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miércoles, 9 de octubre de 2013

La harina PAN, el PAN nuestro de cada día


Por Jesús González Briceño, 08/10/2013

La compra de la alimentación básica del venezolano está resultando un verdadero vía crucis, debido a varios factores agudizados en el último bimestre del 2012, desde cuando se han venido resquebrajado los patrones consumistas tradicionales de su dieta, compuesta por 11 grupos de productos que supuestamente están protegidos mediante el esquema de la regulación de la cesta normativa alimentaria (CAN), debido a la escasez o falta en los anaqueles de mercados, abastos y bodegas públicos (del gobierno) y privados, cuyo índice oficialmente es estimado oficialmente en torno a un 20%; hecho complementado por elevadas y permanentes alzas indiscriminadas de los precios de los productos regulados, por efectos de la reducción de la oferta debido al fracaso total de nuestra producción agropecuaria, la devaluación de la moneda en un 46.51% en febrero próximo pasado, y la restricción de los sistemas de suministro de dólares para procurar la importación de los renglones básicos de consumo por parte de los privados lo que ha impulsado al dólar paralelo o ilegal a un valor jamás alcanzado desde 1999 hasta ahora. Oficialmente INE- BCV), el incremento de la CAN pasó de BS. 1741,22 en 2011, a 2085,22 en 2012 (meses de diciembre) y en agosto de 2013 fue de BS 2915,28, porcentualmente de un 19,75% interanual y para agosto de 2013  fue de 39.80% en apenas 8 meses.

Indiscutiblemente el incremento de precios de la CAN durante 2013 es mucho más alto debido a que el INE toma en cuenta los precios debidamente aumentados (actualizados) cuyo volumen en los anaqueles no es constante y esporádico por lo que los usuarios se ven obligados a comprar productos similares o sustitutivos no regulados. Por otra parte los productos regulados-incrementados no se corresponden con la realidad de los costos  o por especulación.

Hay productos cuya escasez es casi permanente como la harina pan, el arroz 3% granos partidos, la carne regulada, el leche en polvo, leche pasteurizada, las sardinas, el queso blanco duro, aceites de mezcla vegetal, algunas raíces y tubérculos; y las semillas, oleaginosas y leguminosas (apio, arvejas, frijoles, lentejas) que además de escasear han duplicado y más sus precios durante el pasado mes de septiembre. En el caso de pan en canillas es alarmante el alza de su precio que regulado con precio actualizado a 3,50 bs /kg a principio de marzo de 2013, se elevó a 5,52 bs. /kg. El 22 de agosto el precio del pan salado se elevó a 6,90/kg equivalente al 97,14% de incremento con respecto a su precio original y al 25% de la anterior regulación, lo que la Asociación Nacional de panaderías, FEVIPAN, consideró insuficiente ante su demanda de incremento a 16 Bs/kg, no obstante el producto se vende actualmente entre 5 y 7 por unidad no pesada, que es aproximadamente de 200 gramos/unidad, lo que significa que el precio promedio del pan canilla salado es de 30 Bs/kg, (se cumplió la tarea de pesarla proveniente de varias panaderías del  área metropolitano, dando este peso promedio).


El gasto mensual del pan de 100,32 BS/MES, para un promedio de 5,2 mensual estimado por la CAN (en julio de 2013), sería aproximadamente de 520 BS/M calculando 3 panes diarios 6 Bs/unidad y el resto cubierto por harina pan que sería 6 paquetes semanales (25 kgxbs7=175 mensual) lo que sumaría un gasto mensual de bs 695,pero resulta que debido a la escasez de la harina de maíz las familias deben incrementar el gasto `por compra de pan salado, lo que eleva ese monto mensual considerablemente. Actualmente la CAN estima el gasto mensual de la de harina de maíz precocida en 84 bs/mes (CAN, julio 2013), una quimera y falsedad. La oferta actual de harina de maíz no cubre la demanda total, de la cual la empresa Polar cubre el 45% y por otra parte su escasez en el mercado obliga a la compra adicional de pan salado elevando considerablemente sus gastos mensuales para este renglón base de la alimentación diaria del venezolano. Los otros alimentos básicos como el arroz 3%, granos partidos, carne, margarina, café, leche en polvo, quesos, mortadela, atún, azúcar, pollo, etc. han incrementado fuertemente su precios y son escasos, obligando a los estratos más pobres de las población a consumir otros alimentos similares no regulados  aumentando considerablemente el gasto de las familias en alimentación que alcanzaría al menos un 50% de sus ingresos.

No existe dudas sobre el déficit alimentario- nutricional que están padeciendo los estratos más pobres como son el E compuesto por el 44,15% y el D con el 35,85% de la población, con un total de 80% de consumidores con más bajos ingresos (Datanálisis, julio de 2011) en comparación con los datos del INE que señala en un 28,0% de hogares pobres y pobres extremos, (datos del 2011) lo que pone en peligro la salud de un grupo considerable de  familias con el consumo preferentemente de carbohidratos con marcada deficiencia de proteínas animales y sus derivados, destinando gran parte de sus ingresos mensuales que, aun cuando se han aumentado con la elevación de un 30% del salario mínimo y del bono alimentario mensual, y de un incremento del 10% en noviembre próximo, no se compadece con los índices inflacionarios del país estimado, según cifras no oficiales (econométrica, septiembre 2013) en un 47% en comparación con  la oficial de 42,6% para el 2013, lo que no se corresponde tampoco con la realidad en que los bienes y servicios no sujetos a regulación gubernamental han experimentado un alza superior al 100% y más.

