FÉLIX R. CHACÓN lunes 30 de diciembre de 2013
Escribir en esta época
supone pasar revista al año que termina, y la conclusión obvia, en mi opinión,
es de que hemos perdido otro año importante que no podremos recuperar en el
futuro, así como irrecuperable es el puesto de aerolínea que no se ocupa.
En lo que llamamos hoy día concierto de naciones, para referirnos al grueso de
los países del mundo normal y medianamente lógico, el grueso de noticias
apartando los eventos que han significado desgracias para los pueblos, ronda
sobre aspectos que pueden ser normales o medianamente normales, y otros que no
tanto, pero que son aquellos que más o menos conocemos y a los cuales
estamos acostumbrados a sobreponernos con relativa rapidez. Por lo general hay
noticias malas y noticias buenas, somos humanos, no robots programables para
sólo producir noticias que nos gusten a todos. Pero aún así, si nos
refiriéramos a nuestro contexto, encontramos que los países de la región han
logrado llevar a cabo grandes tareas que les ha significado gran estabilidad
política, económica y social. Y en su prensa local independiente puede leerse
acerca de los muchos problemas que aquejan a la sociedad, pero de igual forma
se reportan logros gubernamentales en materia económica y social. Se habla de
que bajó la inflación, se mantuvo, o de que no subió. Se menciona cómo se
mantuvo a raya o cómo bajó el desempleo. De cómo se incrementaron las
inversiones nacionales y extranjeras. De cuáles pactos bi y multilaterales se
celebraron y de las incidencias positivas que se esperan para el país. Se
anuncia nuevos mercados para sus exportaciones. Y todo queda plasmado en cifras
reportadas que la sociedad puede aceptar más o menos uniformemente y con
mediana confianza.
Sin embargo en Venezuela, 2013 ha pasado como un año infame el cual sólo pareciera
haber deletreado desesperanza para sus ciudadanos (sólo refiérase al espíritu
navideño). Las noticias "buenas" que se reportan se generan en la
imprenta gubernamental porque de otra forma no existieran. No en vano el gran
esfuerzo que ha puesto el régimen en acabar poco a poco con la libertad plena
para expresarse, con medios de comunicación y la prensa libre e independiente.
Hubiésemos querido haber escuchado el anuncio de un programa masivo de
construcción y remodelación de hospitales, escuelas, liceos, institutos
tecnológicos. El reporte de una inflación reducida o por lo menos controlada
hubiese sido bienvenido, así como que no hubo más devaluaciones. Que disminuyó
la criminalidad, o que no nos endeudarán más.
Nos hubiese gustado no haber estado en el fondo de la pirámide de Maslow,
procurándonos necesidades básicas para subsistir, sino proyectándonos al tope
de nuestras potencialidades.
2013 ha sido una especie de montaña rusa de emociones, sí, sólo emociones que
fueron y vinieron devolviéndonos adonde estábamos sin remedio alguno. Nada
productivo que haya significado avance en alguna dirección. Como el perro que
trata de morderse la cola y no va a ningún lado con ello.
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