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lunes, 24 de junio de 2013

Corrupción sí, corrupción no


Por Mario Villegas, 23/06/2013
Columna de Puño Y Letra


Hace poco se le escuchó decir al presidente Nicolás Maduro que frente a la corrupción los chavistas tenían que ser como Hugo Chávez. No era difícil imaginar que ese “ser como Chávez” apuntaba a darle continuidad a la conducta sistemática que el fallecido comandante mantuvo al frente del estado: o sea, usar los recursos públicos para financiar y desarrollar su proyecto político y su partido, así como hacerse de la vista gorda cuando algunos de sus conmilitones se enriquecían a costa de turbios negocios o metían la mano en las arcas públicas para provecho personal.

Respecto a lo primero, el uso de los recursos financieros y materiales del estado en favor de los intereses políticos y electorales del Partido Socialista Unido de Venezuela (lo cual está prohibido por la constitución y la Ley Anticorrupción), no se ha visto cambio alguno. El PSUV sigue recostado al presupuesto y al patrimonio público. El gobierno de Maduro sigue siendo tan corrupto como el de su antecesor.

En cuanto a los suculentos negociados que la llamada “boliburguesía” ha venido haciendo a la sombra de la “revolución bonita”, no hay señales de que en el interinato de Maduro o después del 14 de abril se haya producido algún frenazo a esta sangría o que el heredero de Chávez se disponga a seguir la punta del ovillo e investigar, por ejemplo, el multimillonario fraude con los dólares del SITME, denunciado por el propio ministro Jorge Giordani, la impune desaparición de varios billones de bolívares destinados a los hospitales, denunciada en su momento por el diputado Tirso Silva, o las jugosísimas transacciones con notas estructuradas, denunciadas por el diputado Ismael García.

En estos aspectos, Maduro ha seguido a pie juntillas su propia línea de “ser como Chávez” frente a la corrupción. O sea, más de lo mismo.

Justo por eso sorprenden favorablemente las medidas que ha tomado su gobierno y que han permitido poner tras las rejas a unos cuantos funcionarios de Indepabis, Ferrominera y el SENIAT, cuyas fechorías evidencian que la corrupción chavista no es una invención opositora sino un mal endémico de la administración roja rojita. Aunque no se trata de peces tan gordos como los que se supone están detrás de las mayores corruptelas (Mario Silva delató a algunos en sus confesiones al G-2 cubano), lo cierto es que esas detenciones configuran pasos correctos en la dirección correcta.

Comparto, sin duda, las opiniones nada mezquinas del secretario adjunto de la Mesa de la Unidad Democrática, Ramón José Medina, en el sentido de que estas últimas medidas difieren del modo como Chávez se comportó ante irregularidades administrativas cometidas por sus funcionarios.

¿Obedecerá a una política de largo aliento o será una acción meramente efectista con fines propagandísticos? ¿Seguirán las investigaciones y detenciones? ¿Llegarán hasta los peces gordos? ¿Las pugnas internas en el chavismo provocarán pases de factura contra otros funcionarios corruptos o, más bien, la darán un ‘parao’ a esta cacería? Está por verse.

Dadas las complicidades que todos estos años han envuelto al chavismo, no hay muchas razones para ser optimistas. Pero no por ello hay que desconocer o restarle importancia a estas señales cuyas motivaciones y consecuencias siguen en la incógnita.

Los corruptos que han desangrado el presupuesto público deben ir presos. Sería absurdo esperar que los grandes, medianos o pequeños malandros de cuello rojo entreguen sus cargos y el botín y pasen ahora a ser honorables “bienlandros”.

BREVES

- De los mensajes que recibí, y que agradezco sobremanera, a propósito de mi artículo “La metralleta de JVR y los aviones de Capriles”, destaco el que me envió el profesor y amigo Alexis Márquez Rodríguez, gran conocedor de la política y de nuestros políticos. “Querido Mario: Excelente tu artículo de hoy. Comparto cien por ciento tus planteamientos, tan certeros, precisos y bien escritos. Te felicito. Un abrazo, Alexis”.

- En cuanto a la denuncia del colega Edward Sarmiento, en el sentido de que en las escuelas nacionales la figura de Hugo Chávez es motivo de más trabajos de investigación que la de Simón Bolívar, la abogada Belkis Contreras me escribe para adicionar: “En un ‘simoncito’ ubicado por el velódromo Teo Capriles, a los niños los ponen a cantar un himno del Comandante. Me quedé sorprendida. Y en la Universidad Bolivariana, a los estudiantes de derecho les hacen exámenes sobre la vida del Che Guevara. Este tipo de cosas están sucediendo desde hace mucho tiempo”.


Mario Villegas
Twitter: @mario_villegas

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