Por Marino J. González G., 18/12/2013
El país se dispone
a entrar en 2014. Mucho ha pasado en este año que se despide. Un apretado
resumen debe incluir la incertidumbre generada por la enfermedad presidencial,
pasando por la intervención del gobierno para alterar lo establecido respecto
al manejo de las faltas presidenciales, hasta la muerte del presidente y las
sucesivas elecciones de abril. En la segunda mitad del año que termina, el
protagonista fue la crisis social y económica con sus expresiones
extraordinarias en inseguridad, inflación y escasez. Las elecciones municipales
del 8 de diciembre expresaron nuevamente las diferencias en el enfoque de los
problemas del país.
Todo indica que
2014 será un año complicado. Los efectos de políticas públicas, especialmente
las económicas, implementadas en los últimos quince años, son notables. La
escasez que se ha apoderado de las casas de los venezolanos, así como el
incremento de los precios, indican que la lesión del aparato productivo es de
cuidado. Hemos perdido capacidades para producir incluso los bienes de consumo
básico. Nuestras posibilidades de crear valor de manera sostenible están
ciertamente comprometidas.
Las consecuencias
de lo anterior para generar los recursos para la provisión de servicios también
son relevantes. Desde la inseguridad, hasta la falta de servicios de
electricidad y agua, pasando por las fallas en la educación y la salud, es
obvio que el acceso a mejores condiciones de vida está vedado para la gran mayoría
de los venezolanos. Una economía que no funciona adecuadamente para generar
recursos no puede solucionar otros problemas.
En todo este
panorama, el actual gobierno ha optado por la confrontación y la imposición de
su visión. Las condiciones para el diálogo no suelen ser democráticas. La
disposición a resolver diferencias y encontrar caminos de coincidencias no
puede basarse en la amenaza o la provocación.
Todo lo contrario,
el diálogo es un medio para expresar el respeto y la consideración por lo que
el otro representa.
El gobierno podría
dar una muestra tangible de que quiere construir opciones de intercambio y
concertación. Al menos en dos o tres aspectos que afecten la vida de los
venezolanos. Tales puntos están en la agenda pública, y pasan por los derechos
humanos, las soluciones al clima de inseguridad que vive el país, y un acuerdo
por promover la producción y poner orden en la economía. En cada una de esas
áreas es posible encontrar caminos comunes, que pudieran ser desarrollados en
todos los niveles territoriales, especialmente ahora que tenemos nuevos
gobiernos en muchos de ellos.
Ojalá que en el
año que se inicia en pocos días podamos encontrar espacios para las
coincidencias.
Es un reclamo de
todos los venezolanos. Hacemos votos para que todos los que tienen
responsabilidad para cumplir esa exigencia encuentren las opciones.
El país se merece
un feliz año 2014.
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