MARÍA MAS HERRERA lunes 30 de septiembre de 2013
Economista y profesora universitaria
Twitter:
@mariamasherrera
No es elegante hablar de los muertos,
menos criticarlos. Pero el malentendido obliga. Escucho repetidamente la
colosal equivocación que asegura que el expresidente Chávez (que en paz
descanse su alma) fue un gran líder. Eso no es verdad y argumento el porqué.
Un líder tiene atributos especiales.
Hablar inconteniblemente hasta cansar el ánimo de la audiencia no es un
atributo del liderazgo. Cualquiera con ademanes artísticos baila, canta y
zapatea hasta el cansancio por muchas horas y si encuentra unos borrachos
trasnochados seguro le aplaudirán. No se trata del espectáculo que prontamente
es bochinche sino del arte. Y el liderazgo es un arte que exige concreción y
eficiencia.
Un líder innova en los métodos que
utiliza. Dar un golpe de Estado para cambiar a Venezuela no fue ninguna
innovación. No mostró un ápice de inteligencia creadora. La conspiración, el
espionaje, el engaño y los asesinatos no dan cuenta de un líder en acción. Todo
lo anterior sufrido por los venezolanos, con suficientes pruebas en la mano,
sólo apuntan a un alma sin ética, de baja compasión con el prójimo y con el
terrible desatino de no conocer las formas de construcción de la historia, pues
éstas, no la hacen los seguidores del ejército, sino la heurística de los
hechos, en manos de personas que prefieren el papel y la pluma antes que las
armas y la sangre de sus soldados goteando por las paredes de Miraflores o de
La Casona.
Un líder no miente. La mentira es un
mortal pecado. Pues ¿quién puede caminar tras un charlatán falso? ¿Cómo confiar
el futuro a una persona de criticable confiabilidad? Un líder dice la verdad
como premisa base. Mientras más se habla más se miente si el alma es enferma.
Un líder tiene aliados para el
desarrollo de sus seguidores. Las alianzas con algunos países han confirmado lo
inconveniencia económica de los acuerdos para Venezuela. ¿Cuál es nuestro saldo
con Cuba? ¿Dónde está la transferencia tecnológica? ¿Los avances médicos? ¿La
nueva minería? ¿El mejor turismo? Un líder no se enamora del pasado que está obsoleto
en el presente y crea su propio estilo, luchas, causas propias. Lee comiquitas
pero no se cree Superman ni el Hombre Araña. Eso de la burguesía, la comuna, la
guerra entre libertad, igualdad, justicia y seguridad se quedó en el XX.
Sabemos que las necesitamos a todas. Esa cantaleta tiene siglos de
obsolescencia.
Un líder es solidario con sus
seguidores y no sólo con sus directivos cercanos. Lamentablemente, algunos
militares, arrodillados ante este hombre sabanetero, son los ciudadanos de
primera y quien le lleve la contraria, no sólo no es un buen soldado o
ciudadano, se le tratará de conspirador y va a la picota sin grandes juicios.
La solidaridad y la justicia no fueron grandes dones para este presidente.
Un líder construye un futuro común.
¿Cómo está Venezuela después de Chávez? Gran deuda externa e interna, empresas
quebradas, baja del empleo, la producción y devaluación nunca en la historia
llegaron a tal grado de pobreza.
Un líder da cuerpo y espíritu de
cooperación entre sus seguidores. Quizás, este sea el mayor crimen del extinto
presidente Chávez por el cual la historia lo crucificará sin contemplaciones.
Este hombre show visto porque entretenía con sus ocurrencias, canto, baile y palabrerío barato, sembró todos los
odios: político, étnico, geográfico y más.
Chávez fue lo que fue, pero nunca fue
un líder. Aprender que la política es para gente seria y para verdaderos
líderes es nuestra tarea, que considero, aún está por aprenderse en esta
extensa Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico