Por Rafael
Muci-Mendoza, 01/07/2012
En un sucucho, un espacio más para damnificados dignificados, deben
operar los cirujanos…
121 años después... Y allí sigue medio en pie mi hospital, soportando la
dura tormenta de olvido y vesania de manos de sus cuidadores, o tal vez
llamémosles asesinos, que en esta nueva Venezuela del socialismo ignoran
angustias, obligaciones y reclamos, y destruyen todo cuanto debía ser
preservado, dejando yermo terreno como Othar, el caballo del inflexible Atila,
sinónimo de crueldad y barbarie, Flagelum Dei... ¡Qué falta de
humanidad! Los directores de hospitales son los Othar del dictador; todos
poseídos de indiferencia rampante, todos olvidando que su deber ser es hacia el
paciente y no hacia el destructor
mayor.
El reciente grito de ayuda del anestesiólogo doctor Daniel Sánchez, que
también decidió quedarse en el noble recinto, más parece un desgarrador lamento
en el desierto: "Hace aproximadamente 5 años nos derrumbaron los
quirófanos con la promesa de que en 8 meses volveríamos con unos quirófanos
modernos e inteligentes". Como respuesta hoy les entregan una residencia
médica sin agua y sin quirófanos. En un sucucho, un espacio más para
"damnificados dignificados", deben operar los cirujanos. Tres de sus
colegas han renunciado. Una tragedia como tantas. El Gobierno habla siempre en
futuro nebuloso, habla de una dignidad que no posee; nada noble tiene qué mostrar en el presente.
Algunos médicos decidieron irse del hospital y del país; otros nos
quedamos, pues seguro estamos que vendrán auspiciosos tiempos donde realmente
se respete la vilipendiada dignidad del ciudadano, ahora disminuido y trocado
en pordiosero por el poderoso con pies de
barro.
El imperio de los hunos murió con Atila; "Atila, rey de los hunos y
saqueador de las provincias de Europa, fue atravesado por la mano y la daga de
su mujer", y los votos de esa mujer se
llamarán Venezuela.
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