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jueves, 26 de julio de 2012

Los apparatchiks vs. la sociedad civil

Autor: Thaelman Urgelles, publicado el

La formación y endurecimiento de una costra de burócratas sobre la piel de la sociedad es una característica inevitable de las llamadas revoluciones socialistas. Ascendidos a esas posiciones sin ningún procedimiento profesional o meritocrático sino por su mayor sujeción a consignas ideológicas y adulación al caudillo de turno, los burócratas chupan -hasta secarla- toda la sangre de las instituciones, empresas y propiedades que la “revolución” expolia a los ciudadanos. Al final las organizaciones quedan devastadas y los burócratas colmados de riqueza y poder. Mas las empresas estatizadas nunca quiebran, como lo hacen en el capitalismo las compañías mal gerenciadas o dolosamente administradas; porque el “Estado socialista” no contempla la bancarrota, siempre puede fabricar dinero para reponer las pérdidas de los paquidermos burocráticos.

Los “apparatchiks”, como fueron llamados estos especímenes durante el régimen soviético, fueron los responsables del monumental fracaso del comunismo, pero también los principales beneficiarios de su caída, puesto que se apoderaron de las propiedades que anteriormente administraban “en nombre del proletariado”. Así, los grandes multimillonarios rusos y chinos de hoy son los mismos “apparatchiks” del pasado o sus descendientes.
Escribo esto por la visible presencia de los burócratas “revolucionarios” en la vida nacional. Los que hoy desangran y destruyen a Pdvsa, Corpoelec, Sidor, Cantv, Agropatria, las fincas expropiadas y una larga lista de empresas antaño exitosas. El torvo Diosdado Cabello amenaza ya a la banca privada y a Empresas Polar, emblema esta última de excelencia productiva y responsabilidad social.
La más odiosa expresión de esta expropiación del patrimonio ciudadano por el Estado es que los burócratas terminan creyéndose los dueños de las propiedades puestas bajo su administración. Así como Chávez dice: “voy a asignar tantos millardos a este proyecto… acabo de donarle tantas plantas eléctricas a Nicaragua… voy a comprar tantas toneladas de cochino para las hallacas…”, los burócratas menores hablan igual, en su corrillos íntimos: yo te puedo ofrecer tanto… voy a comprar tal cosa… sólo voy a producir películas de bajo presupuesto…”
Al verse así mismos como propietarios de bienes y organizaciones que son de la Nación, los burócratas entran irremediablemente en la competencia capitalista; les urge ocultar su incompetencia y la pérdida de competitividad inherente a la administración pública. Entonces se valen del poder estatal para competir deslealmente con el sector privado. Es frecuente entonces verlos aplicar prácticas monopólicas, dictar reglamentos que favorecen con exclusividad a la corporación estatal frente a la privada.
De allí a traspasarse la propiedad real de los bienes administrados hay sólo un paso. Esa es la historia de la propiedad de la tierra en Venezuela y América latina: en la colonia las tierras eran adjudicadas por el rey de España a sus validos y cortesanos, luego de la independencia se la repartieron los militares independentistas, la guerra federal supuso una transferencia de propiedades a favor de los vencedores, luego los andinos expropiaron a los liberales amarillos. Todo ello sin que mediara ninguna retórica socialista, por cierto.

Fue a partir de 1945, y en con mayor organicidad de 1958, que esa rapiña periódica se detuvo y comenzó a estructurarse un régimen más estable y formal de tenencia de la tierra.
Pero con el avenimiento de estos nuevos “bolivarianos” las aventuras expropiadoras cobraron un renovado impulso. Si no logramos salir de esto, veremos que las grandes haciendas expropiadas, hoy en día sub-explotadas o abandonadas, estarán al cabo de unos años bajo la propiedad legalizada de toda clase de generales y burócratas civiles. No es muy pesimista estimar que en 6 años más los apparatchiks criollos estarían en condiciones de transferirse la propiedad de las empresas y propiedades que hoy regentan como burócratas. Si es que ya no lo han hecho con algunas.
Todo esto se juega, nos jugamos, el próximo 7 de octubre.
@TUrgelles


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