Páginas

jueves, 11 de febrero de 2021

El hambre como combustible de la protesta laboral por @froilanbarriosf

Por Froilán Barrios

Desde 2015 la carga de la protesta social y laboral ha estado a cargo de los gremios de la salud, de las federaciones sindicales del sector docente de educación media y universitaria, de los gremios de jubilados y pensionados, quienes como letanía han exigido al régimen tirano el derecho a una vida digna y a convenir sus condiciones de trabajo, teniendo como respuesta las trompetillas del gabinete y la indiferencia del “presidente obrero”.

En esa dirección poco a poco, a partir de 2018, se han venido sumando otros sectores, como ha sido el caso de los trabajadores petroleros, quienes pasaron de tener históricamente el mejor convenio colectivo en nuestro país, a un documento mal llamado contrato petrolero plagado de una retahíla de cláusulas ideológicas como milicias obreras, trabajo voluntario, de fidelidad perruna a la “revolución socialista y bolivariana”, firmado por una federación sindical entregada en cuerpo y alma al Estado y al patrono Pdvsa.

El acicate de la protesta ha sido la pobreza extrema que estremece a trabajadores activos y jubilados de la industria petrolera nacional, quienes vieron cómo en 2002 despidieron a 22.000 compañeros de trabajo creyendo que tendrían un futuro mejor, para ver hoy pulverizados todos sus derechos de salud, vivienda, condiciones de trabajo, alimentación y lo más doloroso aún, su salario. Muchos de ellos han vendido sus uniformes de trabajo, sus botas, y de paso laboran en condiciones deplorables solo para devengar 10 dólares mensuales y recibir la mortadela en la cada vez esmirriada bolsa de comida CLAP.

Ahora les toca el turno a los trabajadores de las Empresas Básicas de Guayana, quienes alborozados celebraban a nivel de éxtasis en 2008 las estatizaciones de Sidor, Sivensa y cuanta empresa anexa expropiara el entonces presidente Hugo Chávez. Entonces exclamaban: “Nos quitamos la explotación de argentinos y brasileños”, “ahora Sidor será nuestra”.

Pues bien, las marchas que recorren los patios de empresas hoy arruinadas, convertidas en cementerios de cabillas y acero, contrastan con el jolgorio de otrora; ahora son miles los que claman justicia en las calles de Puerto Ordaz, increpando a la Guardia Nacional: “Mátennos de una vez porque no soportamos ver morir de hambre a nuestros hijos, como tampoco  aceptamos que nuestros compañeros de Alambrón y Palanquillas, unidades de producción de Sidor, laboren sin botas de seguridad ni protección alguna, arriesgando su vida, solo para recibir la caja CLAP”.

La profundidad de este movimiento hay que observarla con detenimiento cuando señalan: “Esta no es una protesta de corrientes sindicales, ni de partidos políticos, es una protesta natural de los trabajadores de las empresas básicas de Guayana”. Se pudo identificar la participación igualmente de trabajadores de Venalum, Alcasa, Ferrominera, quienes piden como única condición concretar una unidad de todos los trabajadores de las otrora prósperas empresas básicas de Guayana para exigirle al presidente de la CVG les atienda sus planteamientos.

Este clamor laboral que viene del fondo de la masa de trabajadores se identifica también en la Cantv y en Corpoelec, quienes han visto desmanteladas todas sus conquistas laborales en materia de salario, salud, educación y condiciones de trabajo y seguridad social.

Este proceso de movilizaciones continuará e indica que el régimen tiránico, a pesar de la persecución judicial y policial contra sindicalistas y trabajadores, incluso con la creación de parapetos estatales como los Consejos Productivos de Trabajadores, no ha logrado maniatar la conciencia gremial, ni la esperanza de restablecer la democracia y un sistema de relaciones de trabajo que dignifique la condición de vida.

10-02-21

https://www.elnacional.com/opinion/el-hambre-como-combustible-de-la-protesta-laboral/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico