José Vicente
Carrasquero, martes 10 de julio de 2012
Llegó al poder en 1998 a
caballo de los errores del pasado. Las clases políticas que protagonizaron los
40 años que trascurrieron desde la caída la dictadura de Pérez Jiménez fueron
sometidas al escarnio público. No fue difícil hacer leña del árbol caído. El
rendimiento de esos 8 períodos presidenciales dejaba mucho que desear. Ríos de
dinero se habían gastado y la pobreza y el malestar no hacían más que crecer.
El discurso del otrora
golpista frustrado era fácil de construir. Criticaba las decisiones de grupos
cerrados que no atendían los problemas del pueblo. Lanzaba amenazas contra los
corruptos que se habían hecho de los dineros públicos y dejado a la gente en la
pobreza. Enumeraba los proyectos inconclusos y denunciaba cómo las esperanzas
de los venezolanos habían quedado frustradas mientras se le daba más
importancia a mantenerse en el poder que a un proyecto de país que sirviera a
los intereses de sus habitantes.
Para erradicar los vicios y
problemas del pasado, se hacía necesario refundar la República, emprender un
nuevo rumbo que se hizo creer a los venezolanos estaría lleno de nuevas formas
de hacer las cosas. Cuatro de cada cinco venezolanos creyeron que con el
proceso constituyente se superarían las taras del pasado. Es como si una nueva
clase política, virginal, se hacía del poder para trabajar denodadamente por la
superación de los problemas que aquejaban a los venezolanos.
Las expectativas de los
venezolanos se dispararon a niveles no vistos desde que Pérez fuera reelecto en
1988. El voluntarismo de nuestra gente fue explotado al máximo. Bastaba con
decir que algo se iba a resolver para que el nuevo líder recibiera crédito de
inmediato. Las esperanzas del pueblo adquirieron forma humana. Se materializaron
en esa especie de Martín Valiente que prometía freír la cabeza de los adecos,
perseguir a las cúpulas podridas, resolver los problemas de los venezolanos.
Si bien es cierto que este
líder tuvo que enfrentar momentos de mucha dificultad, también lo es que es el
presidente que ha disfrutado de mayor poder y capacidad de acción desde 1958
para acá. La pregunta que cabe hacerse es: ¿cuál es el balance de esa gestión
en términos de esas esperanzas que logró capitalizar?
Y esta pregunta viene a
cuento en momentos en que ese líder pide a los venezolanos al momento de
presentarse a una cuarta elección consecutiva que lo elijan por seis años más
para completar dos décadas en el poder. Pide esta persona lo que nadie se
atrevió a pedir anteriormente. Hay varios problemas en esto. El primero que
pide seguir en el poder sin rendir cuenta por todo el que ha disfrutado hasta
el momento.
Y el balance tiene que
comenzar por los problemas de 1998 que lo llevaron al poder. ¿Está el problema
de la vivienda mejor que al llegar el presidente al poder? Definitivamente no.
A última hora se dieron cuenta que el problema está ahí y mucho peor. De un
déficit de un millón de unidades habitacionales se pasó a uno de más de tres. Y
la misión que trata de resolver el problema no lo hará, si mantiene un
desempeño parecido al actual, en menos de diez años. ¿Con que cara le dice el
ahora cuatro veces candidato a la gente que cuenten con la solución del
problema en los próximos seis años?
¿Qué de la inseguridad? Este
problema se fue de madre desde hace mucho tiempo El presidente y sus ministros
han sido totalmente incapaces en el manejo de este asunto. Cada vez que se
anuncia un plan de seguridad (19 en total) vemos un recrudecimiento de la
criminalidad. ¿Con que cara le dice el candidato oficialista a los familiares
de las víctimas que solucionará este problema si hasta el momento ha fracasado
escandalosamente?
Y de las obras de
infraestructura que decimos. Muy poco de nuevo. Muy poco si se dice que este
gobierno ha manejado un millón de millones de dólares que no se ven por ningún
lado contribuyendo al desarrollo del país. ¿Dónde está red de trenes que cruzan
el territorio nacional? ¿El metro de Maracaibo, o el de Valencia? ¿El segundo
puente sobre el Lago de Maracaibo? ¿Con qué cara el presidente puede prometer
que algo de esto entrará en funcionamiento en algún momento?
¿Con que cara le dice a los
enfermos de cáncer que los hospitales funcionan? ¿Con que cara le dice a los
aspirantes a universidades que los bachilleratos funcionan? ¿Con que cara le
ofrece a los venezolanos una vida mejor?
¿Y la corrupción? ¿El
tráfico de influencias? ¿Las decisiones tomadas entre gallos y medianoche sin
consultar al pueblo? ¿Y el desconocimiento de la voluntad popular que rechazó
los cambios que proponía a la mejor constitución del mundo? ¿Con qué cara?
Lo cierto es que perdió la
gran oportunidad de modernizar a Venezuela y meterla de lleno en el siglo XXI.
El país es hoy más dependiente de intereses internacionales. El país es hoy
mucho más vulnerable que en el pasado con todo y la juguetería bélica rusa a la
disposición.
¿Con que cara puede pedirle
Hugo Chávez a los venezolanos que confíen en él? Véase en el espejo señor
presidente y trate de contestarse esa pregunta.
@botellazo
Tomado de: http://noticiasvenezuela.org/?p=49711
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