Por Miguel Velarde, 16/12/2013
Estamos llegando al final de un año que ha sido difícil para Venezuela. La inestabilidad ha sido la característica principal en lo que se refiere a lo político, a lo social y también a lo económico. Pero, si bien en esos tres aspectos el país enfrenta una profunda crisis, es la frágil democracia lo que mayor preocupación genera.
Hoy está en juego en el país lo mismo por lo que nuestros Libertadores lucharon hace más de 200 años: la libertad y la República. Sin darnos cuenta, hemos ido avanzando hacia un estado de subsistencia en el que enfocamos toda nuestra atención en obtener lo básico en nuestro día a día, mientras vamos perdiendo espacios y derechos esenciales para una vida en democracia.
Cuando uno está en medio de una tormenta tiene la impresión de que ésta no va a terminar jamás. Así se encuentra esa gran mayoría de venezolanos demócratas que sienten que el país con el que sueñan está cada vez más lejos de poder ser alcanzado. Muchos incluso han decidido levantar las manos y buscar nuevos horizontes, conscientes –o quizás no tanto- de que comenzar de nuevo nunca es fácil y menos lejos de su tierra.
Pero no es buen momento para rendirse. En realidad nunca lo es, pero hoy menos que nunca. Aunque parezca no ser así, quienes buscan dominarnos y coartar nuestras libertades incrementan su agresividad porque se saben más débiles que en el pasado.
El Plan de la Patria presentado por el oficialismo -y que seguramente será su bandera de lucha a lo largo del 2014- no deja dudas: vienen con todo y por todo. Es por eso que cada actor de oposición debe tener conciencia de que más que el de parlamentario, gobernador, alcalde o ciudadano, su rol será el de un gladiador que tiene la obligación moral y política de asumir los riesgos que la coyuntura le exige. Quién no esté dispuesto a hacerlo, es mejor que se haga a un lado y deje que pase el siguiente.
A Venezuela no le falta mujeres y hombres decentes y valientes que están dispuestos a darlo y arriesgarlo todo por su país. Nuestra generación ha tenido la inmensa fortuna de vivir una época en la que es tanto lo que está en riesgo, que así de grande también es la oportunidad de cambiar el rumbo del destino.
Del próximo año pueden depender los próximos 20 en Venezuela. En pocos días nos tocará enfrentarlo con todas las dificultades y peligros que éste traerá y sabremos si estamos o no a la altura de las circunstancias.
Uno no elige el momento de la historia que le toca vivir, pero sí puede elegir ser parte de ella.
http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/editorial/1152-editorial-189-un-momento-en-la-historia
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