Editorial de
Analítica.com, 16/07/2012
Una mirada
desapasionada a la campaña de ambos candidatos a todo lo ancho de la geografía
nacional denota, no solamente un estilo diferente de hacer política, sino una
visión diametralmente opuesta de lo que son y deben ser los venezolanos
Mientras uno va de cuartel en cuartel, vestido de militar – por cierto
en violación directa a la Constitución- hablando mal de su oponente , el
otro , sobriamente, detrás de un escritorio en el que sólo se destaca una
imagen de la Virgen del Valle , explica a los militares que en su futuro
gobierno estos no serán politizados y se resolverá el problema – no resuelto-
de su seguridad social.
El domingo mientras uno de los candidatos descansaba de su ajetreo de
los últimos días, el otro encabezaba una multitud entusiasta de personas
que lo acompañaban por unos 5 kms. hasta un acto masivo en la avenida Lecuna en
el que este ofreció ocuparse de resolver los problemas de una Caracas
abandonada a su incierto y peligroso destino.
Los rostros de ambos candidatos muestran imágenes diferentes, uno de
ellos luce cansado, abotagado, y es reflejo de un desgaste de 14 años en
el que ha dicho lo mismo de mil maneras diferentes, mientras que el otro luce
pleno, lleno de juventud y de esperanzas por un mejor futuro, y dice lo que la
gente quiere oír, es decir la solución a sus problemas cotidianos y no como
resolver los grandes conflictos del mundo.
Una mirada desapasionada a la campaña de ambos candidatos a todo lo
ancho de la geografía nacional denota, no solamente un estilo diferente de
hacer política, sino una visión diametralmente opuesta de lo que son y deben
ser los venezolanos. Para uno estos son y deben ser súbditos de su manera de
pensar mientras que para el otro todos son ciudadanos de un país en el que la
solución de los problemas no depende de él solamente sino de todos
trabajando unidos para construir un mejor futuro
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