaria de primera, la electrificación del
país y el abastecimiento de agua potable constituyeron prioridades. Sin duda,
esa fue la etapa histórica en la que Venezuela más avanzó, con sus
limitaciones, esos significativos logros se alcanzaron en medio de la
experiencia democrática más trascendente que hemos vivido.
Estas consideraciones surgen a propósito del recién
cumplimiento de sesenta y dos años de la firma del “Pacto de Punto Fijo”, al
establecer una comparación con la gestión del régimen actual, ya que
lleva más de la mitad del tiempo que ejercieron los gobiernos de la era
democrática. Los voceros del oficialismo constantemente denuestan del
mencionado pacto, lo pregonan mientras su nefasta administración no tiene
parangón con las realizaciones de la conducción durante la República Civil.
En los últimos veinte años en materia de
infraestructura no se ha realizado una obra que pueda considerarse
emblemática, al contrario la inexistencia de mantenimiento y la corrupción,han
deteriorado gravemente las ya existentes en áreas claves; tal es el caso de la
industria petrolera, y del sector eléctrico para solo mencionar dos ejemplos.
El discurso lo han centrado en la supuesta atención a
las políticas sociales y la defensa de los sectores más desvalidos, sin
embargo, el aumento de la pobreza y de la desnutrición ha alcanzado cifras
verdaderamente alarmantes, tal como lo ha demostrado la última Encuesta
Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), reflejando imágenes dramáticas de la
realidad, donde se establece que el 96% de los hogares están en situación de
pobreza y el 79% en pobreza extrema. Igualmente, la encuesta revela que
cerca del 21% de los niños menores de 5 años se encuentran en riesgo de
desnutrición y el 8% está desnutrido.
La nefasta política económica nos ha conducido a dos
años de hiperinflación, reduciendo el bolivar a un valor nominal insignificante
y en la práctica convirtiendo el dólar en la moneda oficial.
Los
pilares de las pretendidas políticas sociales eran las misiones, las más
importantes han experimentado un progresivo deterioro, los módulos de la Misión
Barrio Adentro en su mayoría no están en funcionamiento y es ostensible la
precariedad de los servicios hospitalarios y de salud, agravados por la
existencia de la pandemia.
La ” Gran Misión Vivienda” es la de mayor visibilidad,
aunque el régimen exagera las cifras en materia de construcción y magnifica las
virtudes de su realización.
Las cajas o bolsas CLAP, ahora las denominan
“complemento alimenticio”, cada vez traen menos productos, desmejorando la
calidad, no contienen proteínas y está compuesta principalmente por
carbohidratos.
En materia de seguridad social, el régimen señala como
su principal logro una cifra superior a los 4 millones y medio de pensionados.
Obviando que los 400.000 bolívares del monto de la pensión, equivale a menos de
un dólar mensual en una economía hiperinflacionaria.
El discurso oficialista está totalmente alejado de la
realidad, repiten que “en la cuarta república se comía perrarina” o que
tenemos la principal reserva petrolera del mundo, pero anuncian que nos queda
gasolina solo para veinte días. Lo peor es que es una acción consciente, el
dibujar un panorama casi idílico de recuperación económica y de superación de
la inflación. La inmensa mayoría sobrevive a otra realidad. Recientemente la
opinión pública fue conmovida por una muy lamentable tragedia: la muerte de dos
hermanos pensionados por desnutrición. La dama era jubilada del Ministerio de
la Defensa y ambos solo percibían la exigua pensión y la bolsa del CLAP. Esa
tristísima y dramática evidencia demuestra la situación por la que atraviesan
los pensionados que no disponen de otro ingreso. Constituye un llamado a
la reflexión, un reclamo a la solidaridad y un refuerzo la necesidad del cambio
político.
Luis Manuel Esculpi
@lmesculpi
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