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martes, 3 de julio de 2012

El entorno internacional y las Instituciones.


Apertura Opina el 02 de julio de 2012
Al leer el artículo de Jorge G. Castañeda titulado “El regreso de la némesis de México” en donde se analiza el escenario más probable en las elecciones en México, (hoy ya sabemos que efectivamente ganó), que es el  del retorno del PRI al poder y se muestra optimista en cuanto a que no sea el regreso a la dictadura institucional que dicho partido construyó y mantuvo durante 70 años. Eso naturalmente depende del aprendizaje democrático de los mexicanos y del liderazgo del PRI, hacemos votos de que así sea.

En dicho artículo se encuentra los siguientes párrafos:

También las relaciones de México con el mundo han cambiado desde 2000. Hoy México está inmerso en una red de acuerdos de libre cambio y otros instrumentos internacionales que han establecido definitivamente su economía abierta, políticas macroeconómicas ortodoxas y compromiso con el gobierno democrático. Está sujeto a una observación extranjera constante, molesta y digna de beneplácito.

Ahora importa también la presión internacional. Otros países escucharán a México sólo si éste cumple con sus obligaciones en materia de relaciones laborales, medio ambiente, elecciones libres y justas, propiedad privada y derechos humanos. En esta época, el Gobierno no puede cometer impunemente robos de elecciones, encierros en la cárcel de oponentes políticos, expropiaciones de activos privados extranjeros o nacionales, corrupción en gran escala o gastos despilfarradores.”

De nuestra experiencia como ciudadanos de un país en el que la realidad  democrática es altamente deficitaria con ribetes de totalitarismo y expresiones que pudieran dibujar fascismo, sabemos que quizás esa confianza en el comportamiento de las relaciones internacionales es por decir lo menos exagerado.

De entrada podemos afirmar que si el gobierno de un país decide subsidiar, mantener, pagar de los recursos de su población necesidades de otros países encontrará sin dificultad que el mundo internacional se olvidará de los derechos humanos, propiedad privada, elecciones libres y justas, relaciones laborales y cualquier otro derecho de los ciudadanos.

La lista que podemos hacer de hechos ocurridos en nuestro país en cuanto a derechos y valores democráticos y que ha sido obviado o ignorado por el mundo de los países democráticos es abundante. La ceguera internacional propiciada por el plato de lentejas fijo u ocasional y luego por la amenaza de suspenderlo causa a lo interior la mayor desazón.

Que algún despistado, o tal vez interesado, presidente democrático venga a decirnos “éste”, -refiriéndose a Chávez-“es el mejor presidente que a tenido Venezuela” u otro que salga, quizás buscando pago de viejas deudas, con “garantiza la estabilidad de la región” son duros golpes a sus propias convicciones democráticas. Eso de cambiar la verdad para beneficiar a sus pueblos contiene en si mismo un alto desprecio por el ser humano en general. La realidad es que un gobernante aunque es elegido por su población, si tiene valores éticos humanistas, se preocupa y defiende al ser humano, del lugar que sea. El pragmatismo está afectando a la humanidad.

A lo interno se va fortificando la convicción de que el problema es nuestro y que su solución está en nuestro esfuerzo y constancia y que debemos olvidarnos de un apoyo externo. Lo que naturalmente si debemos exigir y exigimos es que no presten su apoyo a este régimen, por lo menos los países democráticos. De los países del mismo signo de éste no podemos esperar otra cosa que el apoyo entre pares.

En el caso mexicano la protección que pudieran tener proviene exclusivamente de la solidez en el respeto a la institucionalidad democrática que hayan construido y en la formación ciudadana de su población. Si lograron ampliar y fortalecer la participación ciudadana tendrán sin duda una importante vacuna a las veleidades originarias del Partido de la Revolución Institucional.

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