Miguel Méndez Rodulfo Caracas,
28 de junio de 2013
El lunes 24 de junio de 2013, los
mercados internacionales fueron sacudidos por una noticia estremecedora que
hundió las bolsas de valores del globo: el Banco Central Chino había decidido
recortar el suministro de liquidez monetaria a su sistema bancario con el
argumento de que había que “restringir la provisión de efectivo para las
descontroladas actividades de crédito paralelo, indicando que su política
monetaria había comenzado a cambiar para pasar de centrarse en la cantidad a la
calidad". Las consecuencias de tal decisión tuvieron tales repercusiones
planetarias que al día siguiente el BCC tuvo que rectificar para calmar los
ánimos del mercado.
Pero ¿por qué se había llegado a una
decisión tan extrema? Desde la crisis financiera mundial de 2008 China, que
capeó incólume el temporal, había tomado la vía de favorecer a todo evento el
crédito para impulsar el crecimiento y no verse afectada por la crisis. Esta
medida que en principio funcionó, fue afectada por la caída mundial del
consumo, lo que disminuyó las exportaciones de la economía del dragón. Cuando
se decidió apostar por el mercado de consumo interno para mantener altas las
tasas de crecimiento, el crédito se exacerbó porque se utilizó
indiscriminadamente. Esto dio lugar a que naciera a la vera de los bancos
(muchos de ellos estatales) una banca paralela o de sombra, compuesta por
grandes empresas con capital estatal, petroleras como Citic, aseguradoras,
financiadoras, casas de empeño, etc., que asumieron de rol de agenciar recursos
financieros para prestarlos a otra empresas como acerías, cementeras,
constructoras, conglomerados eléctricos, empresas de energías renovables como
las eólicas, de paneles solares, etc., también muchas de ellas estatales; es
decir que unas empresas estatales obtuvieron préstamos de bancos estatales a
bajas tasas de interés para otorgar créditos de corto plazo a otras empresas
estatales, a una tasa un poco mayor ganándose el diferencial. Así teníamos
entonces que por ejemplo Citic, empresa cuya misión es el negocio petrolero,
intermediaba ante la banca, y también ante inversores privados, para conseguir
dinero que luego prestaba a otras empresas públicas. Este sector financiero
informal estaba sometido a regulaciones muy laxas y podía hacer transacciones
no permitidas a la banca; pero ésta (con la anuencia en principio del propio
gobierno chino) le otorgaba líneas de crédito a esa banca de paralela, con lo
cual sino la legalizaba, le daba viabilidad.
La intervención del BCC buscando poner
orden a la banca en la sombra, hizo que las tasas interbancarias, generalmente
de entre 2% y 3%, se catapultaran a 25% antes de acomodarse en 6,64% el lunes.
El martes cerraron en 5,8%. El mismo lunes las caídas en las bolsas mundiales
fueron muy grandes y sólo hubo calma en los mercados cuando se rectificó la
medida de restricción del crédito, pero el problema de fondo sigue sin
resolverse y la posibilidad de que una mega burbuja crediticia, la más grande
de la era moderna, estalle en China y se lleve por delante la prosperidad del
mundo, es cada vez más una posibilidad cierta.
Nota: Citic en Venezuela tiene
contratos petroleros con Pdvsa; es la compañía encargada de hacer el mapa
minero del país y además participa haciendo viviendas en fuerte Tiuna
Caracas, 28 de junio de 2013
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