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jueves, 19 de julio de 2012

NO AL CHIP



Por Antonio Pérez Esclarín, 18/07/2012

Desde que implantaron el chip en el  Estado Táchira, siempre que recibo alguna invitación a una conferencia, taller o seminario, pongo como condición que, al llegar allá,  me tengan garantizada la gasolina del carro para poder regresar a Maracaibo. Si no, sencillamente, no viajo. Llenando el tanque en Machiques, alcanzo justamente a llegar a San Cristóbal. Todas las bombas del camino o están cerradas, o tienen unas colas interminables o sólo surten a los que tienen chip. Por ello, viajar al Táchira por tierra (desde Maracaibo no hay vuelos) supone ir con el corazón angustiado y la mirada fija en el medidor de la gasolina. Y eso por no mencionar el lamentable estado de las carreteras que parecen recién salidas de un bombardeo. ¿Cómo es posible que hoy se hable tanto de amor a la Patria y se la mantenga en un estado tan lamentable?

Si en San Cristóbal no tienes quien te apoye o te resuelva, simplemente estás fregado o debes calarte unas colas de muchas  horas en una de las pocas bombas que han dejado para los turistas o personas que no tienen chip. ¿Se imaginan ustedes, si llega a implantase el chip en el Zulia,  las colas de los miles de turistas que vienen a Maracaibo, especialmente en la feria de La Chinita? ¿Quién ha sido el supercerebro que ha ideado tal barbaridad? ¿O será más bien una medida para castigar y humillar al Zulia, y evitar que la gente venga a visitarnos? ¿Y quién estará disfrutando del negocio de la implantación de los chips?

Un principio elemental del derecho dice que debe presumirse la inocencia y que nadie es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Al obligarnos a implantar el chip nos están considerando a todos culpables o al menos sospechosos de traficar con la gasolina. Y yo, como la inmensa mayoría de los zulianos, no lo soy. ¿Por qué entonces nos castigan y nos humillan obligándonos a hacer unas colas interminables para instalar un chip que no queremos y que, además, no va a resolver el problema del contrabando de la gasolina? Todo el mundo dice que el macrotráfico de gasolina es realizado por verdaderas y muy poderosas mafias que la sacan en gandolas y camiones. Muchos dicen que es con el apoyo de la guardia o del ejército. A mí eso no me consta, pero sí es evidente que son ellos los que deben impedir el contrabando y no deben castigarnos a los demás por su fracaso.

¿No será más bien, como muchos lo creen, que el chip, más que controlar el contrabando pretende castigar al Zulia? No es casualidad que su implantación se limita a dos Estados gobernados por la oposición.

Pero que no se engañen con el Zulia que  siempre ha demostrado una gran capacidad de responder gloriosamente a las ofensas y  humillaciones. A finales del Siglo XIX, el autócrata Guzmán Blanco se dedicó sistemáticamente a humillar y castigar al Zulia, al que, según sus propias palabras, estaba decidido a  convertir en “simple playa de pescadores”. Le quitó la aduana, ordenó caprichosamente la fusión del Zulia con Falcón, y  para borrar  incluso la palabra Zulia, el nuevo Estado se habría de llamar simplemente Estado Falcón. Por si fuera poco,  para humillar y castigar a Maracaibo, nombró como capital del nuevo Estado a Capatárida, un  pueblito falconiano.

La respuesta de los  zulianos fue de gran  altura y se vengaron de Guzmán de un modo muy sutil: respondieron a las humillaciones e injusticias con una gran vocación de trabajo que convirtió al Zulia en el Estado más esplendoroso y desarrollado de finales del siglo pasado. De hecho, los años entre 1881 y 1891, se conocen como “la década fecunda”. Para 1890, Maracaibo contaba  ya con luz eléctrica, tranvías, escuelas, un instituto de educación superior, teatro, bancos, teléfonos…y el puerto de Maracaibo era el más importante de Venezuela.

¡Respeten al Zulia, que es mucho pueblo el pueblo zuliano! ¡Aprendan de la historia los que parecen ignorarla! Si quieren ganarse el corazón y los votos de los zulianos cambien la estrategia y, en vez de amenazas, castigos y promesas incumplidas, muestren hechos, obras.  ¡Y recuerden todos que cuando más se intenta castigar y humillar al Zulia,  más se agiganta nuestro Estado!

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