Por Luisa Pernalete
“Yo no quiero nada con
política”. ¿Cuántas veces no hemos oído esta expresión de gente buena, que
quiere trabajar por alguna causa pero que considera que la “política es mala”.
Tal vez porque conocemos políticos malos, pero resulta que el papa Francisco,
en su última encíclica, Fratelli Tutti (Todos hermanos), nos habla de
la “mejor política” y reivindica esa dimensión de la vida en sociedad.
La buena política, dice el
Papa, “busca caminos de construcción de comunidades en los distintos niveles de
la vida social, en orden de equilibrar y reorientar la globalización para
evitar sus efectos disgregantes”. Y añade: “La caridad política se expresa
también en la apertura de todos. Principalmente a aquel a quien le toca
gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro… Sabe
escuchar el punto de vista del otro, facilitando que todos tengan espacio”.
O sea, que la buena
política es inclusiva, vela por todos, escucha al otro. ¿Qué tal si en
Venezuela, a los que les toca gobernar escucharan?
Política de la buena, nos
dice el Papa, es aquella que se preocupa por el bien común… Y por eso Francisco
menciona la urgencia de repensar nuestra relación con la naturaleza, en mirar
nuestros estilos de vida que acaban con el ambiente, en la necesidad de
fomentar la solidaridad entre los seres humanos en contra de la indiferencia
que discrimina.
¿No nos hace falta esa
política aquí en Venezuela? Desde la micro política, esa que hace el dirigente
comunitario, hasta la macro, las que deben hacer los que toman las grandes
decisiones en el país. Sobran los ejemplos de la necesidad de la política de la
buena: política para llegar a acuerdos nacionales y salvar la educación;
política de la buena para parar el ecocidio que acaba con los ríos y las selvas
en el estado Bolívar, esos territorios que los hermanos indígenas han cuidado
por siglos y ahora los deterioran de manera acelerada con la sed del oro; política
de la buena se necesita para que los actuales dirigentes, de la franela del
color que sea, vean los grandes y graves problemas como la inseguridad
alimentaria que está matando niños lentamente…
En la Laudato Si, en el
capítulo II, el Papa dice cosas muy interesantes sobre la política. Destacamos
algunas. “…el marco político e institucional no existe sólo para evitar malas
prácticas sino también para alentar las mejores prácticas, para estimular la
creatividad que busca nuevos caminos, para facilitar las iniciativas personales
y colectivas”. Pues mucha creatividad que le hace a los políticos de este país.
Tenemos el juego trancado con el agravante de que la emergencia humanitaria
compleja deja víctimas. Urge pensar en grandes para ahorrar sufrimientos.
Nos dice también Francisco
en la Laudato Si que “la grandeza política se muestra cuando, en
momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común
a largo plazo. Al poder político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto
de nación”.
Venezuela necesita de
grandes políticos para que hagan política en grande, con P mayúscula. Es verdad
que hay que ocuparse del ahora, pero hay que poner mirar más allá. ¿Es solución
acabar con los ríos de Guayana por sacar oro para enriquecerse hoy unos
cuantos? Por ejemplo. ¿Es tan difícil buscar elementos que nos afectan a todos
y ponerse de acuerdo en beneficio del bien común?
Seguimos con Francisco: “si
la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda
subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes
problemas de la humanidad”. Cambie usted la palabra “humanidad” y ponga “los
problemas del país” y parece que estuviera hablando para nosotros. Discursos
empobrecidos abundan en este país.
En fin, la política es una
dimensión muy importante para la sociedad. La buena política es necesaria para
construir el bien común. Venezuela está urgida de buena política y de buenos
políticos.
30-10-20
http://www.correodelcaroni.com/opinion/7390-la-mejor-politica
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