San Josemaría 13 de febrero de 2021
@sJosemaria
Hija
mía, que has constituido un hogar, me gusta recordarte que las mujeres –¡bien
lo sabes!– tenéis mucha fortaleza, que sabéis envolver en una dulzura especial,
para que no se note. Y, con esa fortaleza, podéis hacer del marido y de los
hijos instrumentos de Dios o diablos. –Tú los harás siempre instrumentos de
Dios: el Señor cuenta con tu ayuda. (Forja, 690)
La mujer está llamada a llevar a la familia, a la
sociedad civil, a la Iglesia, algo característico, que le es propio y que sólo
ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto,
su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y
sencilla, su tenacidad... La feminidad no es auténtica si no advierte la
hermosura de esa aportación insustituible, y no la incorpora a la propia vida.
Para cumplir esa misión, la mujer ha de desarrollar su
propia personalidad, sin dejarse llevar de un ingenuo espíritu de imitación que
–en general– la situaría fácilmente en un plano de inferioridad y dejaría
incumplidas sus posibilidades más originales. Si se forma bien, con autonomía
personal, con autenticidad, realizará eficazmente su labor, la misión a la que
se siente llamada, cualquiera que sea: su vida y su trabajo serán realmente
constructivos y fecundos, llenos de sentido, lo mismo si pasa el día dedicada a
su marido y a sus hijos que si, habiendo renunciado al matrimonio por alguna
razón noble, se ha entregado de lleno a otras tareas. Cada una en su propio
camino, siendo fiel a la vocación humana y divina, puede realizar y realiza de
hecho la plenitud de la personalidad femenina. No olvidemos que Santa María,
Madre de Dios y Madre de los hombres, es no sólo modelo, sino también prueba
del valor trascendente que puede alcanzar una vida en apariencia sin
relieve. (Conversaciones con Mons. Escrivá, 87)
Una mujer con la preparación adecuada ha de tener la
posibilidad de encontrar abierto todo el campo de la vida pública, en todos los
niveles. En este sentido no se pueden señalar unas tareas específicas que
correspondan sólo a la mujer. (...) En este terreno lo específico no viene dado
tanto por la tarea o por el puesto cuanto por el modo de realizar esa función,
por los matices que su condición de mujer encontrará para la solución de los
problemas con los que se enfrente, e incluso por el descubrimiento y por el
planteamiento mismo de esos problemas. (Conversaciones con Mons.
Escrivá, 90)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/hija-mia-el-senor-cuenta-con-tu-ayuda/
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