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viernes, 6 de julio de 2012

DÍA DE LA INDEPENDENCIA, 1811: Cuando el destino nos alcance



CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ jueves 5 de julio de 2012

Del 5 de julio quedó la Independencia que el hijo de Fidel cree que apareció en 1998

Según John Linch cada Era revolucionaria es una sola revolución que se propaga y desdobla por muchas naciones. La revolución liberal y democrática va desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XIX. Comienza con la Declaración de Derechos de Virginia y la Independencia de EEUU (1776), sigue en Francia (1789) y termina con la Independencia de Iberoamérica.

Destruye el absolutismo y sus afines, consagra los Derechos Humanos, el Estado de Derecho, el pensamiento racional, la noción de ciudadanía, la igualdad ante la ley, la libertad y la democracia. Miranda es el revolucionario global. Combatió en Norteamérica, Francia e Iberoamérica.

La revolución del siglo XX nace con los bolcheviques en 1917 y llega hasta 1958 con Fidel Castro, pasando por el nacionalsocialismo, el fascismo y el maoísmo, para no mencionar algunos rengendros fracasados e inconclusos.

A nombre de la "justicia social" reconstruyeron el absolutismo para destruir las conquistas obtenidas por la Humanidad. Estado de Derecho, ciudadanía, igualdad ante la ley, libertad y democracia son las víctimas del Moloch del siglo XX. Es la contrarrevolución, el antihumanismo, como reconoce Althusser.

Lo que identifica un ciclo revolucionario es la identidad de fuentes ideológicas, símbolos, autores, problemas, lenguajes, objetivos y códigos. Si los padres intelectuales del huracán demo-liberal son Montesquieu, Hamilton, Jefferson y Rousseau, la furia totalitaria viene de Marx, Engels, Blanqui, Karl Schmitt, Heidegger.

Dice Bárbara Tuchman, define la Historia el producto de la confrontación entre dos grupos de estúpidos que luchan y cuyo triunfo se decide al azar.

Veamos. Para conciliar con Gran Bretaña diferendos sobre impuestos a estampillas y comercio del té, los líderes de las colonias norteamericanas enviaron a Benjamín Franklin, su hombre más proinglés, al que Buckingham humilló como a un perro, conforme a la lógica de la estupidez, lo que provocó una reacción feroz.

La derrota de Troya, por aceptar el célebre caballo, cambió la historia del mundo al permitir que el poder griego llegara a Turquía. Pero los diseñadores del equino de madera, no se tomaron la molestia siquiera de medir las puertas de la ciudad para que pudiera entrar. En correspondiente muestra de estupidez absoluta, Príamo mandó a romper los dinteles. Casandra, histérica, pedía que el caballo quedara fuera. La civilización sería otra.

España practica un consuetudinario desprecio imperial por las colonias, y cuando es tarde intenta establecer vínculos con ellas. Ya la rebelión estaba en marcha (y España ocupada por Napoleón).

A finales de 1810 se elige el primer Congreso en la historia de Venezuela, conformado por representantes de Caracas, Cumaná, Trujillo, Barinas, Barcelona y Margarita (que no corresponden a sus homónimas de la actualidad. Por ejemplo: Caracas estaba conformada por partes de hoy Carabobo, Lara, Yaracuy, Aragua y Portuguesa). El resto: Guayana, Maracaibo y Coro, bajo control realista, no eligieron.

Debilitada la metrópoli, la independencia avanzaba a toda máquina, y el Congreso, como suele ocurrir, era lento para los radicales. Al estilo de un libreto leniniano, surge una dualidad de poderes encarnada por las tumultuarias asambleas de un partido, la Sociedad Patriótica, poder verdadero de la élite intelectual, económica y política, deslumbrante y decidida.

Miranda, Coto Paúl, Muñoz Tébar, Espejo, Bolívar, Salias, Tejera y muchos otros desde este soviet de la crema y nata del dinero, gobernaban sobre el Parlamento y el Ejecutivo, en constante debate que marcará el futuro: centralismo o federación.

Frente a las dudas del Congreso que llamaba a calmar los ánimos, Bolívar lanza sus frases: "¿Es que 300 años de calma no bastan... vacilar es perdernos?". La Sociedad Patriótica nombró una comisión que fue al Legislativo a compulsar la declaración de Independencia.

El 5 de julio, el Congreso aprueba por unanimidad el tricolor de la bandera, representación de la hermandad de razas en la patria. Influidos por la Asamblea francesa, era un crimen que el tono de piel enfrentara unos contra otros.

El 7 de julio, no el 5, el Congreso aprueba el Acta de Independencia escrita por los diputados Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi. Meses después se aprueba la Constitución del 21 de diciembre de 1811, la única ha tenido el país en toda su historia con espíritu de descentralización. El centralismo extremo, el elitismo, el desprecio por la comunidad, la desconfianza en la capacidad de autogobierno, la propensión militarista y autoritaria de una parte de los próceres, más allá de sus méritos, (Bolívar, Muñoz Tébar, Miranda, Miguel José Sánz) recibió una derrota provisional.

Por desgracia de los siglos futuros, jamás entró en vigencia. A 4 meses de sancionada, en abril de 1812, el Congreso la suspende, se autodisuelve y declara a Miranda Dictador Absoluto con poderes sobre la propiedad, vida y muerte de los ciudadanos ("No consultéis más que a la suprema ley de salvar la patria")

El Generalísimo recibió la potestad de determinar los comandantes militares y ajusticiamientos sumarios. La Constitución, la libertad y el federalismo murieron al nacer. Quedó la Independencia, que ahora el hijo de Fidel Castro considera que sólo apareció en 1998, cuando Venezuela se convirtió en provincia cubana.

La federación es el modelo más exitoso de sociedad existente, pese a las declaraciones en contrario de los "abogados del despotismo", como los llamaba Hamilton.


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