Escrito por Lorenzo Figallo Calzadilla Martes, 17 de
Diciembre de 2013
Para el oportunista o advenedizo la
alteridad no existe. Lo único que le interesa es ser bendecido por el
poderoso
¡ Tun tun ! ¿Quién es? Una rosa y
un clavel… ¡ Abre la muralla !
¡ Tun tun ! ¿Quién es? El sable del Coronel… ¡ Cierra la muralla ! Nicolás Guillén
¡ Tun tun ! ¿Quién es? El sable del Coronel… ¡ Cierra la muralla ! Nicolás Guillén
El nuevo cargo de “protector” es
un título nobiliario que la revolución otorga a sus patricios por los servicios
prestados. Los militares, ministros, candidatos, o ciertos cuadros políticos
del gobierno son presentados como proveedores de la bondad, y defensores de la
justicia divino-terrenal. El régimen los transforma en paladines, poseedores de
un manto sagrado cargado de pureza salvadora. Los muestran como seres situados
más allá del bien y el mal, que con aparente mirada objetiva, tienen capacidad
de administrar “equitativamente” la ley para conseguir el bienestar.
El fondo del asunto contiene varias vertientes: 1. son personajes que nunca han logrado obtener vía respaldo popular espacios político-sociales, por tener carencias afectivo-comunicacionales con las comunidades, entonces los imponen a contracorriente democrática; 2) cuando se trata de un militar, sirve para afirmar la idea de falange, generando en el ambiente un clima de dominio social y advertencia de cuidado por la presencia de la bota; 3) minimizar a los gobiernos locales adversos al sistema central anulándoles las competencias y a través de ello obtener dividendos; 4) Irrespeto a la voluntad de la población, pues la misma elige al candidato de su preferencia para que le represente, pero luego es birlada, cuando el gobierno crea una figura de autoridad, con poder de decisión por encima del seleccionado gracias al voto de las mayorías.
Inquieta, que estas personas acepten posiciones arribistas sobrepasando el sentir de la localidad, lo que revela una indiferencia absoluta acerca de lo que pueda pensar la comunidad. Para el oportunista o advenedizo la alteridad no existe. Lo único que le interesa es ser bendecido por el poderoso. Por acatamiento recibe un premio de honor a la codicia.
Este proceder demuestra perfectamente la vía absolutista asumida en Miraflores. Un reflejo palpable de como conciben el ejercicio de la política de Estado. Esta acción arbitraria es evidente a los ojos de la ciudadanía, pero ¿cuántas decisiones en la oscuridad habrán realizado de la misma forma utilizando este método insidioso en el ámbito electoral o judicial?
El cargo de “protector” es un ascenso de concesión feudal para el abolengo de la revolución. A la tiranía hay que cerrarle la muralla para que no se apropie con sus tinieblas de la sociedad.
El fondo del asunto contiene varias vertientes: 1. son personajes que nunca han logrado obtener vía respaldo popular espacios político-sociales, por tener carencias afectivo-comunicacionales con las comunidades, entonces los imponen a contracorriente democrática; 2) cuando se trata de un militar, sirve para afirmar la idea de falange, generando en el ambiente un clima de dominio social y advertencia de cuidado por la presencia de la bota; 3) minimizar a los gobiernos locales adversos al sistema central anulándoles las competencias y a través de ello obtener dividendos; 4) Irrespeto a la voluntad de la población, pues la misma elige al candidato de su preferencia para que le represente, pero luego es birlada, cuando el gobierno crea una figura de autoridad, con poder de decisión por encima del seleccionado gracias al voto de las mayorías.
Inquieta, que estas personas acepten posiciones arribistas sobrepasando el sentir de la localidad, lo que revela una indiferencia absoluta acerca de lo que pueda pensar la comunidad. Para el oportunista o advenedizo la alteridad no existe. Lo único que le interesa es ser bendecido por el poderoso. Por acatamiento recibe un premio de honor a la codicia.
Este proceder demuestra perfectamente la vía absolutista asumida en Miraflores. Un reflejo palpable de como conciben el ejercicio de la política de Estado. Esta acción arbitraria es evidente a los ojos de la ciudadanía, pero ¿cuántas decisiones en la oscuridad habrán realizado de la misma forma utilizando este método insidioso en el ámbito electoral o judicial?
El cargo de “protector” es un ascenso de concesión feudal para el abolengo de la revolución. A la tiranía hay que cerrarle la muralla para que no se apropie con sus tinieblas de la sociedad.
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