jueves, 20 de junio de 2013
¿“Patria segura”? Seguro te extorsionan
Por Golcar, 20/06/2013
Son las 11 y media de la noche. Estoy llegando de la calle. No, no estaba de fiesta, en el cine o visitando amigos. Hace mucho tiempo que el miedo a la inseguridad y a la violencia callejera hizo que me abstenga de darme esos gustos noctámbulos. La inseguridad personal me ha obligado a vivir una vida monótona que transcurre diariamente en ir del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Lo más arriesgado que me atrevo a hacer es ir a La Vereda del Lago, unas tres o cuatro veces por semana, a ejercitarme para que no me dé un yeyo por la inactividad y la subida de triglicéridos y colesterol. Y hasta esas jornadas de ejercicio las hago con el Jesús en la boca, desde que me enteré de que a un amigo, lo atracaron en ese lugar a las 6 y media de la mañana para, revólver de por medio, quitarle el teléfono inteligente con el que tomaba fotos del amanecer.
La salida imprevista de hoy, a las 11 de la noche, cuando ya me encontraba desvestido y dispuesto a dormir, se debió a un mensaje que, sorpresivamente, recibimos en el chat familiar del Whatapp. Una hermana ponía textualmente y sin correcciones:
“Hay alguien en la calle q tenga plata q xfa me compren 200 en una tarjeta de movistar o movilnet que a enmanuel lo detuvieron y la policía le está pidiendo plata o tarjeta”.
Inmediatamente, el grupo se alborotó. El matraqueo se desarrollaba en Caracas, mi hermana pedía auxilio desde Margarita y mi familia en Mérida, y yo en Maracaibo, nos movilizábamos para, a esa hora, conseguir las tarjetas exigidas en el soborno.
Mientras tratábamos de conseguir el botín de la extorsión, mi hermana contaba cómo había sido todo. Mi sobrino iba hacia su lugar de residencia y, al entrar a comprar un queso en una panadería, reclamó al panadero porque le estaba dando menos queso del que le estaba cobrando. Se insultaron mutuamente, saliendo a relucir progenitoras en la discusión hasta que el hombre llamó a la policía y estos detuvieron al muchacho en un punto de vigilancia del “Plan Patria Segura”. Uno de esos puntos de control que ubican en carpas en la calle. Allí lo mantenían retenido, mientras él hacía las llamadas telefónicas para poder satisfacer las demandas de los oficiales, dentro de los que se encontraba una mujer quien, incluso, llegó a decir: “Pero que se apuren con esas tarjetas que yo ya me quiero ir a dormir”.
En Mérida estaba todo cerrado. Yo, en Maracaibo, me vestí recordando la vez que me llamaron desde la cárcel para amenazarme con mandarme a matar si no compraba unas tarjetas y se las pasaba por mensaje. Ahora los delincuentes no eran presos, eran los representantes de la ley. Salí a buscar las tarjetas junto con Cristian. No albergaba muchas esperanzas de conseguirlas porque hace tiempo que los negocios dejaron de venderlas, precisamente porque se convirtieron en apetitosos objetivos de atracadores quienes saben que, al ejecutar un golpe en un lugar con tarjetas telefónicas, podrán cargar con facilidad con unos cuantos millones de bolívares.
Por fortuna, en el primer sitio que visitamos, una tienda de conveniencia de una estación de servicio de gasolina, conseguimos. Los choroagentes tuvieron incluso la suerte de que les dimos 10 bolívares más de lo que solicitaban, porque solo había tarjetas de 150 y de 60. Compré las dos tarjetas, las raspé, copié en un mensaje de texto los códigos y se los pasé a mi hermana para que ella, a su vez, los enviara al sobrino, quien se los pasaría a los policías para que lo dejaran seguir su camino en paz.
Esta es la “patria” que tenemos de la que se ufanan los oficialistas. ¡Tenemos patria! Gritan orgullosos. Esta es la vida en el socialismo del Siglo XXI. Este es parte del vigésimo segundo plan de seguridad del régimen en estos 14 años de revolución. Esos oficiales son quienes tienen en sus manos la ejecución del “Plan Patria Segura”. ¡Uh, ah, así es que se gobierna!
A mí, la úlcera comenzó a patearme la boca del estómago. Ya de nuevo en casa, me tomé el Esomeprazol con un té caliente. Mi sobrino acaba de avisar que ya llegó a su destino. Ahora queda tratar de conciliar el sueño luego de comprobar, una vez más, qué tan felices podemos vivir en este “mar de la felicidad”.
http://golcarr.wordpress.com/2013/06/20/patria-segura-seguro-te-extorsionan/
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