Por Charito
Rojas, 24/07/2012
No se anuncian celebraciones especiales más allá de la usual visita a la Casa Natal frente a la Plaza San Jacinto, con la consecuente cadena. Sin embargo el Presidente Chávez ha dicho que ¡por fin! conoceremos en primicia nacional y mundial, el verdadero rostro de Simón Bolívar.
"Voy a mostrar la foto del rostro de Simón Bolívar. Ha sido un trabajo maravilloso de los expertos. Un trabajo computarizado en tres dimensiones sobre el cráneo de Bolívar que fue escaneado científicamente. Ayer me llegó, es impresionante, es como si le hubiesen tomado una foto. Venezuela y el mundo lo va a ver el próximo 24 de julio", anunció Chávez el pasado sábado.
Esto, gracias a la exhumación de los restos del Libertador, realizada en la madrugada del 16 de julio de 2010, con el pretexto de confirmar las sospechas presidenciales de que el Padre de la Patria había muerto envenenado y no como habían determinado las autopsias hechas por sabios médicos como Alejandro Próspero Reverend y José María Vargas. La Academia Nacional de la Historia calificó el hecho de "absolutamente innecesario e injustificado", "un espectáculo inédito en la historia que quedará para siempre inscrito en los anales de Venezuela como el irrespeto más grave que se le haya hecho al Libertador".
Al final, los exámenes confirmaron que no había envenenamiento alguno, pero desenterrar los restos ha dado pie a investigaciones forenses y a cierto show que permite algo como esto de mostrar el rostro computarizado de Simón Bolívar.
El gobierno viene anunciando sucesivas fechas desde aquel espeluznante evento de la exposición pública del esqueleto del prócer, para inaugurar un monumental mausoleo, conectado a la parte trasera del Panteón Nacional, para trasladar los restos. Ya fue movida la estatua que adornaba el panteón y se dice que hace cinco días y como es costumbre, de madrugada, fueron trasladados los restos de Bolívar a su nuevo nicho.
Una gigantesca masa de concreto, cabillas y cerámica se adosa en polémica simbiosis urbanística a la vieja iglesia de la Santísima Trinidad, que alberga la última morada de 160 venezolanos notables.
Al parecer, la inauguración del nuevo Mausoleo del ilustre caraqueño no será tampoco en su fecha natalicia sino al día siguiente, 25 de julio, cuando se celebra un nuevo cumpleaños de la capital. Mientras tanto, recordemos con cercanía las circunstancias que rodearon el nacimiento de Simón Bolívar hace 229 años.
El niño Simón
Nació en la noche del 24, ya amaneciendo el 25 de julio de 1783 en la casa solariega del matrimonio de Don Juan Vicente Bolívar y Ponte y Doña María de la Concepción Palacios y Blanco. Fue el cuarto de los hijos, lo precedían Juan Vicente, María Antonia y Juana. El matrimonio tuvo una quinta hija, póstuma de Don Juan Vicente, llamada María del Carmen, que murió horas después de nacer.
Siguiendo la costumbre de la época, Simón fue bautizado seis días después de su nacimiento, el 30 de julio de 1783 en la Catedral de Caracas por el doctor presbítero Juan Félix Jerez de Aristeguieta, primo hermano de su madre, quien tiene el honor de haberle puesto al niño el larguísimo nombre.
Para la fecha en que Bolívar llega al mundo, Caracas no superaba los 40 mil habitantes, divididos en castas: indígenas nativos, negros esclavos, blancos nacidos en Europa, blancos criollos, mestizos nacidos por la unión de blancos e indígenas, mulatos por la unión de negros y blancos, y en su gran mayoría pardos como producto de la mezcla generacional de indígenas, blancos y negros.
Dentro de los blancos criollos existía una clase privilegiada llamada "mantuanos", término derivado de la prenda de vestir "manto" que usaba la alcurnia aristocrática de la colonia. La familia Bolívar Palacios era una de las más adineradas. María de La Concepción, caraqueña distinguida, de modales aristocráticos, era según crónicas de la época "mujer de porte distinguido, fina y delicada, ojos humildes, grandes y negros de suave fulgor, a la sombra de largas pestañas. Boca de dulzura y de gracia, donde es luz la sonrisa, la bondad miel y música el acento. Tez de blancura alabastrina, con esa palidez de buen tono de las jóvenes principales, criadas en el recogimiento de las viejas casonas coloniales". Se casó a los 15 años con un hombre 30 años mayor, Juan Vicente Bolívar y Ponte, nativo de la ciudad de La Victoria, rico y opulento propietario de tierras, fanático de amenas lecturas, cacerías y paseos a caballo, deberes religiosos y compromisos sociales. Fue un hombre liberal y llegó a ser jefe del Batallón de Aragua y Coronel de la Milicia.