La totalidad de productos importados y no importados como confitería y dulces, muebles y artefactos del hogar, enlatados, cerámicas, venta y alquiler de inmuebles y vehículos y accesorios, maquinarias y equipos del hogar, materiales de construcción, elevación del valor de la unidad tributaria, medicinas y equipos médicos, clínicas y honorarios médicos, papelería y artículos electrónicos, servicios personales (electricidad, albañilería, cerrajería, reparación de vehículos y artefactos, plomeros, servicio doméstico, transporte superficial, sujeto a la aprobación de las alcaldías) y en general todo lo que es objetos de compras y prestación de servicios ha sufrido un proceso hiperinflacionario que no se corresponde con el ingreso de la mayoría de la población nacional creando un peligroso desequilibrio presupuestario microeconómico que atenta gravemente contra su bienestar y crea una considerable conflictividad social en un país que ha obtenido un altísimo ingreso por la explotación de sus hidrocarburos con un promedio superior a $100 de b/d, que ha sido derrochado por la corrupción, ineficiencia, el clientelismo político y las dádivas y beneficios a países amigos para contar con su beneplácito internacional.

La harina de maíz precocida se ha convertido en el pan diario barato que brinda la confección de la arepa tradicional, base de la alimentación de la mitad de nuestra población pero con los problemas de escasez y el reciente incremento de precio de 5,31 A 7,11 BS/kg (33,89%) que actualmente confronta, se está cercenando el acceso a la alimentación básica del venezolano, añadiendo también el incremento y escasez de los insumos para rellenarla como la carne molida, la mortadela, caraotas negras, atún, el queso blanco y pollo y otros con un suministro deficitario al mercado o con precios muy elevados. Como se ha planteado con mucha insistencia con anterioridad, podría haberse pensado en un sustituto o complemento con la maximización de la producción de harina de yuca para la producción de otro tipo de pan y el casabe pero ambos productos resultan demasiados caros y no son de la aceptación del gusto de la totalidad de la población venezolana y menos de origen europeo.

Gran parte de la producción de ambos productos son elaborados en forma artesanal y hasta en condiciones de insalubridad y hoy en día un kg de  torta de cazabe cuesta aproximadamente 120 BS.( una torta de 225 gramos cuesta aproximadamente entre 25 y 40 bolívares por unidad (investigación propia). En fin el dilema del gobierno revolucionario es complejo y muy difícil de resolver y el del consumidor es aún más grave cuando se dispone a realizar las compras para su sustento diario confrontando una escasez que el mes de septiembre ha llegado a límites extremos de carestía y de alza de sus precios tanto de los renglones de la canasta alimentaria como de los exentos de regulación. La única solución que el gobierno ha encontrado ante esta  aguda problemática es la importación masiva de casi todo el espectro alimenticio del país de 3.571.335 TNS (gran parte y variedad de de los alimentos consumidos en el país) en el lapso no mayor de diez meses, con un gasto superior de 29.300 millones de bolívares, además de los productos de consumo navideño, maquinarias y equipos, vehículos, productos informáticos, seguridad industrial, conjuntamente con la rehabilitación de la Corporación CASA, con sus recursos presupuestarios de 2013, divisas por un monto de 294 millones de dólares y otros recursos que  apruebe el gobierno en 2013-2014.

La solución que da maduro ante esta grave y explosiva situación de nuestro sector agropecuario y del parque industrial agroalimentario nacional no requiere ningún comentario que no sea el total fracaso del PROGRAMA DE SOBERANÍA ALIMENTARIA iniciado por el fallecido Chávez y la multimillonaria inversión de recursos, programas, industrias nacionalizadas, infraestructura y servicios creados, burocracia gubernamental y corrupción bajo la óptica de la ineficiencia y la improvisación, y del actual mandatario cuya única solución es la importación del 80% del consumo alimentario y de maquinaria técnico-industrial ante la avalancha descomunal del déficit que no puede cubrir la producción nacional que se profundizará a medida que se vayan consumiendo los productos e insumos importados, por cuanto es imposible enmendar la plana de doce años de una política y gestión erráticas dentro de un esquema en que el estado ha asumido un papel preponderante de importador, productor, distribuidor y vendedor de los productos básicos de la alimentación, mientras que el sector y la propiedad privados han sido relegados a una función secundaria.


No será fácil revertir a corto y mediano plazo este modelo económico estatizado y centralizado tipo marxista-cubano que después de medio siglo se ha convencido de la necesidad de liberalizar las relaciones productivas en base al empobrecimiento de sus habitantes ante el enorme fracaso admitido públicamente por el liderazgo de los Castro. Tampoco nuestro actual mandatario está en capacidad de desmontar este aparataje económico-ideológico y lo más seguro es que seguiremos sufriendo los embates de la inflación, la escasez y la baja producción agropecuaria y económica en general, al menos que cambien las estrategias y los conductores de un nuevo proceso bajo otras reglas del juego político y económico. Estas observaciones sobre los acontecimientos que pesan sobre nuestra población nos hacen pensar en aquel antaño aforismo popular consagrado en la boca de un gran trovador popular, el Carrao de Palmarito, LA AREPA SE ESTÁ PONIENDO CUADRADA.



Jesús González Briceño

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