Por Francisco Ibarra Bravo, 12/07/2012
El continuo fracaso económico de
Venezuela en los últimos 30 años siempre nos lleva a preguntarnos ¿dónde nos
han metido? La pregunta es incorrecta porque en Venezuela llevamos más de
cincuenta años eligiendo quienes nos gobiernan. Somos, por lo tanto, responsables
del desastre donde nuestros dirigentes nos han metido. Ese victimismo infantil
venezolano es el que cree que se puede votar indefinidamente por la fiesta y el
derroche y que luego no nos alcanzará la realidad, después de todo en Venezuela
hay petróleo.
Desde el año
2007, este gobierno ha incrementado la deuda titularizada (bonos) en divisas de
la República en 74% y de PDVSA en 291%. Al gobierno no le ha bastado, ni a la
mayoría de los votantes que le han respaldado, un precio del barril de petróleo
que por largos períodos ha superado los 100 dólares. Hemos decidido que la
rumba tenía que continuar y posiblemente en octubre votemos creyendo que puede
continuar. En la fiesta solo le van quedando 5 minutos al DJ y las luces pronto
se van a encender. Es entonces cuando veremos las caras desencajadas y los
lamentos. La pregunta es si nuevamente nos sentiremos estafados o si de una vez
por todas entenderemos que los que nos estafamos y nos robamos nuestro futuro somos
los venezolanos que constantemente hemos votado por aquel que promete más y no
aquel que ofrece un mejor gobierno. Este 7 de octubre volveremos a tener la
oportunidad de elegir pero debemos saber que gane quien gane la fiesta se acabó
y habrá que recoger el reguero.
El
endeudamiento neto en bonos en divisas de Venezuela en el año 2011 fue de US$
10.266 millones. Este año pagaremos solo intereses por US$ 5.514 millones, a
partir del año que viene comienza una cuesta realmente difícil. En el año 2013
se tendrá que pagar por servicio de deuda US$ 8.364 millones y en el año 2014
el pago será de US$ 9.901 millones. En los próximos 5 años la República y PDVSA
tendrán que cancelar entre capital e intereses nada más y nada menos que US$
45.343 millones. Lo peor es que esto es solo parte de la factura porque todavía
a esos números habría que sumar la otra deuda en divisas que incluye los
créditos bilaterales. Así pues, nos hemos metido en un buen lio. Digo nos hemos
metido a pesar de nunca haber votado por este gobierno porque todos, de alguna
forma u otra, hemos permitido que nos endeudaran de la forma que lo han hecho.
Se acabó la
fiesta y por dentro me pregunto si no sería justo que aquellos quienes han
destruido el aparato productivo nacional, destruido la industria petrolera y
quienes nos han hipotecado hasta la manera da caminar tengan que ser los que
arreglen los destrozos. Sería en alguna forma una rendición de cuentas en un
país donde aquellos que se adueñan del poder han creído que no deben rendirle
cuentas a nadie. Esa pregunta tiene una respuesta muy sencilla y es que no
podemos esperar que esta manga de incompetentes e irresponsables arreglen lo
que no pueden arreglar. Han tenido 14 años para entender cuál es el verdadero
camino al desarrollo social de un país y no han aprendido. Llegado un punto en
la vida, unos antes que a otros, las concepciones internas no pueden ser
modificadas por la realidad, no importa cual duro nos golpee. En el caso de
estos señores me temo que es así y considero que no tienen la capacidad de
hacer los cambios necesarios. Es por ello que pese a que suene injusto es
preferible que la limpieza la realicen otros, aun cuando ante los ojos de
muchos, cuando haya que tomar las difíciles medidas las culpas no recaigan en
quienes de verdad han sido los responsables directos del desastre económico
actual. Los venezolanos tendrán en octubre una nueva oportunidad de escoger que
futuro quieren. Pase lo que pase, son los ciudadanos los responsables del
gobierno que se den, ya esta bueno de ir de víctimas.
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