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domingo, 30 de junio de 2013

Echar en saco roto


Por Rosalía Moros de Borregales, 30/06/2013

Hay obras que a simple vista son juzgadas como buenas; sin embargo, el fruto que producen en el tiempo no representa la misma bondad con la cual, supuestamente, fueron llevadas a cabo. Pues, momentáneamente, se puede engañar a muchos, mostrando la mejor apariencia, exhibiendo sonrisas, dando abrazos; pero el tiempo es un buen amigo del hombre para mostrarle las verdades ocultas debajo del maquillaje, para mostrar las intenciones del corazón, el propósito que subyace a la acción.

De acuerdo al principio cristiano de dar, el que da, recibe, y recibe en abundancia. El mismo Jesús en el Sermón del Monte expresa: "Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir" (Lucas 6:38). De tal manera que, el dar es una verdad fundamental de la vida. Sin embargo, dar con la intención subyacente de recibir favores a cambio, es ponerle precio a las personas, a los pueblos y gobiernos. Dar con la intención de comprar voluntades es como sembrar en tierra arenosa, la cual no tiene capacidad para retener la humedad ni los nutrientes; por lo tanto, la semilla muere sin dar fruto.

Es precisamente esto lo que hemos visto en nuestra nación durante la revolución chavista y aún seguimos viendo en el continuismo de Maduro. El producto de la explotación petrolera muy lejos de ser nuestra bendición se ha convertido en un verdadero infortunio. Hemos recibido un caudal de dinero impresionante, pero el Gobierno no lo ha sembrado en la patria, no ha abierto sus arcas para invertir en los venezolanos. Para muestra un botón, ahora mismo la pérfida revolución ha asfaltado 800 km de carretera en Haití, mientras que nuestras carreteras parecen de un país sumido en la pobreza, sin recursos.

Si algo han demostrado los revolucionarios es que son luz de la plaza y oscuridad de la casa. El mismo gobierno boliviano afirmó recientemente que entre el 2007 y el 2011 el gobierno venezolano donó 404 millones de dólares a ese país. Pero cumplir con un presupuesto justo, digno y próspero para las universidades venezolanas es inconcebible para estos traidores. Mientras nuestros estudiantes ofrendan sus propias vidas en una lucha absolutamente desigual, Maduro cual lobo vestido de cordero, estrecha la mano del Papa. Mientras nuestros indígenas menguan con la anemia que les produce el comer solo yuca, Jaua dice que hoy gracias a la revolución alimentaria de su comandante todos los venezolanos comen muy bien.

Son innumerables las donaciones que se han dado a otros países, no son donaciones del pueblo venezolano, como dijo Evo Morales; son regalos de un gobierno que maneja nuestros recursos como si fuera dueño de nuestro país. El dinero sale de Venezuela para nunca más regresar. Las cifras de la donación constante a Cuba pocos la conocen, prácticamente mantenemos la pobreza de ese país; mientras que, según la revista Forbes, Fidel Castro se encuentra entre los 10 hombres más ricos del mundo. La verdad no la sé, pero dueño de Cuba es. Ha hecho con la isla lo que ha querido por más de medio siglo. Pero los venezolanos sabemos bien la pobreza que nos han dado.

Los revolucionarios se sienten ricos, son ricos de dinero, pero han olvidado que hay cosas que ni todo el dinero de Pdvsa puede comprar. Cuando la tierra gira, cuando todos los seres humanos se encuentran en igualdad de condiciones, cuando no dependen de las riquezas acumuladas sino del designio divino, cuando el mejor amigo no puede devolverles la vida, cuando finalmente se dan cuenta que todas esas dádivas se han convertido en un saco roto.

"Así ha dicho el Señor: Meditad bien sobre vuestros caminos: Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto".

Hageo 1:5-6.


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@RosaliaMorosB

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