Editorial UNT Internacional 21 JUNIO, 2013
Estos dos meses de gobierno de Maduro,
han dejado un sin sabor en los venezolanos, porque en lugar de abocarse a
solucionar la grave crisis política, económica y social heredada de su mentor
Chávez, él se ha dedicado a exacerbarlos, a extremos de que, aparte
de la dudosa legitimidad de origen, la problemática del país se ha
ido agravando como consecuencia a su falta de liderazgo,
debilitado por la lucha de poder en su partido y porque en lugar de construir
un liderazgo propio se ha dedicado a mal imitar a Chávez, el cual, la gente lo
ha percibido como falta de personalidad, a parte de la tragedia de la poca
formación política y bagaje cultural que lo conduce a cometer un sinfín de
errores políticos conceptuales, geográficos y del día a día popular, que su
propia gente lo toma a broma, para terminar descalificándolo.
En estos dos últimos meses se han
agudizado lo conflictos políticos, ha aflorado la lucha de poder interno y
Maduro, ha radicalizado su posición, para complacer a los cubanos y a los
radicales de su partido. Además, después de 14 años de gobierno de un Chávez
radical que ha dirigido unas políticas gubernamentales de fracaso en fracaso,
han terminado por fatigar hasta a sus propios seguidores que buscan encontrar
paz social y políticas que les permita un mínimo de desarrollo personal y
social, razón por la cual, un sector de su electorado se ha trasladado a la
oferta del Progreso que ofrece Henrique Capriles.
En contraste, en estos dos meses de
gobierno de Maduro se han multiplicado los apagones de electricidad, la falta
de agua se ha incrementado, en la Gran Misión vivienda las casas ahora tienen
que pagarlas los chavista premiados según Maduro, quienes se preguntan porque
hay que pagarlas cuando nosotros les construimos casas a Cuba, a Nicaragua, a
Bolivia…y ellos no la pagan, aparte de la inseguridad que se ha incrementado
exponencialmente, han aparecido brotes de epidemias en todo el país, los
trabajadores solicitan la discusión de sus contratos colectivos y la
homologación con una inflación galopante que deja atrás toda aspiración
racional, huelgas de trabajadores en todo el país, manifestaciones, huelgas de
hambre estudiantiles y de profesores universitarios, los programas
sociales paralizados por la falta de recursos y debido a sus compromisos
internacionales, en fin, una problemática social en ebullición que aunado a la
crisis económica pudiera generar una explosión social.
En lo económico, siguiendo el
modelo cubano de tratar de desaparecer al sector privado para luego crear una
burguesía tecnócrata económica bolivariana que le permita el control de la
producción y la distribución de alimentos con el objetivo de someter a la clase
media y a las clases populares a los dictados del gobierno y por allí, mantener
una población electoral cautiva que le garantizaría un permanente triunfo
electoral. La destrucción del sector privado y su producción a diferencia de la
revolución cubana que generó la gran crisis de hambruna es que en la Venezuela
petrolera los recursos han fluido para poder sustituir la producción nacional
con abastecimiento de importaciones para “la soberanía alimentaria bolivariana”
ahora premiada por la FAO. Lo peor de todo para Maduro, es que el país está
consciente de que la crisis económica por la que atraviesa esta Venezuela
petrolera se debe fundamentalmente a la incompetencia, la incapacidad
administrativa del gobierno ligada a una voraz corrupción y una regaladera de
recursos al exterior que han terminado por acercar el Presupuesto y las
Reservas Nacionales a la línea de los números rojos.
Sin duda alguna, estos dos meses de
gobierno han sido un caos político, económico y social que desborda la
improvisación del gobierno de Maduro y la comparsa izquierdista internacional,
pero afortunadamente, ha permitido un reordenamiento de los distintos sectores
políticos, económicos y sociales que confluirán en soluciones democráticas
institucionales.
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