El apellido Palacios provenía de la localidad de Miranda del Ebro en Castilla la Vieja; y los Bolívar de la región vasca de Bilbao en Vizcaya; ambas familias tenían varias generaciones aposentadas en Venezuela, acumulando riquezas y rancia nobleza criolla. Pero como todas las buenas familias, había una historia oscura que contar. Esta vez, en la rama de los Bolívar.
Toque de mestizaje
El abuelo de Simón, Juan Bolívar y Martínez Villegas, con esa visión para los negocios que caracterizaba a la familia, compró una inmensa extensión de tierras, donde fundó en 1690 el pueblo de Villa de Cura, que en honor a su padre, bautiza como San Luis de Cura. Este abuelo del Libertador, al igual que sus antecesores, ocupa importantes cargos públicos: dos veces gobernador de Venezuela, dos veces Alcalde de Caracas. La sangre blanca que venía acompañando el apellido Bolívar, se ve de pronto empañada, cuando Don Juan se casa en segundas nupcias con Petronila de Ponte y Marín, hija de Josefa Marín de Narváez.
El abuelo de Petronila, Francisco Marín de Narváez era el dueño de las fabulosas minas de cobre de Aroa. Era un soltero empedernido y a su muerte en Madrid en 1673, dejó un testamento que conmocionó la sociedad colonial, ya que en ese documento confesaba sus amores secretos con una "Doncella Indígena de Aroa", de cuya unión nació Josefa Marín de Narváez. O sea, que Josefa, además de hija natural - un pecado para la sociedad colonial-, era también mestiza, como resultado de la unión de un blanco y una india. Sin embargo, la opulenta herencia de esta hija única de Francisco Marín de Narváez y su matrimonio con un ilustre criollo como el licenciado Pedro Ponte y Andrade, disuelven los rumores y evidencias de esa sangre mestiza que a través de la abuela Petronila, corre por las venas de los Bolívar.
Tal vez por ello, de los cuatro hermanos Bolívar, Simón y su hermana María Antonia, heredan las facciones mestizas de su bisabuela: pelo negro encrespado, piel canela, ojos negros y pequeña estatura; mientras que sus otros dos hermanos, Juan Vicente y Juana, heredaron el tipo vasco español, con pelo rubio, liso, ojos azules y mayor estatura.
Así que en Simón Bolívar, miembro de la más rancia oligarquía criolla, también se da esa maravillosa mezcla que caracteriza al pueblo venezolano y que seguramente veremos en esa imagen tridimensional que saciará la curiosidad histórica de saber cómo era el rostro del Libertador.
Controversia natalicia
Siempre ha existido una controversia histórica por la fecha y hora exacta del nacimiento de Simón. Los dolores de parto de María Concepción comenzaron muy entrada la noche del 24 y muchos historiadores señalaron la medianoche como hora del alumbramiento para respetar esa fecha que durante muchos años se venía conmemorando junto con el aniversario de la batalla del lago de Maracaibo del 24 de julio de 1823, cuando definitivamente fueron expulsados los españoles de Venezuela, y que por cierto, se celebra como Día de la Armada.
Por otra parte, tradicionalmente el resto del continente celebraba el 28 de octubre como fecha del nacimiento del Libertador, por cuanto es su onomástico, el día de San Simón. Pero el mismo Bolívar, en conversaciones con su edecán Bernardo O'Higgins se encargó en aclarar que realmente había nacido el 25 pero que su papá lo había cambiado al 24 para no complacer a su suegro, Don Feliciano Palacios, quien quería ponerle al niño el nombre del santo del día: Santiago, que como diría posteriormente un jocoso Bolívar, era "el más chapetón de los santos, ya que es el único que lleva la santidad en el nombre y por tanto nunca se le dice San Santiago".
Simoncito, como le decía su fiel madre de leche la negra Hipólita, quien lo amamantó porque Doña Concepción sufría ya de tuberculosis y no podía hacerlo, era un niño extrovertido, travieso y como el menor de los Bolívar, muy consentido por los esclavos. Su feliz infancia se vio interrumpida por el drama de la pérdida de los padres. A los dos años fallece Don Juan Vicente, lo cual afecta a la joven viuda que se ve sola para criar cuatro hijos y administrar un cuantioso patrimonio familiar.
Enferma de tuberculosis y agotada por cinco sucesivos partos, Doña María Concepción muere cuando Simón no ha cumplido aún los 9 años. La familia se dispersa, ya que su madre ha dispuesto que cada uno de sus hijos quede a cargo de un familiar. Y allí comienza para Simón la prematura adultez, cuando sabe que debe quemar las etapas de juventud para independizarse del tutelaje familiar y ejercer la administración de su herencia.
Con esa carga ancestral de tuberculosis, riqueza y deseos de libertad, inicia su tránsito por la historia Simón Bolívar, quien ancló finalmente en 1830 en Santa Marta, pero todavía no descansa en paz.
Tomado de:
http://www.notitarde.com/notitarde/plantillas/notitarde/inota.aspx?idart=1703399&idcat=9843&tipo=2
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico