De Puño y Letra, por Mario Villegas,
15/07/2012
Publicado en la Edición Impresa del Diario
2001
En el último medio siglo no ha habido gobierno que haya tenido mayor
despliegue propagandístico y publicitario que el del presidente Hugo Chávez
Frías. La afirmación la hago no por referencia de terceros, sino porque nací en
tiempos del dictador Marcos Pérez Jiménez y he tenido uso de razón a lo largo
de todos los gobiernos que ha padecido Venezuela desde Rómulo Betancourt para
acá. He participado en todos los procesos electorales desde que en 1968, el
Partido Comunista volvió a la lucha electoral y apoyó, a través de Unión Para
Avanzar (UPA), la candidatura del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, en cuya
campaña tomé parte aún sin edad para votar.
De entonces para acá, todos esos gobiernos -unos más, otros menos- han
volcado grandes esfuerzos y recursos en la promoción del candidato oficialista
a la siguiente elección. Pero en el caso particular del actual gobierno, la
propaganda no sólo se ha limitado a los tiempos electorales, sino que ha sido para
los venezolanos una atosigadora cotidianidad que atraganta a más no poder y que
lejos de disminuir ha venido creciendo en cantidad y potencialidad tóxica hasta
niveles que exceden la capacidad de aguante incluso de los mismos seguidores
del gobierno.
La razón de tal desmadre propagandístico, de tanto afán publicitario,
de tanto bombardeo promocional, de tanta alienación mediática, poco tiene que
ver con motivaciones ideológicas o formativas. De lo que se trata es de
atornillar al presidente Chávez a la silla de Miraflores y de esconder el
rotundo fracaso de su gestión, equivalente ya a tres gobiernos de los de antes.
Oportunas y sabias son las siguientes palabras, con las cuales coincido
plenamente: “Es una verdad incontrastable que mientras más pobre e infecunda es
la obra de un gobierno, mayor es el empeño publicitario, el interés por destacar
sus facetas, por acreditar sus bondades. El abismo entre las promesas y las
realidades, entre lo que se ha ofrecido al país durante los procesos
electorales y lo que luego se hace y ejecuta, es muy profundo. Ese abismo, por tanto, hay que llenarlo
con propaganda. El déficit entre la oferta y el cumplimiento de esa oferta es
cubierto a duras penas con el factor propagandístico. Luego es el país, el
presupuesto, el ciudadano en la calle, quienes deben cargar con la ineficacia
oficial y tolerar un alud de mensajes y de justificaciones publicitarias
altamente onerosos y aturdidores”.
El autor, nada menos que José Vicente Rangel, no imaginó que su
razonamiento esgrimido décadas atrás contra los gobiernos de AD y Copei le
cabría perfectamente y con mayor razón al gobierno de quien es hoy objeto de
su veneración política.
BREVES
- El ministro Tarek El Aissami fue descartado como candidato a la gobernación del Táchira. Aunque había sido lanzado por el presidente Chávez, El Aissami no despertó entusiasmo entre los chavistas del estado andino, lo cual se evidenció en los pésimos números que mostraban las encuestas. Hasta sus familiares, amigos y empleados que se habían mudado electoralmente al Táchira para votar por él, ya concretaron su traslado a sus lugares de origen.
- Justo este lunes 16 de julio, Coche cumple veinte años de haber sido elevado a la condición de parroquia, tras décadas de ser parte de la parroquia El Valle. No nací pero me crié y viví muchos años allí, por lo cual tengo raigambre y me siento un auténtico “cochero”, aunque las nuevas generaciones se dicen “cochenses”.
- La administradora del mercado municipal de Cochecito, Solciré Cabrera, es señalada por algunos concesionarios de negociar irregularmente los puestos y de aumentar a su antojo los cánones de arrendamiento. José Saavedra, un luchador popular de Coche que se ganaba la vida vendiendo productos de limpieza, fue víctima de una retaliación política y despojado de su derecho al trabajo por oponerse a las arbitrariedades de la administradora.
mariovillegas100@gmail.com
Twitter: @mario_villegas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico